XXII

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╰┈➤ VENENO

Narrador omnisciente.

Ya estaba oscureciendo y hacía más frío que hace unas horas. Candela invitó a Danilo a su casa para que coma algo y pase la noche ahí.

No le gustaba el hecho de que su novio durmiera solo en una terraza con tanto frío.

El Uruguayo ya estaba acostado en la cama de Cande y ella terminaba de acomodar su ropa.

—Gracia'... por dejarme quedarme —agradeció él.

—Mhm.

—Estaba re rica la comida, re bien cocina' —dijo tratando de sacarle conversación.

—Gracias —contestaba sin dejar de mirar al frente.

—Pensé que no ibas a volver, me asustaste, hermosa —se quedó en silencio unos segundos mientras miraba a su novia de espaldas— Can, por favor, hablame...

Finalmente se dio vuelta y vio a Danilo mirándola desanimado y medio perdido.

—Sé que está' enojada conmigo, pero no me ignore'.

—No te ignoro, estoy cansada y confundida —se acercó a él y dejó un beso en su cabeza.

Sánchez se corrió para dejarle un lugar y dio unas palmadas al colchón con una leve sonrisa. La chica se acostó a su lado y él la envolvió con sus brazos.

—Todavía no entiendo por qué me seguí' queriendo, fui un mogolico con vo' —confesó empezando a acariciar su pelo.

Candela sentía que Danilo tenía un veneno del que necesitaba, como si no pudiera vivir sin ese veneno. Y aún sabiendo que quizás no podía arreglarlo, quería intentarlo, miles de veces si era necesario. Ya ni le importaba perderse a ella misma, pero presentía que en cualquier momento iba a tocar fondo y todo terminaría.

—Nadie deja de querer de la noche a la mañana, menos a la persona que más ama, y vos para mi sos esa persona.

—¿A pesar de todo?

—Si, a pesar de todo.

—Si hay algo en lo que no te mentí, es en que te amo, e' lo má' sincero que te dije. Te voy a amar siempre, hasta cuando vos ya no me ames a mi —de a poco la voz de Danilo se iba quebrando.

Su novia se dio vuelta para tenerlo de frente.

—Tranquilo, Uru, vos descansa —acariciaba su cachete suavemente.

—Espero que me puedas perdonar algún día... buenas noches, Can —cerró los ojos y trató de dormir.

Como venía durmiendo incómodo o inseguro, esa noche pudo descansar bien, se sentía tranquilo estando con Candela. Pero a ella le costó más dormirse, hace días que viene igual. Terminó haciéndolo media hora después que Danilo.

C.

—¡Can! ¡Cande! —abrí los ojos rápidamente al escuchar los gritos de Danilo.

Me levanté de mi cama y volví a escuchar los gritos que venían del baño.

—¿Uru, estás bien?

—Si, e' que te quería preguntar si tenía' papel —contestó del otro lado de la puerta.

—Me asustaste, gil. Revisa el mueble, creo que ahí hay.

Unos minutos después salió y volvió a la pieza.

—¿Sabía' que la cana se llevó al Hernán?

—No, recién me entero. Vos tenés que cuidarte si no querés que te agarre —manotee del mueble ropa para ponerme— Me baño rápido y desayunamos algo, no hagas cagada.

Se sentó en la cama a esperarme y yo fui a bañarme, traté de hacerlo rápido.

—¿Qué vas a tomar, Uruguayo? —pregunté entrando a mi pieza mientras me secaba el pelo.

Danilo no estaba en ninguna parte de mi casa. Terminé desayunando sola y pensé en buscarlo más tarde, no quería joderlo e ir detrás de él como una mamá con su hijo chiquito.

Después de unas horas salí a buscarlo y fui directamente a la terraza donde se quedaba un par de veces, donde fuimos felices hace meses.

—Danilo, ¿estás acá? —pregunté acercándome.

Cuando me acerqué lo suficiente pude verlo tirado en el colchón con la mirada perdida.

—Danilo, la re concha de tu madre —insulté mientras me arrodillaba al lado suyo— Eu, Uruguayo, mírame. ¿Estás bien? ¿qué te pasa? —pregunté preocupada.

Solo miraba al rededor nuestro, pero a mi no.

Le di unas cachetadas no tan fuertes— ¡Danilo! No me asustes tarado —empecé a sacudirlo.

Agarré una botella de agua que tenía por ahí y le tiré en la cara.

—Por favor, Uruguayo, ¿qué te pasa? —comenzaba a desesperarme.

—Estaba fría, Can... —respondió secando su cara.

Empezó a reaccionar, pero todavía lo veía perdido, más bien, drogado.

Logré que se sentara, pero si no lo sostenía se caía, no tenía equilibrio. Junté su cuerpo con el mío en un abrazo mientras besaba su cabeza.

Narrador omnisciente.

Con el corazón en la garganta y un nudo en el estómago, Cande lavaba la cara de su novio para despabilarlo. Él sentía vergüenza y culpa por haber estado en esas condiciones frente a ella.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó la chica.

—No quería seguir molestándote en tu casa...

—¿Era eso o simplemente querías seguir drogándote?

Danilo no respondió nada, sabía que era por ambas cosas, así que decidió cambiar el tema.

—¿Dónde conseguiste la bici? —interrogó refiriéndose a la que le regaló para su cumpleaños.

—Sabía que la tenía un pibe del barrio en su patio.

—¿Te acorda' cuando te llevaba por El Fuerte?

—Me las tomo, Uruguayo —susurró parándose.

—Can, cielo, ¿estás bien?

—Mjm. Nos estamos viendo.

Le sonrió desanimada y bajó de la terraza para volver a su casa. Mientras volvía no podía evitar pensar en cómo encontró a Danilo. Nunca lo había visto así.

Ignoró a su mamá que cocinaba y fue directamente a su habitación. Se acostó boca abajo en la cama e hizo algo que no solía hacer, rezar. Con la voz quebrada rezaba para que algún día, el chico que tanto amaba, mejore y tenga más razones para quedarse que para irse.






















Holiiiiiiii, cómo están????

Quería actualizar anoche pero no tenía ideas.

Ojalá este les guste, nos vemosss.

Chauuu los amoooo 🫶🏼🫶🏼🫶🏼

VENENO -Danilo Sánchez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora