Merodeaba, como siempre el parque San Martín esperando encontrarme con alguien con quién hablar. Lo sé, que se puede decir de una cuarentona, profesora de un colegio mediocre.
Recuerdo esas largas noches ahogadas en alcohol, las mantas que cubrían mi pecho no eran más que serpientes, sola, solitaria...
En fin, ahí estaba yo, sumida en mi soledad. De pronto veo uno de mis alumnos acercarse, era Joel. Un muchacho alto, de ojos claros, pelo rizado y una gran energía, bordeaba los 18.
Con un gesto se acercó a mi y se incorporó a mi lado.
-Hola profe, cómo está?.
-Más o menos, si te soy sincera.
-Pucha profe si hay algo que pueda hacer...
Siempre me gustába ver sonreír a la profe Sofía, me hacía sentir parte de ella.
-Ya pasará Joel, no te preocupes
-Profe, no me gusta verla asi, usted sabe que es mi profe favorita.
Que considerado el hombre pequeño, si tan solo tuvieses al menos 10 años mas...
-Gracias Joel, ahora vete a casa, se hace tarde.
Con un abrazo y un beso en la mejilla se despidio.
Como era posible que un muchacho tan joven me haga sentir esto. Cuando senti su inocente beso senti mi piel arder intensamente, como una fogata.
Era imposible, solo tiene 17 años me repetía camino a mi departamento.
Esa noche todo fue distinto, ya no me sentia sola, al contrario una indescriptible felicidad se apoderaba lentamente de mi ser.
Cocine mi platillo favorito, tallarines con pollo y me dispuse a ver la tv con un vaso de vino al costado del sofa...
En clases todo iba bien, estába mas animada que nunca, todo gracias a Joel.
Sentía mi carne cada vez mas viva tras encontrarme con Joel varias veces en el parque, me contó que pasaba siempre por ahí porque le quedába camino a casa. Poco a poco sentía que me iba enamorando de aquel joven caballero. Pero también poco a poco mis prejuicios y temores se iban acrencentando.
Es muy joven, le gustaré?
Qué pensarán mis colegas?
Preferí mantenerlo en secreto, al fin y al cabo, nuestra amistad profesor-alumno aumentaba gradualmente.
Un día lo invite a cenar a mi casa, me dijo que no tenía problema ya que era huérfano, al oír esto me entristecí un poco por el, pero me dijo que no me preocupase que desde joven ha sido independiente.
No puedo creerlo la profesora Sofía me invitó a cenar, que felicidad, que ansias...
Esperé toda la semana para este día, ansiaba ver su bello cuerpo y su largo cabello rojizo.
Tengo miedo, que pensará de mí, es mi profesora.
Sentirá lo mismo?, para mi el amor no tiene edad.
Calmado me dirigí al ascensor, presione el piso 24 esperé, cada número ascendente del tablero electrónico generaba en mi una mezcla de ansia/temor...
Llegué, me dije, salí del ascensor y toque el 2403.
Muy tranquila me esperabá ella, con unos tacones negros que hacian perfecto juego con su vestido de encaje color azul marino. Con la mirada recorrí lentamente su figura de pies a cabeza.
Estaba hermosa, pensaba.
Cuando di con sus ojos un silencio recorrío mi ser y solo logré besarla en la mejilla y pasar.
Carne al horno con papas, me esperaba en la mesa, junto a una coca-cola de 500cc.
-Asumí que no bebías, dijo ella intrépida.
-Poco, confesé con seriedad.
-Oh, prefieres una copa de vino?, preguntó incredula.
-No, no con la coca estoy bien.
Tan joven y tomando, jaja bueno, tampoco estamos en los años 80' que rápido cambia la juventud.
-Gracias profe, la cena estuvo estupenda. Dije mientras me paraba
-Ya te vas?, preguntó ella desilusionada.
-Que estoy haciendo, son recién las 10 pm, puedo quedarme un poco mas.
-Por favor dime Sofía, dijo media sonrojada.
Le digo o no le digo?
...
Proseguimos a sentarnos en el sofá ver el late de así somos.
Me empezo a dar sueño e inconsientemente apoyé mi cabeza en sus senos.
-Oh, lo siento, dije avergonzado.
Ella, sin sacar mi cabeza de sus voluptuoso busto dijo:
-No importa. Mientras me acariciaba la cabeza.
No podía ser, me sentía en el paraíso.
No pude resistir mas, recuerdo que antes de quedarme dormido me besó la frente y el reloj marcaba las 1:45 am...
Era sábado, sentía un cuerpo tibio que me abrazaba, cruzando mi ser y desembocando en mi abdomen. Era la profe Sofía, aún no había despertado.
El reloj marcaba las 9:30 am, aún no quería despertar de este paraíso.
Sí bien no nos dijimos nada, nuestros cuerpos hablaron solos.
Me dedique a acariciar su aún tersa piel, fue algo maravilloso.
Tan bella, tan suave, tan sensual.
No puede ser que tenga 40, no los aparenta.
-Gracias oí de improvisto.
-Oh lo siento, sólo pense en voz alta.
-Profe, de verdad es que usted...
-Sofía recuerda me dijo, mientras ponía un dedo en mi boca.
-Bueno, Sofía usted, se que le parecerá extraño, pero usted, usted me gusta.
-Lo se, almenos lo creía. Tu también a mi Joel.
Hermoso momento pálpito por mi pecho, senti sus inocentes labios juveniles deslizandose por mi boca...
-Para mí el amor no tiene edad Sofía.
-No tengamos prejuicios, disfrutemos de nuestro amor y veamos que resuta...
El reloj marcaba las 11:09 am, lo deje en la plaza y con un beso me despedí de él...
Las semanas pasaron y las visitas de Joel fueron cada vez mas frecuentes.
Nuestro amor, inmoral pero poderoso, seguía siendo un misterio para todos...
Necesito verte, héroe de mis sueños, sultan de mis deseos, amo de mis emociones...
Qué te parece si te quedas después de clases?
Joel venga inmediatamente a mi pupitre, necesito hablar con usted.
-Qué sucede profe?
-Qué me dices guapo?, me susurro al oído.
-Por supuesto amada mía.
El timbre sonó y como de costumbre todos salieron disparados a sus casas.
Exaltado me acerqué al escritorio de la profesora, la cuál me esperaba con las piernas cruzadas, jugando con sus zapatos.
Me jaló de la corbata y me atrajo hacía ella, mordiendose el labio. Uní mis manos a sus senos mientras besaba su cuello.
Excitado, escuchaba sus gemidos de placer y sentía una energía misteriosa fluyendo por mi ser.
Qué es todo esto?, qué es esta sensación?, por qué no puedo detenerme?...
-Te amo, Sofía.
-Te amo, Joel.
No se sí fue un error, solo se que disfruto demasiado estando con el...