L. Estrellas fugaces bailando en la oscuridad.

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Intentó no pensar en nada durante la operación, concentrándose únicamente en Itachi; después de todo, su deterioro era evidente. Los médicos de Sunagakure habían sido claros: la anestesia era la única forma de mitigar el dolor que soportaba Itachi. Sus labios, pálidos y agrietados, escupían sangre en una cantidad que haría estremecerse hasta al más experimentado. Aun así, en medio de aquella atmósfera fúnebre, había quienes hablaban en voz baja sobre la boda de Naruto y Hinata.

Tenía el estómago revuelto.

Sakura cerró los ojos por un momento, tratando de sofocar el nudo que sentía en su pecho. La sangre que bombeaba con fuerza bajo su piel parecía querer estallar, pero no podía permitírselo. No ahora. Se ajustó la cofia y se obligó a entrar en el quirófano, respirando profundamente, aunque el olor a desinfectante, medicamentos y una ligera fragancia metálica se filtró por sus fosas nasales. La sensación de estar atrapada entre el deber y el dolor era casi abrumadora.

Kakashi ya estaba al lado de la enfermera, mirándola con preocupación. Ella intentó sonreírle con la mirada, pero no pareció funcionar, pues no cambió de expresión. Sasuke también estaba ahí, aunque más alejado para no estorbar; Sakura pensó que deseaba pasar, si era así, los últimos momentos con Itachi en caso de que la operación resultara mal. Cuando sus miradas se encontraron, él asintió con la cabeza, como queriendo decir que cualquier resultado estaría bien y que no sería su culpa.

Sakura apenas pudo contener el suspiro que escapó de sus labios cuando se acercó al cuerpo de Itachi. Su piel estaba pálida, casi traslúcida, y su respiración era tan lenta que por momentos parecía haberse detenido. El hombre que una vez fue un prodigio, una leyenda, ahora parecía tan frágil, tan pequeño. Sus dedos temblaron cuando tocó su muñeca, buscando el pulso que aún se aferraba a la vida, pero lo que encontró fue débil, casi imperceptible.

"Puede que ni siquiera sobreviva a esto", pensó, y una ráfaga de desesperación la invadió. Sintió que el nudo en su estómago se apretaba con fuerza. Pero justo cuando sus pensamientos comenzaban a fragmentarse, una mano cálida se posó sobre la suya. Levantó la vista sorprendida y se encontró con los ojos perla de Neji.

—Todo saldrá bien —le dijo con calma, pero con la certeza de alguien que había enfrentado la muerte demasiadas veces.

El simple gesto y las palabras de Neji parecieron devolverle un poco de la fuerza que había perdido momentáneamente. Se recordó a sí misma que no estaba sola. La formación ninja la había entrenado para canalizar sus emociones, para utilizarlas a su favor en lugar de dejarse consumir por ellas. Tsunade le había enseñado lo mismo, y Kakashi... él le había mostrado que, incluso en los momentos más oscuros, había espacio para la esperanza.

Así que se tragó el nudo en la garganta que todavía tenía, ajustó con una cinta su corazón para que los fragmentos rotos no se le escaparan del pecho y obligó a su cerebro a tejer pensamientos coherentes entre las grietas del dolor. Todo saldría bien.

Todo pasaría en un instante, y después de marcharía.

El Byakugo se expandió sobre su cuerpo, haciendo que algunos médicos quedaran sorprendidos. Fue entonces que comenzó a aplicar el chakra.

—Sakura, se está desviando el chakra —advirtió Neji. Ella sintió el sudor resbalar por su frente picándole los ojos, pero se obligó a mantenerse concentrada.

—Lo corregiré —murmuró, tratando de ocultar la creciente desesperación en su voz.

Sintió las manos de Kakashi colocar ambas sobre las suyas, una conexión que la hizo estremecer. Con cuidado, como si estuviera manejando un objeto frágil, él se unió a su esfuerzo, compartiendo su energía y su presencia. Ella apretó los dientes, luchando contra la oleada de emociones que invadían su ser. No era justo que él se expusiera así, que asumiera un peso que no le pertenecía. Y, sin embargo, la mirada decidida de Kakashi le decía que estaba dispuesto a arriesgarlo todo por ella, y eso le partía el corazón.

No me enamoraré en está vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora