Cap.-2

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Tras la humillación interna que sufrió día previo ni siquiera se había animado a declararse a Aoi el día anterior, se sintió simplemente impuro, en recompensa a ello se declararía dos veces el mismo día, en realidad incluso no era nada nuevo. Pero en esta ocasión era algo especial para si mismo, pues sería la declaración número cuatro mil, le pediría ayuda a Lemon esta vez para que saliera justo como quería.

—Ao, por favor, ¡tengamos una cita!—El chico extendió su mano con una rosa hacia su amigo, quién simulaba ser la chica.

—Aah, sí, claro.—Respondió mirando su teléfono, sin una pizca de interés.

—Yamabuki, ¡tómatelo serio!, eso no diría Aoi.

—Hombre, es que yo no soy Aoi, ¿por qué no vas con ella y te confiesas como siempre?

—Hoy no es una confesión normal, ya van tres mil novecientas noventa y nueve veces, hoy será la cuatro mil, quizás hoy me corresponda, es por eso que yo...

—Espera, ¿será la cuatro mil?—Le interrumpió y desvió la vista de su celular para finalmente verle, con algo de preocupación.—¿No es excesivo? Quiero decir... Quizás debas... 

—Ni siquiera lo menciones, no pienso rendirme y lo sabes bien.

Incluso para alguien que consideraba su amigo el número de declaraciones era exagerado, Lemon  solo lo observó mientras alzaba una ceja, pero por lo obstinado que era él sabía que lo que sea que dijese no iba a considerarlo, solo lo dejó, volviendo a su teléfono.

—Como quieras, vamos a clases.

Terminaron por restarle importancia, entraron ambos al salón, como de costumbre, las clases que apenas tienen mención transcurrieron, Akane citó a Aoi a un lugar más solitario y especial para esta ocasión, preparó su rosa y la pequeña caja de chocolates que tenía, la reunió en la azotea, un lugar típico y perfecto. El momento llegó, deseaba que fuese tan especial como lo imaginaba, aún si de un rechazo se iba a tratar.

—Ao, tú y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, sabes que me gustas y que quiero estar contigo, por eso mismo, te lo pido, ¡sé mi novia, por favor!—Cómo lo había practicado estiró su mano con la rosa mientras con la otra sostuvo los chocolates.

—Akane, creí que te habías rendido.—Soltó una risita junto al comentario mientras miraba de forma sonriente al chico, él se miró algo sorprendido, pero al instante lo relacionó con la falta de confesión el día anterior.

—Nada de eso, Ao, ayer tuve un pequeño inconveniente...

—No me refiero solo a eso Akane.—Se aseguró de mirar a los lados, para ver si estaban solos, al confirmarlo siguió.—Han pasado tantos años desde que has estado enamorado de mí, pero creo que es tiempo de decirte lo que siento al respecto.

Ella hablaba tan serena y su expresión de falsa alegría dominaba, él tan solo se emocionaba, asumiendo tan pronto que sería correspondido por fin tras su largo esfuerzo. Aoi continuó hablando.

—Intenté rechazarte miles de veces siendo amable, pero veo que aún no lo entiendes, pues no creas que no noto cuando eliminas a tu "competencia" pensando que haces bien porque son acosadores, creí que eso no era malo y que no me iba a afectar, pero sentí un alivio ayer cuando no te confesaste, pensé que por fin lo habías hecho, que por fin te habías dado por vencido.—La sonrisa desapareció en su totalidad de su rostro, hablaba ahora muy en serio.—Creo que tus actitudes afectan más de lo que me gustaría, traté darte a entender que solo somos amigos y nada más, pero eres insistente con el noviazgo siendo que no estoy lista para ello, y aunque lo estuviera, no me gustaría estar contigo. Perdóname Akane, pero no quiero ser tu novia y tampoco tu amiga.

—Esto... Es una buena broma, ¿cierto, Ao?—Rió nervioso, apenas creyendo que eso venía de parte de ella.

—No es broma, por favor déjame en paz.—Se inclinó un poco para hacerle una reverencia, intentando ser amable y clara, sin embargo de igual forma su semblante era de disgusto.

Posterior a ello miró con pena al pelirrojo quién quedó estupefacto, pero las palabras de Aoi estaban siendo justas, tenía razón, estaba siendo todo lo que odiaba en ese recuerdo cuando querían obligarla a ser su novia, como ese niño, terriblemente insistente.

Aoi no se movió en absoluto, aún no se iba, pues esperaba que Akane dijera algo, cosa que tan solo no pasó, él dejó caer la rosa y la cajita, asintió varias veces sin verle al rostro, no le dolía el rechazo, le dolía darse cuenta de lo repulsivo que estaba siendo en ese mismo instante, ella ni siquiera fue grosera en algún momento, ahora mientras se alejaba hacia la puerta para bajar tenía una sola pregunta rondando su mente; ¿Cómo no se había dado cuenta de esto?

—¿Otro rechazo exitoso?—Preguntó entre sonriente y burlón una voz familiar apenas abrió la puerta para bajar, era Teru.—Te estaba buscando, quería que...

Ignoró sus palabras, le pasó de largo con la expresión más vacía que mostró alguna vez, esto tomó a Minamoto por sorpresa, el Akane que conocía jamás hubiera tomado un rechazo de Aoi tan personal, volteó a ver a la persona aún presente en la azotea, parecía tan tranquila, no mostraba tampoco arrepentimiento, esto provocó algo de confusión en el mayor, dudaba si ir a consolar al vicepresidente o darle su tiempo, con tal de que no intentase morirse por el rechazo, sabiendo como era sería capaz de tirarse de un puente. Decidió mejor dejarle un tiempo y mañana hablar, él era una mala persona y todo lo que quieran, pero tenía empatía, odiaba a los espectros sin embargo su compañero seguía siendo más humano que espectro después de todo.


. . .

A partir de ese día, Akane prometió no declararse a nadie.

Masoquista | Teru x AkaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora