esperanza residual

Capítulo 54 : Para ayudar a los malos

Naisho llegó a casa alrededor de las 4:00 y se metió exhausto en la cama. Ekikyō había mantenido a Izuku despierto todo el tiempo; No estaban seguros de si era seguro que Izuku volviera a caer en la inconsciencia. Claro, esto no fue una conmoción cerebral, pero de todos modos fue una lesión cerebral. ¿Contó como una lesión cerebral? Estaban demasiado cansados ​​para presentar un argumento coherente en un sentido u otro. Pero todavía necesitaba dormir, así que tendrían que arriesgarse... una vez que tuvieran uno de los teléfonos de Izuku a mano en caso de emergencia.

Después de cambiarse, colocar el teléfono civil de Izuku en la mesa de noche y meterse en la cama, dejaron que sus mentes se separaran. Izuku gimió y se acurrucó sobre sí mismo, moviendo las manos para acunar su cráneo. Sentía la cabeza como si alguien hubiera encendido un fuego artificial en su interior, y le picaba la piel y la sentía demasiado tirante, en carne viva y oprimida. Débiles temblores en todo el cuerpo empeoraron el dolor de cabeza. En general, se sintió fatal. Y eso fue con Ekikyō manteniendo la mayor parte de su cuerpo entumecido. Sus músculos deberían estar doliendo mucho en este momento.

Ekikyō se acercó un poco más a sus mentes, ofreciéndoles todo el consuelo que pudo. "Lo sé. Lo siento, chico. Tratar de dormir. Deberías sentirte mejor por la mañana".

Izuku esperaba que así fuera.

El sueño finalmente lo encontró, y la mañana siguiente los encontró poco después. Demasiado pronto. Al menos, el terrible dolor de cabeza se había desvanecido hasta convertirse en una vaga presión. No es del todo doloroso, pero dificulta la concentración y sus pensamientos se vuelven confusos. Moverse dolía, pero adormecían lo peor sin apenas pensarlo.

Aizawa les había echado un vistazo esa mañana y les había tomado la temperatura para asegurarse de que no se habían "enfermado" otra vez. Intentaron despedirlo, diciendo que simplemente les dolía la cabeza, pero él no pareció creerlo. De hecho, tuvieron que convencer a Aizawa para que los dejara ir a la escuela. Era muy extraño y no tenían la energía extra para siquiera intentar descubrir la extrañeza.

No se dieron cuenta de que algo más estaba mal hasta que se encontraron con Hitoshi en su nuevo lugar de encuentro previo a la clase entre los edificios de Apoyo y Heroicos.

Hitoshi les sonrió y una vez que estuvieron lo suficientemente cerca, los saludó en voz baja: "Buenos días, Izuku, Ekikyō".

Hicieron una pausa en su propio saludo. Hitoshi dijo Izuku y Ekikyō, no Naisho (¿Izukyō?). Qué...? Se frotaron las sienes y se quejaron ante los pensamientos contradictorios que de repente pasaban por sus mentes. ¿Estaban en una inmersión profunda? ¿Por qué? No recordaban haber iniciado uno. ¿Se despertaron así? ¿Cómo?

La mano de Hitoshi agarró suavemente su brazo, estabilizándolos. "Oye, ¿estás bien?"

Uno de ellos (o ambos, no lo sabían) sacudió la cabeza. "Algo esta mal." Deberían poder separarse. ¿Por qué fue tan difícil esta vez? "Ayudar..."

La calma se apoderó de ellos y los músculos se relajaron involuntariamente. Cuando el mundo volvió a aparecer, lo reconocieron como ese estado intermedio de la peculiaridad de Hitoshi. "Dime qué pasa lo mejor que puedas. Mantén la calma mientras lo haces", ordenó Hitoshi.

Ellos cumplieron. "Desarrollamos lo que llamamos una 'inmersión profunda' donde nuestras mentes están tan en sintonía entre sí que esencialmente operamos como una sola mente, principalmente para mejorar los reflejos y permitir compartir la memoria muscular y los sentidos. Nosotros...parecemos estar atrapados en uno. Nos despertamos así después de una noche muy agotadora y no nos dimos cuenta hasta ahora".

Los ojos de Hitoshi se abrieron y el rostro palideció. "¿Que quieres que haga?"

Pensaron en la situación, todavía anormalmente tranquilos. "Creo que puedes ordenarnos que nos separemos. Nuestras mentes, eso es. No creo que desposeerlo en este momento sea prudente".