esperanza residual

Capítulo 41 : Simpatía

Bueno, Izuku se iba a quedar en lo de Uraraka por la noche, pero luego su casero decidió ser un imbécil e inventó una regla de que solo se le permitía tener una persona adicional que no fuera de la familia a la vez. ¡Ni siquiera habían sido tan ruidosos! (Está bien, la queja por el ruido probablemente fue que Hatsume de alguna manera hizo explotar el control remoto del televisor, ¡pero eso fue una vez! Uno pensaría que no todos crecieron alrededor de explosiones o algo así).

Eso tenía que ser ilegal, e Izuku iba a encontrar una manera de meter en problemas al propietario por eso. Pero no iba a meter a Uraraka en problemas mientras tanto. Entonces, Hitoshi se quedó con Uraraka mientras Izuku se quedó en casa de Hatsume esta noche. Solo tenía que dejar su equipo de vigilante en algún lugar seguro primero. ¡No es que no confiara en Hatsume! Porque lo hizo. Él simplemente... no quería que ella subiera (o explotara) su equipo de justiciero. No tenía suficiente dinero para reemplazar todo si ella lo hacía.

Entonces, le envió un mensaje de texto a Ciupan. Afortunadamente, el hombre le respondió rápidamente y acordó reunirse en su lugar habitual. Izuku sabía que técnicamente no debería estar solo (¡¿por qué nunca había considerado que sus zapatos lo delatarían a los traficantes?!) pero se cambió a sus zapatos de vigilante negros pintados con aerosol en lugar de sus rojos habituales. Con suerte, eso fue suficiente para despistar a la mayoría de la gente.

Todavía necesitaba encontrar a alguien que le hiciera a medida o modificara unas botas de combate adecuadas para él. En realidad... tal vez le daría a Hatsume sus zapatos sin pintar para que probara. Tenía los negros, y Nezu tenía razón. Los rojos no eran exactamente seguros de usar en este momento. (Si grandes héroes como Nezu se involucraban en la investigación, eso significaba que el grupo era más activo, ¿no?)

De todos modos, dejaría que Hatsume se adelantara para sacar el futón de invitados y hacer que su habitación fuera lo menos peligrosa posible mientras se encontraba con Ciupan en el edificio de apartamentos abandonado. El ex-vigilante (ex-héroe, ex-luchador de jaulas) lo estaba esperando cuando entró. "Oye, Ciupan. Gracias por reunirse conmigo en tan poco tiempo".

El hombre lo despidió, quitándose la máscara y las gafas. "No hay problema, Verde. Ahora, ¿de qué se trata esto? ¿Y qué pasa con todas las bolsas?

Izuku raspó el suelo con la punta de un zapato antes de quitarse la bolsa de vigilante del hombro. "Necesito que mires mis cosas de justiciero durante unos días. ¿Está... bien?

"Quiero decir, ¿seguro? ¿Estás bien, chico? Pensé que normalmente guardabas estas cosas en casa.

"Sí... yo, eh, no puedo ir a casa en este momento. ¡Pero!" añadió rápidamente, desviando la respuesta de Ciupan. "Me quedé con un amigo anoche y me quedaré con otro esta noche. Es solo que... ¿este es un inventor con afición por las explosiones?

Ciupan suspiró y sacudió la cabeza, pero le quitó la bolsa a Izuku. "Está bien, chico. Lo mantendré seguro para ti. Pero quiero una explicación completa la próxima vez que te vea. ¿Entiendo?"

"¡Entendido, Ciupan-sensei! Sería mejor que me ponga en marcha. Nezu me advirtió sobre quedarme fuera demasiado tarde con la caza de los traficantes", dijo Izuku, saliendo corriendo con la bolsa de lona y la mochila que le quedaban.

"¿Traficantes? ¡Niño, espera!

Izuku no esperó. De hecho, llegó muy bien al lugar de Hatsume. Hatsume lo estaba esperando y lo hizo pasar adentro tan pronto como llegó. "Mis padres ya cenaron, porque no sabían a qué hora iba a volver. ¡Pero hay sobras en la nevera! ¿Quieres ramen o chawanmushi? preguntó, llevándolo a la cocina.

"No he tenido chawanmushi en mucho tiempo", admitió Izuku con una sonrisa. "Gracias de nuevo por dejarme quedarme aquí, Hatsume".

"No hay problema", dijo Hatsume, saludando con desdén mientras hurgaba en el refrigerador. "Sé que harías lo mismo si nuestras situaciones fueran al revés".