CAPÍTULO 2

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Me desperté al día siguiente por un rayo de sol que me daba directamente en los ojos.

Me desperecé y cogí mi teléfono móvil, tenía un mensaje de un número desconocido.

Un vídeo, mi video, tenía el vídeo de ayer jugando a la ruleta rusa.

Junto a un texto que decía : << No le gusta que mis socios jueguen a esas cosas>>

Mierda.

¿Cómo había conseguido Matteo mi número?

O mejor: ¿Cómo había conseguido ese vídeo?

Me gustaba ese sitio para ir de fiesta porque te prometían exclusividad, quién iba a pensar que Matteo podría tener ese video.

<<Cómo has conseguido mi número o ese vídeo>>le escribí.

<< Buenos días>> respondió.

Le puse un interrogante, y después volvió a escribir.

<< Tengo mis secretos para contactar a los míos>>

<< Yo no soy de los tuyos>> respondí.

<< Quedamos hoy a las diez en el sitio de siempre>> respondió ignorando mi anterior respuesta.

Lo dejé en visto y bajé a desayunar.

Abajo estaban mis abuelos desayunando y hablando de algo en voz baja, pero pararon su conversación.

— Ayer tampoco dormiste en casa — me informó mi abuelo.

— Si lo hice.

— ¿A qué hora llegaste a casa?

— A las cuatro y media — dije sirviéndome café.

— ¿Qué parte de que pares no has entendido? — me quitó la taza de las manos.

— Ayer no hice nada malo.

— ¿Asesinaste?

— No.

Me miró incrédulo.

— ¿Dónde estuviste?

— En la calle.

— Valentina, ayer nos hackearon, se descargaron los archivos de Matteo Pellegrini, espero que tu no tengas nada que ver — dijo mi padre desafiandome con la mirada.

— Nada de nada.

— Mas te vale.

— Oye...no me espereis hoy, estaré todo el día con Gabriel — dije mirando a Andrea.

Yo sabía que ella realmente no era mi abuela, aunque había querido a mi madre como si lo fuera.

— No me gusta ese chico – respondió mi abuelo.

— Vale, pero a mí me cae bien.

No dijo nada, yo me terminé el café y subí a mí cuarto para prepararme.

Me puse unos pantalones de chándal negros y un top rojo, no me maquillé tan solo me heché colonia y cogí mi telefono.

Esa mañana me sentía inquieta, la amenaza de Matteo colgaba sobre mi cabeza como una espada de Damocles. No podía evitar preguntarme cómo había conseguido mi número y el vídeo comprometedor. ¿Qué podría querer de mí? Y sobre todo, ¿cómo iba a enfrentarme a esta situación?

Decidí posponer mi encuentro con Matteo y me centré en pasar el día con Gabriel, mi amigo de toda la vida. Necesitaba despejar la mente y alejarme de esta situación angustiante.

ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora