Me desperté al día siguiente por un rayo de sol que me daba directamente en los ojos.
Me desperecé y cogí mi teléfono móvil, tenía un mensaje de un número desconocido.
Un vídeo, mi video, tenía el vídeo de ayer jugando a la ruleta rusa.
Junto a un texto que decía : << No le gusta que mis socios jueguen a esas cosas>>
Mierda.
¿Cómo había conseguido Matteo mi número?
O mejor: ¿Cómo había conseguido ese vídeo?
Me gustaba ese sitio para ir de fiesta porque te prometían exclusividad, quién iba a pensar que Matteo podría tener ese video.
<<Cómo has conseguido mi número o ese vídeo>>le escribí.
<< Buenos días>> respondió.
Le puse un interrogante, y después volvió a escribir.
<< Tengo mis secretos para contactar a los míos>>
<< Yo no soy de los tuyos>> respondí.
<< Quedamos hoy a las diez en el sitio de siempre>> respondió ignorando mi anterior respuesta.
Lo dejé en visto y bajé a desayunar.
Abajo estaban mis abuelos desayunando y hablando de algo en voz baja, pero pararon su conversación.
— Ayer tampoco dormiste en casa — me informó mi abuelo.
— Si lo hice.
— ¿A qué hora llegaste a casa?
— A las cuatro y media — dije sirviéndome café.
— ¿Qué parte de que pares no has entendido? — me quitó la taza de las manos.
— Ayer no hice nada malo.
— ¿Asesinaste?
— No.
Me miró incrédulo.
— ¿Dónde estuviste?
— En la calle.
— Valentina, ayer nos hackearon, se descargaron los archivos de Matteo Pellegrini, espero que tu no tengas nada que ver — dijo mi padre desafiandome con la mirada.
— Nada de nada.
— Mas te vale.
— Oye...no me espereis hoy, estaré todo el día con Gabriel — dije mirando a Andrea.
Yo sabía que ella realmente no era mi abuela, aunque había querido a mi madre como si lo fuera.
— No me gusta ese chico – respondió mi abuelo.
— Vale, pero a mí me cae bien.
No dijo nada, yo me terminé el café y subí a mí cuarto para prepararme.
Me puse unos pantalones de chándal negros y un top rojo, no me maquillé tan solo me heché colonia y cogí mi telefono.
Esa mañana me sentía inquieta, la amenaza de Matteo colgaba sobre mi cabeza como una espada de Damocles. No podía evitar preguntarme cómo había conseguido mi número y el vídeo comprometedor. ¿Qué podría querer de mí? Y sobre todo, ¿cómo iba a enfrentarme a esta situación?
Decidí posponer mi encuentro con Matteo y me centré en pasar el día con Gabriel, mi amigo de toda la vida. Necesitaba despejar la mente y alejarme de esta situación angustiante.
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ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]
Teen FictionMuchas personas me juzgan por lo que hago, he hecho o quiero hacer, pero no entienden la razón, no entienden por qué. Soy la hija de los reyes de la mafia, he crecido en un mundo oscuro. Bajo la tutela de mi abuelo, también mafioso, he aprendido to...