Se había hecho de noche, y Matteo no había salido de su cuarto en todo el día, me había aburrido mucho, tampoco podía salir del departamento sin Matteo, me lo habían dejado muy claro, y tampoco dar un paseo por el Motel porque la ex de Matteo me asesinaba con la mirada cada vez que salía de la habitación.
Así que comencé a mirar en la nevera, decidí hacer una ensalada, era sencilla, así que ese sería mi plan; comerme una ensalada —las cuales no me gustan— con el mejor chico que he conocido —el cual me saca cinco años— en su cuarto deprimido por su ex, mi vida es una mierda, he pasado de ser la asesina más joven de todo el mundo a ser una fugitiva, en fin el karma existe, y actúa a la larga.
Como si el mundo se compadeciera de mí, Matteo salió de su cuarto a toda velocidad, iba vestido con unos pantalones que le quedaban muy bien y una camiseta negra, me miró como si estuviese haciendo una locura al cocinar— si se le puede llamar así—.
— ¿Qué haces? — preguntó al verme allí parada.
— Hacer la cena, no sé cocinar mucho — dije un poco avergonzada.
— Olvida eso, te cojo algo de camino, tengo una pista muy buena — dijo él cogiéndome de la mano.
Me arrastró hasta el aparcamiento, donde había un coche negro que se iluminó cuando Matteo le pulsó a las llaves.
— ¿Qué está pasando? — le pregunté a Matteo cuando me monté en el coche.
— Nuestro hombre frecuenta un bar de striptis bastante famoso, lo hemos visto bastantes días como este, siempre a la misma hora y el mismo día — me explicó centrado en el volante.
Conducía muy rápido, demasiado rápido, estaba tenso, respiraba agitadamente, en resumen: estaba nervioso.
Llegamos a un lugar casi desierto salvo por un local iluminado por sensuales luces rojas que iluminaban toda la estancia por dentro, había gritos y música, estaba en medio de la nada, buen sitio para hacer un prostíbulo, nadie pasaba por allí para denunciar por ruido.
— ¿Vamos a entrar? — pregunté.
— No, no quiero ponernos en peligro sin necesidad, dentro de poco llegará Leonardo.
Estábamos aparcados en la otra parte de la carretera, Matteo sacó una pistola de su bolsillo.
— En la guantera tienes una pistola, cogela por si acaso.
Revisé que era verdad y la saqué de la guantera.
— Ahí está — me advirtió Matteo.
Observé un coche negro, grande, todoterreno, un hombre estaba dentro, observando el ambiente, no había nadie más en el coche, pero antes de poder mirar nada más noté que algo chocaba contra mí.
Unos labios suaves chocaron en mi boca, unas manos se posaron en mi cintura y su olor inundó todos mis sentidos.
¿Matteo me estaba besando?
¿Porque?
Me quedé en shock por unos segundos, no sabía como reaccionar, pero le seguí el beso, era un beso como nunca había experimentado antes. Era intenso, apasionado, y me envolvía por completo. No sabía qué hacer, estaba tan sorprendida que no podía ni pensar. Pero Matteo no parecía tener planes de parar. Me rodeó con su brazo, me acercó a él y me besó con una pasión que me dejó sin aliento.
Me sentí como si estuviera en un sueño, como si todo fuera irreal. No podía creer que Matteo, el chico que me había cuidado y protegido durante tanto tiempo, estuviera besándome con tanta pasión. Me preguntaba qué estaba pasando, ¿por qué había cambiado de repente? ¿Qué había pasado mientras yo estaba cocinando ensalada en la nevera?
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ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]
Novela JuvenilMuchas personas me juzgan por lo que hago, he hecho o quiero hacer, pero no entienden la razón, no entienden por qué. Soy la hija de los reyes de la mafia, he crecido en un mundo oscuro. Bajo la tutela de mi abuelo, también mafioso, he aprendido to...