CAPÍTULO 11

24 1 0
                                    

Me desperté más temprano de lo habitual, apenas había dormido pensando en si había hecho bien en evitar que pasará algo con Matteo, el me gustaba de verdad pero no debía de permitir mezclar esos sentimientos con todo el plan, las cosas no iban bien si mezclaba esos conceptos, mis padres eran la prueba de eso. 

Unos ruidos en la cocina me alertaron, cogí mi arma y salí a la cocina con el arma por delante y preparada para ver de todo, bueno, menos a Matteo con una taza de café en el suelo completamente rota. 

— ¿Qué has hecho?— le pregunté bajando el arma y poniendo el seguro. 

— Estaba distraído, y… se me ha caido — se excusó poniéndose de rodillas y recogiendo los trucos de cerámica.

— Cuidado que no te cortes — le advertí asomándose a mi habitación y tirando el arma encima de la cama. 

— Ayer apenas nos vimos — dijo después de un silencio extraño. 

— Ya, las cosas podían ser un poco incómodas ¿No crees? — le dije bebiendo mi café, el que por supuesto que sí, me había preparado él. 

— Puede ser, pero sólo lo será si lo hacemos incómodo — dijo mirándome por el otro lado de la cocina. 

No contesté, no sabía cómo hacerlo, estaba clara la tensión que había entre nosotros, hasta que vi algo encima de la mesa. 

Eran unas fotos de Leonardo con otros hombres que no reconocí, pero estaban en una especie de garaje muy oscuro, con unas fotos encima de una mesa. 

—¿Que es esto? — le pregunté a Matteo. 

—Me han llegado hoy, nos hemos conseguido infiltrar con Leonardo, aunque no lo hemos conseguido del todo, todavía no confía demasiado, pero ya es algo. 

Miré a Matteo y luego a las fotos, un nudo en mi garganta se formó por los nervios y empecé a sudar mucho, estaba muy nerviosa. 

— No te va a pasar nada, tu tranquila, no lo permitiría — dijo apoyando su mano en mi hombro. 

Estuvimos todo el día ideando estrategias, viendo pros y contras para ver los fallos de nuestros planes, de momento solo nos quedaríamos aquí encerrados hasta encontrar un momento en el que podamos atacar. 

Por la noche estábamos viendo una peli, no me centre mucho en la película, sino en Matteo, que se había quitado la camiseta para estar cómodo y que me había pasado un brazo por detrás de los hombros. 

— ¿ Puedes hacerme un favor? — me pregunto sin quitar la mirada de la pantalla del ordenador. 

— ¿Que favor? — Le pregunté mirándolo.  

— Duerme conmigo, por favor — me miró suplicando que le hiciera el favor. 

Fui a decir algo, pero le miré y cambie de opinión. 

— Vale — le dije después de pensarlo por unos segundos. 

— Gracias. 

— No me las des. 

Después de terminar la película, que no había visto en todo el rato, fuimos a la cama. 

— ¿Por que has accedido? — preguntó cuando estaba recogiendo la habitación.  

—¿ Porque no debería de acceder ? — pregunté mientras me sentaba encima de la cama. 

— Porque sabes todo lo que quiero hacerte. 

— Ya. 

— ¿No te gusto? — preguntó. 

— Claro que me gustas — dije sin pensarlo. 

Me puse roja y baje la cabeza.

— Tu a mi también me gustas— nos quedamos un momento callados — hay otra cosa que me gustaría hacerte ahora. 

Fruncí el ceño, pero de un momento a otro ya me tenía sostenida la barbilla y me atraía hacia él para besarme. 

Nos empezamos a besar descontroladamente encima de la cama, me cogió de la cintura para ponerme encima de él, para tener mejor alcance a todas las partes de mi cuerpo. Mientras que él se veía muy corpulento y musculado, mientras que yo me veía esbelta, estaba segura que yo era tan fuerte como él. 

Empezó a quitarme la ropa, no me negué, de hecho, ni siquiera pensé, deje que me hiciera todo lo que quisiera y más, sólo disfruté como nunca antes había disfrutado. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora