Cuando llegué a la prisión de alta seguridad en la que estaba internado mi abuelo escondí la pistola, no me dejarían entrar con un arma, sobre todo a ver al criminal más temido de todo el país.
La escondí detrás de unas rocas en las que nadie buscaría.
Los guardias me miraron cuando me puse delante de la cámara de vigilancia, no era la primera vez que venía aquí a ver a mi abuelo.
— Hola guapa, qué tal — dijo un hombre que venía para saludar, era uno de los guardas que tenía mi abuelo, siempre me había dicho que a esos había que acudir cuando estuviera en problemas, porque los tenía chantajeados o sobornados.
— Mejorable, vengo a ver a mi abuelo — le informé.
— Espera, que hay otra persona para entrar.
Me hizo esperar para abrir la puerta al que estaba esperando para entrar, pero la persona que estaba esperando para entrar era nada más y nada menos que Matteo.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó cuando me vió preparada para que viniera alguna policía y me cacheara.
— Vengo a ver a mí abuelo.
— ¿Ahora?
Asentí.
— A mí me envió una carta para que viniese.
Me sorprendió que mi abuelo le había enviado una carta a Matteo también, era extraño, todo en realidad era extraño.
— A mí también.
Vino el guardia y nosotros nos callamos.
— Valentina, tengo un problema, la agente mujer que debería de estar aquí no está, entonces no tenemos a quién te cachee.
— Me da igual, hazlo tú mismo, tengo prisa.
Comenzó a tocarme los brazos asegurándose de que no tenía nada que pudiese pasarle a ningún preso.
Bajó hasta mis tobillos y comenzó a sobarme las piernas, el hombre parecía bastante complacido al verdad, cuando llegó a mis muslos se demoró más de lo habitual, lo cual era incómodo, pero más incómodo era que Matteo estuviera detrás, viendo como prácticamente me tocaba el culo.
Y como si escuchase mis pensamientos Matteo intervino.
— No creo que tenga una pistola en el culo — dijo de malas maneras empujando al guardia.
— Hay gente con mucha imaginación.
— Termina rápido, te ha dicho que tiene prisa — dijo con un ligero tono de amenaza.
Volvió a cachearme, mucho más rápido, por supuesto, pero esta vez pasó a mi cintura, me tocó tan cerca de los pechos que me sentí mal hasta yo misma.
Después esperé a Matteo, sentía que si los dejaba solos Matteo lo mataría, y la verdad me sentí bien, me sentí poderosa, sentí que tendría que vigilar a mis hombres de cerca porque me ayudarán hasta cuando yo no lo pidiera.
Con él por supuesto, acabó mucho más rápido, claro que sí, seguro que a él no le apetecía tocarle el culo, sobre todo cuando lo estaba asesinando con la mirada.
— Ya está — dijo el hombre levantándose.
Pasamos por donde nos indicó su otro compañero, hasta una sala donde mi abuelo nos esperaba. Estaba enfadado, se le notaba en la cara.
No me convenía enfadar a mi abuelo.
— Hola Pellegrini — saludó seca a Matteo.
— Llamame Matteo.
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ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]
Genç KurguMuchas personas me juzgan por lo que hago, he hecho o quiero hacer, pero no entienden la razón, no entienden por qué. Soy la hija de los reyes de la mafia, he crecido en un mundo oscuro. Bajo la tutela de mi abuelo, también mafioso, he aprendido to...