CAPÍTULO 4

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— Princesa, eres perfecta.

— ¿Perfecta para quien? — pregunté a Matteo.

— Para mí, eres lo que he estado buscando desde que tengo uso de razón, y ahora ya estás aquí — dijo Matteo dejando los pies en el acantilado y cogiéndome de la mano.

— Pues hazme tuya – le pedí.

— No puedo — se negó.

— Si puedes, te lo estoy pidiendo, por favor.

— Eres menor, y estaría mal.

— ¿Por qué? ¿Es que tu no deseas lo mismo que yo?

— Claro que sí, te deseo mas que a nadie en el mundo, pero no puedo.

— Por favor, hazme tuya de todas las formas posibles – nos miramos por un momento — por favor.

Nos quedamos mirando al filo del acantilado y... No se quien se abalanzó a quién, no sé cómo llegamos lejos del filo, no sé cómo de un momento a otro él estaba sin camisa y con el cinturón medio desabrochado, no sé como yo me había quedado en sujetador, la verdad no me estaba arrepintiendo, Matteo me había cogido mientras yo enrollaba las piernas en su cintura notando su dureza, nos trasladamos a la parte de atrás del coche donde empezó a quitarme los pantalones.

— No deberíamos hacer esto — repetía constantemente, pero no paraba de desnudarme.

Empezó a meter los dedos, pero a mí no me bastaba, quería más, más de él, lo ansiaba.

— No me hagas sufrir... — dije entre jadeos.

Él no contestó, solo fué más rápido, no sé cuando fué pero ya estaba notando su miembro en mi entrada, estaba preparada para esto, lo estaba, claro que lo estaba, lo estaba más que nada, lo llevaba esperando incluso antes de conocernos.

Notaba que estaba a punto de entrar cuando...

Me desperté sudada y envuelta entre las sábanas. Tenía la respiración agitada, y me costaba asimilar donde estaba.

No podía creer lo que acababa de soñar.

Yo.

Matteo.

Él.

Yo.

Dios... no podía ser, debía de ser una broma.

Justo entonces algién llamó a mi puerta.

— ¿Pudo pasar Valentina? Soy Andrea — dijo mi abuela cuando entró por la puerta.

— Sí — dije yo intentando relajarme.

— Quería hablarte de tu cumpleaños, queremos hacerte una fiesta, pero sabemos que no te gusta mucho ser el centro de atención.

— Ya.

— Así que queríamos saber a quién te gustaría invitar.

— Gabriel – dije sin pensarlo.

Aunque en mi cabeza también había otro nombre.

— ¿Solo a él? — preguntó.

— No sé, a los tios...

— ¿No quieres invitar a Matteo? — preguntó entonces sentandose en la cama.

— ¿Cómo sabes... ? — me interrumpió antes de que terminara la pregunta.

— Soy tu abuela, se donde estas y cuando actúas de una forma rara, además, ayer te dejó en la puerta — me aclaró.

— ¿El abuelo lo sabe? — pregunté.

ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora