CAPÍTULO 8

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La mañana siguiente llegó demasiado rápido. Me desperté con el sol filtrándose por las cortinas, iluminando la habitación con un resplandor cálido. Me estiré en la cama, sintiendo los músculos tensos por la tensión acumulada del día anterior. Miré el reloj: 7:00 AM.

Me levanté y me dirigí al baño, donde me di una ducha rápida, esperando que el agua caliente me ayudara a despejarme. Pensé en la promesa de Matteo y en la noche anterior. Aunque había muchas cosas aún sin resolver, sentía que habíamos dado un paso importante hacia adelante.

Vestida y lista, salí de mi habitación y me dirigí a la pequeña cocina del motel. Allí encontré a Matteo, que ya estaba despierto y preparando café. Me saludó con una sonrisa cansada.

— Buenos días —dijo, entregándome una taza de café—. ¿Dormiste bien?

— Lo suficiente —respondí, tomando un sorbo del café—. ¿Y tú?

— También. Tenemos mucho que hacer hoy.

Asentí, y nos sentamos en la mesa de la cocina para discutir nuestros planes. Matteo sacó un mapa y algunos documentos que había estado revisando.

— Tenemos que estar preparados para cada posible escenario —dijo, señalando diferentes puntos en el mapa—. Leonardo es astuto, y no podemos permitirnos cometer errores.

Pasamos las siguientes horas planificando y repasando cada detalle. Matteo había conseguido información valiosa sobre los movimientos de Leonardo y sus posibles escondites. Decidimos dividir nuestras tareas: él se encargaría de la vigilancia y la logística, mientras yo trabajaría en crear una identidad digital sólida para Bria.

— Recuerda, es crucial que todo parezca auténtico —dijo Matteo—. Necesitamos que cualquier investigación que hagan sobre Bria los lleve a una red de información convincente.

Pasé el resto de la mañana creando perfiles en redes sociales, diseñando una historia creíble para Bria. Subí fotos, actualicé estados y me aseguré de que todo se viera lo más real posible. Fue un trabajo tedioso, pero necesario.

Al mediodía, Matteo volvió con algo de comida rápida. Nos tomamos un breve descanso para comer, pero la tensión en el aire era palpable. Sabíamos que cada momento contaba.

— ¿Estás lista para esta noche? —me preguntó Matteo mientras mordía su hamburguesa.

— Sí, lo estoy. ¿Tienes todo lo que necesitamos?

Matteo asintió y me pasó una pequeña bolsa. Dentro había una pistola y un dispositivo de escucha.

— Este dispositivo es para que podamos comunicarnos sin ser detectados. Póntelo en la oreja y asegúrate de que esté siempre encendido.

Asentí, guardando la pistola en mi bolso y colocándome el dispositivo en la oreja.

— ¿Qué pasa si algo sale mal? —pregunté, aunque sabía que era una pregunta sin una respuesta sencilla.

Matteo me miró con seriedad.

— Si algo sale mal, nos reagrupamos aquí. Pase lo que pase, no actúes impulsivamente. Necesitamos mantener la calma y seguir el plan.

La tarde transcurrió en un estado de preparación constante. Repasamos nuestros planes una y otra vez, ajustando detalles y asegurándonos de que no hubiera cabos sueltos.

Finalmente, cuando el sol comenzó a ponerse, nos dirigimos al coche. Condujimos en silencio, la tensión en el aire aumentando con cada kilómetro que recorríamos. Llegamos al lugar de encuentro y estacionamos en un lugar estratégico, desde donde podíamos observar sin ser vistos.

ENTRE SANGRE Y VENGANZA [#2 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora