𝐀lma nunca creyo que alguien seria capaz de amarla, por eso se acostumbro a los malos tratos de Simon. pero un dia llego alguien más, alguien que la trata como realmente se merece; Matias Recalt
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୨ Perspectiva de Matias ୧
La había cagado y mucho.
Anoche, ya harto de hacerla sentir mal, escuche que fue al jardín y fui yo también. Estuvimos de lo más bien, me sentí realmente cómodo con ella.
Pero al otro día, tenia que hacer que eso no había pasado, o al menos ni mencionarlo cerca de Simon.
Todos ya sabían lo que estaba pasando, tanto que pude pedirles ayuda a Felipe y Pardella.
Alma había mencionado lo de aquel encuentro que tuvimos mientras Simon estaba presente.
Llegamos de un largo dia, y yo ya estaba metido en problemas.
¡Bien, Mati!
Simon me agarro del brazo con un agarre brusco y me llevo hacia la habitación.
Parde y Pipe ya sabían que hacer. Así que mientras Simon me llevaba a su habitación, los chicos me seguían para ir a la habitación de Alma para distraerla.
Ni bien puse un pie en el cuarto de este tarado, sentí sus duros nudillos chocando con mi ojo, haciendo que por el impacto, mi espalda y mi cabeza choque contra la puerta.
No pude evitar que un quejido de dolor salga de mi boca.
Simon comenzó a gritarme, pero no podia oírlo, estaba muy concentrado en mi vista nublosa y mi mareo.
Sentía que iba a desmayarme.
୨ Perspectiva de Alma ୧
–No te quiero cerca de él.
–Simon, ¿Te das cuenta lo que estas diciendo?–pregunté intimidada pero intentando sonar firme.
Faltaban horas para irnos y Simon me había venido a controlar (literalmente). Me estaba diciendo que ahora que estos tres días que no estaría en el mismo techo que el mío, no quería verme cerca de Matias.
Como si eso llegara a pasarme. Matias y yo estábamos a años luz.
–Prométemelo, Alma–sus manos rodearon mi ante brazo, aferrando sus dedos con todas sus fuerzas. Solté un quejido del dolor.
–Simon, soltame–dije con la respiración agitada.
–¿Me escuchaste?–su tono cambio a uno más acido aún, y sus dedos ejercían más fuerza hacia mi pobre bracito.
–Sim...–me interrumpí cuando sus dedos me soltaron y se alejo de mí cómo si mi cuerpo quemara. Lo mire para ver que había ocurrido, y estaba mirando por arriba de mi cabeza como si de un fantasma se tratase.
Mire hacia donde él miraba, Maria estaba ahi y con cara de culo (Más de la que tenia siempre, o sea imagínense)
