𝐀lma nunca creyo que alguien seria capaz de amarla, por eso se acostumbro a los malos tratos de Simon. pero un dia llego alguien más, alguien que la trata como realmente se merece; Matias Recalt
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Abrí los ojos gracias a la tenue luz de la ventana.
No sé ni que hora era, ni como tenia una manta encima; solo sé que él seguía aquí, debajo de mí, con sus brazos rodeando mi cuerpo.
El frío al estar desnuda no lo sentí. Yo no era sonámbula así que estaba segura de que fue Matias quien trajo la manta, me tapo, y luego volvió a acostarse debajo de mí.
Suspire, y puse una mano en el pecho de Matias para poder levantarme. Cuando gire la vista hacia su cara, se estaba tapando los ojos con el antebrazo.
–La idea era despertarme antes que vos y hacerte un desayuno–hablo sin sacar su brazo de su cara.
–¿Hace cuanto estas despierto?–pregunté con intriga. Porque aunque tenia la voz más ronca de lo normal, esa no era la voz de un recién despierto.
–Como cuarenta minutos–sonrió y yo me reí.
–¿Entonces?–pregunté entre risas.
–No te quería despertar–sonreí mientras negaba con la cabeza y le pegue suavemente en el pecho.
–Anda, pajoso–dije haciendo un montoncito con la mano y alargando la ultima "A" del "Anda".
–No sé donde están las cosas en tu casa, che–se defendió–Pero me vas a tener que hacer un house tour, porque no va a ser la ultima vez que venga acá–dijo sin descaro alguno luego de sacarse el brazo de los ojos.
Y sí, el hijo de puta sabia lo nerviosa que me ponía y como me sonrojaba, por eso quería verme.
Estaba por morirme de la ternura con la cara de dormido que tenia.
Matias separo los labios pero aún así levanto una comisura, planteándole una sonrisa mientras me miraba fijamente.
Una mirada que me hizo sentir que estaba desnuda.
Ah, cierto, lo estaba.
–¿Qué?–pregunté después de que se quedo mirándome fijo con una sonrisa. Obvio que me encantaba lo que estaba viendo, pero ya me estaba haciendo creer que tenia un moco.
Matias se relamió los labios, luego se mordió el inferior al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
