𝐀lma nunca creyo que alguien seria capaz de amarla, por eso se acostumbro a los malos tratos de Simon. pero un dia llego alguien más, alguien que la trata como realmente se merece; Matias Recalt
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☾ Capitulo largo Contiene escenas explícitas ☾
Me encantaría decirles que paso algo con Matias en aquella fiesta, pero no.
O sea, si bailamos juntos, bebimos juntos, nos dedicábamos canciones pero ni un beso.
Igualmente no podia quejarme. Cada mirada con Matias, cada palabra intercambiada y cada tacto intencionado hacia que las mariposas de mi estomago vuelen cómo locas.
Y por suerte se ofreció a llevarme hasta mí casa, y eso estábamos haciendo.
Estábamos en su auto, apenas tomados y hablando de cosas de la vida.
–Nah, igual el mejor cafe es el frío. El caliente no me gusta.
–Pero recién me dijiste que te gustaba el caliente también–Matias me miro de reojo.
–Si, pero no sé. Me gusta más el f...–la risa de él me interrumpió–¿De que te reís?–dije mirando su perfil hasta que dejo de reírse y me miro a mí.
–Me da risa lo vueltera que sos.
Lo mire intentando camuflar mi confusion.
–¿Eh?
–Sos media lenta vos, ¿O estoy errado?–dijo aún mirándome.
Sentí como el coche se freno, ya habíamos llegado.
Fruncí el ceño un poco confundida y MUY nerviosa. Quería pensar que me lo decía por tonta para no sonrojarme, pero sus ojos brillantes desviados en mi boca me confirmaban que era por lo contrario.
No sabia que responder, me quede en silencio y creo que él no se lo tomo muy bien.
–Chau, Al–me acomodo el pelo detrás de la oreja y se acerco para darme un beso en el cuello.
Fue un beso húmedo, un beso que no tardo en calentarme. Rezaba para que no sienta mis pulsaciones aceleradas, mi respiración entrecortada ni mi sonrojo cuando se distancie.
–Buenas noches–dijo guiñándome un ojo una vez se separo de mí.
–Buenas noches–le dije yo, media embobada.
Baje del auto y mientras abría la puerta no podia parar de repetir ese beso en mi mente. Quería que vuelva a suceder y sabia que él aún estaba detrás mío, sé que no se iría hasta que no me vea entrar sana y salva.
Mis ganas de correr a él y besarlo se disociaron cuando la puerta por fin abrió.
No mire hacia atrás, solo la cerré.
Repose mi cuerpo sobre la puerta, largando un largo suspiro.
Estaba arrepentidisima de no decirle "Hermoso de mi corazón, perfecto de mi alma; veni y pasa la noche conmigo"
