𝐀lma nunca creyo que alguien seria capaz de amarla, por eso se acostumbro a los malos tratos de Simon. pero un dia llego alguien más, alguien que la trata como realmente se merece; Matias Recalt
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Sé que me arrepentiría de esto. Sé lo mucho que lloraría.
Pero es egoísta pensar en mí y no en él.
Así que acá estaba yo, en la puerta del departamento de Matias con su camisa en mano y lagrimas en los ojos.
En la noche, Matias me había mandado muchos mensajes, desde diciendo "A Simon le voy a quebrar la cabeza del choto, a ver si por una vez piensa con la de arriba" hasta tres "Te extraño".
Pero yo había ignorado todos. Solo me limite a responderle en la mañana con un "Pásame la dirección de tu casa". Y acá estaba.
Por fin vi a Matias. Caminaba hacia mí con las llaves en su mano derecha y tenia una sonrisa de oreja a oreja, a un lado, en la mandíbula, tenia una parche raro que se camuflaba bastante con el color de su piel. Mire para abajo y seque las lagrimas de mis ojos para que él no las notara.
–Hol...–se interrumpió luego de que se acerco para saludarme con algo que no se si iba a ser un beso en los labios o en la mejilla. Pero yo corte abruptamente su movimiento poniéndole la mano que tenia su camisa en el pecho. Él se freno, confundido, y cuando se alejo agarro la camisa.
–Esto termina acá–dije señalándonos mientras intentaba tragarme el nudo que tenia en la garganta. Ni bien terminé de hablar, él me miro preocupado.
Después de unos segundos de solo miradas, Matias se empezó a reír.
–Dale, boluda. No me hagas asustar–dijo pegándome suavemente en la mejilla. Él no me creía, bueno, en realidad parecía no querer creerme.
Rodee su muñeca con una de mis manos y la aleje de mí rostro, ahi pareció entender que no lo decía jodiendo.
–Chau, Matias–me di media vuelta, pero antes de que pudiera dar un solo paso, me sujeto del brazo y me tiro hacia él.
Podia sentir su pecho en mi espalda, su aliento en mi oído y mi piel erizarse.
–Alma, por favor–susurro cerca de mi oído en un tono de suplica, acompañando con la voz y respiración entrecortada.
Tenia ganas de darme vuelta, besarlo, y decirle que siempre estaría ahi. Quería agradecerle por todo lo que había hecho por mí, porque no solo me hizo sentir, también me demostró como me gusta que me amen y eso hizo que me aleje de a poco de Simon.
