Cuando Louis fue llamado para ser caballero en la orden real de los Styles, no se imaginó que significaría estar al pendiente del más joven de la familia y prácticamente ser su guardia personal.
Harry no quería a alguien detrás de él, Louis no querí...
—Llevamos años en este barco—exageró el rizado de 5 años tomando asiento y haciendo un berrinche.
—Pero lo querías visitar, ¿no? —Pregunta la reina, divertida.
—Sí...—murmuró bajando la mirada.
—Él también hace el mismo recorrido cuando viene y creo que le emociona más la idea de llegar a verte que el camino.
—¡A mí también me emociona verlo! —Grita el pequeño levantándose y pidiendo ser tomado en brazos por su madre, quien empieza a distraerlo con las pocas montañas que ya se alcanzan a ver.
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—¿Y crees qué es una buena idea? —Cuestionó Zayn a un lado de su amigo mientras este sube sus cosas en el segundo barco.
La diferencia era notoria, el tamaño era más reducido, solo portaba una vela y su máximo de capacidad eran 10 personas. No había cubículos, tan solo un espacio pequeño para provisiones y a sus lados contaban con remos en caso de emergencia.
Se mantenía sostenido a un lado del gran barco por unas cuantas sogas que al momento de desatar, lo harían descender al mar.
No se le hacía seguro que alguien de la realeza viajará ahí, sobre todo cuando el camino aún involucra unos cuantos días más en medio del océano.
—No tengo opción Zee, es mi oportunidad.
—¿Por qué no me dijiste nada? —Preguntó después de un momento de silencio.
No supo interpretar si la pregunta salió con enojo o seriedad, pero sabía que le iba a exigir una respuesta y a este punto, ¿para qué mentir?
Dejó las cosas bien ordenadas y se levantó sin darle la cara a Zayn, solo bajando el rostro mientras cerraba los ojos.
—Escucha, lo que te dijo Taylor es una suposición, no hay nada confirmado de que yo sea de la realeza, sin embargo...—dejó salir un suspiro—desde que llegamos con los Styles siento todo muy familiar.
Silencio, esperando alguna respuesta.
—Nunca quise hablar porque creí que me tomarían de loco—agregó.
—¿Y yo qué?
—No sé—finalmente se volteó y dirigió su mirada a su amigo—, supongo que deduje que pensarías lo mismo, dime, ¿enserio crees esto?
Zayn rasco su barbilla analizando su respuesta. Louis lo notaba muy dudoso.
—Es raro, no te voy a mentir—admitió—, pero con lo que pasó en la comida aquel día en Killoran si me dejó extrañado. Yo te afirmo que nadie en el pueblo conoce eso.
