Capítulo XII (Parte 1)

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  —Me da miedo Ni—informó el ojiverde con tan solo seis años.

—Solo es un cachorrito—respondió sujetando al pequeño lobo café.

—Pero siempre está encima de mí y me muerde.

—Es porque le gusta jugar—señaló una tercera voz detrás del rizado.

—¡Tú! —Chilló emocionado el ojiverde, abrazándolo.

—Dile que no le hará nada—pidió el rubio colocando al animal en ambos brazos.

—Confía en mí Hazz—mencionó tomándolo de una mano para llevar la de ambos al lomo del lobito.

—Confía en mí Hazz—mencionó tomándolo de una mano para llevar la de ambos al lomo del lobito

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Este día sin duda parecían vacaciones, lo que a lo mejor muy dentro de él pedía, pues, aunque no lo parezca, estar la mayor parte del tiempo detrás de alguien y hacer guardia en su habitación era agotador, pero sobre todo aburrido.

Ahora que podía contemplar los copos de nieve y un ritmo nuevo del reino, cada segundo era valioso. Sí, tenía que estar al lado de Harry, pero realmente había lapsos de tiempo en el que se olvidaba de él, y de todo en general.

Sentía que volvía a su infancia sin saber por qué, pero se visualizaba corriendo en el bosque, formando figuras y lanzando bolas de nieve. Se sentía realmente feliz, pero sobre todo asombrado por la nueva cultura que conoció.

La aldea era un poco menos en comparación de Elyst y todos ahí los recibían con mucho cariño, principalmente a los príncipes. Se notaba que eran más queridos ahí, sin embargo, así eran en Killoran; personas amables, alegres y cálidas dispuestas a acoger cualquier nuevo visitante, porque claro, los vientos y las lluvias blancas eran demasiadas frías para todo aquel que se digne a pisar dichas tierras.

Su recorrido no terminó ahí. Gracias a un carruaje, fueron llevados a uno de los puntos más importantes del reino y que toda persona le tiene respeto, no solo por las leyendas, si no por la supuesta historia que dicha construcción de piedras poseía. Ubicado cerca de las orillas del territorio, un monumento estaba posicionado en medio del lugar; parecía que no tenía nada de sentido y solo había sido colocada por estética.

—Cuenta la leyenda—narra Niall sin detener su paso camino a la arquitectura—, que los primeros habitantes de Killoran construyeron este monumento porque uno de ellos vio a una sirena; en esta misma playa y ese mismo punto en el que está—señaló luego de mover algunas hojas.

Actualmente se encontraba cubierto por capas blancas, pero aún era distinguible a la vista. Nieve y arena se mezclan homogéneamente que parecía una playa nevada.

—Esa es una leyenda, otros dicen que es un símbolo de honra a los antepasados de los actuales lobos—concluyó dejando a todos cara a cara con la estructura.

This Love- Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora