•Capitulo 7

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Un día después, Olivia ya se encontraba en el reino de Blanco, estaba especialmente frío aquellos días.

El reino de Blanco se caracterizaba por la cantidad de nieve que caía durante el año, a veces solía estar todo cubierto y otras veces las flores lograban salir.

Era el país más grande, ya que para llegar a las montañas de nevada debían viajar toda una semana desde el castillo.

Olivia se encontraba con su vestido blanco que hacía que su cabello rojo resaltara, el vestido la abrigaba completamente y ella se sentía cómoda en aquellas ropas.

Caminaba hacia su habitación cuando su padre la encontró.

-Nos han invitado al reino de Rojo.- dijo su padre.- Saldremos al amanecer.

Olivia estaba confundida.

-¿Saldremos?

El rey de Blanco asintió.

-Y te ha llegado esto.- le entregó una carta con un sello peculiar.- viene del reino Verde.

Olivia tomó el sobre mientras su padre le decía que preparara sus cosas.

Ella se adentró en su habitación y se quedó parada abriendo el sobre.

>>Querida Oli...

He coordinado con los herederos del reino Azul y Rojo para reunirnos en el castillo de Rojo, te esperamos allí, también estarán los herederos de Naranja y Amarillo.

NO FALTES.

Solucionaremos el problema desde la raíz.

~Con cariño; Hanna de Verde<<

Olivia suspiró con pesades. 

Más, sin embargo, algo dentro de ella la empujaba a hacerlo.

Tomo una de sus maletas para alistar sus cosas, llevo lo esencial y una que otra cosa para adentrarse en el bosque de azufre.

Su arco y muchísimas flechas.

Estaba decidiendo entre llevar un atuendo parecido al que ella usaba para montar a caballo o uno para cazar.

Al final se decidió por el de casa, era más cómodo y fresco, pues el reino de Rojo se caracterizaba por ser el más caluroso y estaba de tercero en la lista de las naciones más grandes.

Siendo el segundo lugar el reino de Negro.

Su puerta fue tocada mientras terminaba, se apresuró a guardar todo y abrió la puerta para encontrarse nuevamente a su padre, quien le entrego otra carta.

-Del reino Azul.- su padre le sonrió y ella rodó los ojos.

El rey de Blanco entro a su habitación y ambos se sentaron en la cama.

-¿Por qué ruedas los ojos? ¿No te agrada Kurt?

-Si papá, si me agrada, es solo que ahora tengo otras cosas en que enfocarme, y tu sonrisa solo me ha dicho que crees que estamos en algo.

-Bueno, tal vez, pero hija.- le toco el cabello.- eres joven, y tienes mucho camino por delante.

>>No tanto<< pensó Olivia. 

Aunque la princesa de Blanco no era tan expresiva, su padre la conocía.

-¿Qué te tiene con esa cara tan triste?- le pregunto.

Olivia suspiró.

-Me alcanzaron.

Su padre la miro con una ceja encarnada, luego entendió lo que quería decir y la rodeo con su brazo.

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