•Capitulo 10

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El rey se encontraba sentado en una de las sillas que estaban en el patio principal.

-¿Albin?- escucho.

Cuando se giró vio a un viejo hombre de pelo rubio caminando hacia él con un bastón.

-¿Qué pasa muchacho?- pregunto.

-No es nada, solo es Olivia.

El rey le contó a aquel hombre quién había sido su consejero desde que empezó en el trono.

-Esa bruja Secille, las pagará todas cuando muera.

-¿Es verdad que esa mujer es inmortal?

El consejero asintió.

-Pero hay una forma de matarla y si no estoy mal solo así pondrán deshacer todas las maldiciones que ella alguna vez hizo.

-¿Cómo?

-Deben enterrar un cuchillo de metal oxidado en su corazón.

El rey lo medito.

-Recuerda algo muchacho.- siguió el consejero.- Eres el rey de esta nación, y no tienes más herederos que Olivia, ella es la que seguirá tu legado. Veo en tus ojos la tristeza por perder a Ada y ahora crees que perderás a Olivia, pero recuerda que todo pasa, lo bueno y lo malo. Olivia está buscando remediar el error de la primera reina de Negro ¿Tú que puedes hacer?

El rey se mantuvo en silencio.

-Ayudarla, hijo, eres su padre y estoy seguro de que, aunque no lo diga, ella te necesita, siempre te ha necesitado muchacho.

El rey asintió en silencio.

¿Tan mal padre había sido?

-Pero también debes recordar que tienes una vida, tú vives por ti, no por Ada ni por Olivia.

-¿Cómo puedo vivir si perdí a la mujer que amaba?

-Muchacho, el amor es como un mundo, Ada se ha ido y sientes que tu mundo se ha destrozado, pero ¿Cuándo en estos quince años has intentado buscar otro mundo?

-No puedo hacerlo.

-Si puedes, pero te da miedo olvidar a Ada, recuerda que no se muere quien se va, se muere quien se olvida, y tú no tienes por qué olvidar a Ada, pero tampoco debes mantenerla atada a ti, ¿Me explico?

-Un poco, nunca he entendido tus regaños.

-Tantos años y aún eres un testarudo.- el viejo le revolvió el cabello como si fuera un niño, a fin de cuentas, para él seguía siéndolo.- A pesar de eso estoy orgulloso del rey en el que te has convertido, tu nobleza hace parte del linaje que le estás dejando a Olivia y eso es de admirar.

Albin le sonrió a su consejero

-¿Quiénes es la muchacha que está en la biblioteca? Te vi conversando con ella.- el viejo le sonrió.

-Es la hija del duque Mirlo.

-¿La mujer de las estrategias? Como ha crecido.

-¿La conoces?

-Claro, ella ha estado ayudando a los reinos desde que tenía dieciocho años, era joven aún.

-No lo sabía.

-Es buena chica.- le dijo el viejo.-Ve a cenar muchacho.

El rey asintió y se levantó para marcharse.

Nuevamente, pido que la cena se sirviera en la biblioteca y ceno con Daila, esta vez en total silencio.

Cuando terminaron de comer el rey se fue al rincón donde estaba leyendo y continuo con su libro.

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