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El día uno llegó, estaba nerviosa; desperté temprano y salí de mi habitación. El cielo estaba nublado, pero sin importarme el frío desperté a todos y preparé el desayuno. Estoy segura de que todos me odiaron ese día, pues aún no salía el sol.

— ¿Por qué tan de repente?- preguntó mamá ya sentada en el comedor- ¿Acaso te sientes mal?

— Para nada- contesté antes de poner cara indignada y una mano en mi pecho- aunque eso me ofende un poco, Mami.

—¿Mami?- se burló aquel pequeño escuincle- Mamá, creo que ella se descompuso- continúo diciendo mientras se agachaba un poco hacia la silla de mamá y se ponía una mano en la boca como si fuera a decir un gran secreto- ¿Cuándo fue la última vez que te llamó así?

Era verdad lo que decía, pero solo le di un suave golpe en la cabeza antes de darle un beso en la mejilla que después borró con asco. Las horas pasaron entre charlas y dudas por parte de ellos, en algún momento la melancolía llegaba a mí de una forma tan notoria que parecía asustar a todos.

— Estoy bien, de verdad, únicamente, hace mucho que no pasábamos tanto tiempo juntos.

La necesidad de seguir haciendo cosas relativamente "extrañas" para ellos, no paró en todo el día, incluso con personas que me abrieron la puerta después de años de no coincidir, de pedir perdón, de reconciliarme y despedirme, aquella sensación en mi pecho nunca se extinguió.

Más viva que nunca; sin prejuicios, temores ni pereza, hice lo mejor que pude para vivir mi último día de libertad.

{...}

— Terrana, mi nombre es Galaxia. Tu peor pesadilla a partir de hoy- exclamó aquella mujer de ojos fuego frente a mí una vez que las doce de la noche dieron en el reloj. El día cero había comenzado, el día de mi perdición.

— Eso lo veremos- exclamé retadora- Galaxia de...

— Arquenia, gobernante y dueña de Arquenia. No lo olvides, humana.

Un abismo infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora