20 de diciembre
Ya había pasado más de medio mes desde que inesperadamente Andrés había regresado a casa. Desde entonces el ambiente para mí y Mathew en la mansión fue muy tensa debido a varios cambios y sustituciones que se presentaron en nuestras vidas.
Lo primero fue que, desde el regreso de mi esposo, Mathew y yo ya no podíamos dormir juntos, algo muy incómodo para ambos luego de estar compartiendo la misma cama por más de medio año. Esto significó que tuve que regresar a dormir a mi anterior recámara con Andrés lo cual me mantenía muy incómoda, a veces no podía conciliar el sueño por las noches y solía dormir de tarde en el sofá mientras veía la tele.
Mathew se molestó mucho con este cambio, su hembra tenía que dormir con otro macho, algo que le ardía la sangre. En todo este tiempo Andrés intento tener sexo conmigo varias veces, pero siempre use la excusa de que no me sentía muy bien o estaba cansada, incluso me negaba a recibir sus besos porque ya no sentía que fuera mi esposo.
Mathew ya me había mostrado lo que era el verdadero amor, caricias y cuidados, las caricias y gestos románticos de mi esposo me parecían más un "Quiero vaciar mis bolas" por lo que ya no me sentía para nada cómoda al sentir su tacto.
También tuve que poner la regla de abstinencia al sexo, Mathew y yo ya habíamos llegado muy lejos y con nuestros planes en algún momento nuestras vidas se alejarían de Andrés, pero decidí que al menos debíamos respetar la presencia de mi esposo. Si Andrés no estaba en casa iba a permitir que Mathew hiciera lo que quisiera, pero de lo contrario, si mi esposo estaba presente mi cuñado tenía prohibido ponerme un dedo encima.
Más de una vez Andrés intentó saltar sobre mí en la cama y me pude negar sin titubeos, pero cuando Mathew lo intentaba me dolía tener que negarme. Extrañaba sus besos, su calor, sus abrazos y como me dominaba cada noche en la cama, estaba tan cerca y tan lejos al mismo tiempo que me dolía.
Debido a nuestra situación Mathew se la pasaba todo el día en el jardín limpiando la nieve, Andrés como de costumbre siempre está frente a su computadora y yo solía estar por toda la casa cocinando, limpiando y a veces me sentaba a ver la tele.
Esa noche lavaba los platos en la cocina, Andrés miraba un programa en el televisor en la sala de estar mientras que Mathew regresaba del comedor al terminar de cenar. Al verme lavarlos mi cuñado se pasó a mi lado mientras me entregaba sus platos.
—Ven, déjame ayudarte—
Comento mientras me ayudaba a lavarlos a la vez que yo les quitaba la espuma y organizaba en los cajones.
—Gracias, unas manos extra nunca me caen mal—
Le respondí mientras continuamos lavando. Luego de unos minutos Mathew terminó con su parte mientras que yo casi terminaba, el me miró en silencio por varios segundos para luego ver hacia Andrés quien sentado en el sofá mirando el televisor nos daba la espalda.
—Hey hermano...—
Le llamó sin obtener respuestas.
—Andrés! —
Volvió a llamar, pero por la distancia y volumen del televisor mi esposo no escuchaba por lo que no respondía. Al ver que Andrés no lograba escucharnos inesperadamente Mathew se paró detrás de mí y sin avisar me abrazó por la espalda.
Esto me tomó por sorpresa provocando que mi pelaje se ponga de punta por un instante, le miré incrédula y sorprendida sin entender qué pasa.
—Hey, que haces...—
Antes de que lograra decir algo más sentí como deslizó sus manos por mi vientre presionando su entrepierna contra mi trasero, esto me sonrojó a lo que rápidamente dirigí mi mirada hacia Andrés preocupada de que lograra vernos. Por suerte él estaba distraído mirando el televisor, además debido a la división entre la cocina y la sala de estar, sólo podía vernos del pecho hacia arriba, por lo no podría ver nada de lo que estaba pasando de mi vientre hacia abajo.
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Flowers Of Love
DragosteLa historia se centra en como Sra. Sara, una reconocida Psicóloga a nivel nacional escucha los relatos de Elizabeth Mendoza, una madre de familia que esta comenzando a dudar de la legitimidad de su matrimonio luego de de enterarse de que su unión ma...