𝟬𝟴 | Intercepción

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Había estado evitando cualquier contacto con Freen por los siguientes días y no era para más, sus muris se levantaron nuevamente y no permitía que nadie se acercara mientras viera el rostro de Hanna todos los días yendo al trabajo. Además, se sentía culpable al no atreverse a decirle nada por el simple hecho de tener miedo y que hubiera hecho algo mal al tener a su ex pareja trabajando hombro con hombro como si nada.

No conseguía dormir bien, se la pasaba bostezando durante el trabajo y le costaba terminar arreglarse a tiempo para evitar llegar tarde a la empresa, tampoco comía bien por el simple hecho que no tenía apetito. Nam no había pasado por alto el cambio tan repentino que tuvo desde la llegada de la nueva empleada y jefa de departamento, pero su relación era estrictamente laboral y no sentía la suficiente confianza para cuestionarla.

Aquella mañana tenían la primera reunión desde que pudo acoplarse a los nuevos ajustes y acabar con una montaña de papeleo, por lo que se dio la libertad de dejar de posponerla y hacerle frente a su nueva compañera de trabajo.

Y a su mayor demonio atormentándola tan de cerca.

—Buenos días, me alegra recibirlos a todos en esta mañana para poder presentarles los cambios que presentaré mientras esté trabajando en este lugar. Quiero recalcar que todo esto fue aprobado por su anterior colega y amigo mío, por lo que espero tener una respuesta positiva de su parte y cualquier duda durante la presentación pueden ir haciéndomela llegar.—La voz aguda de Hanna fue lo primero que recibió Becky en cuanto entró a la sala de conferencias y tomó su respectivo lugar.

Su mirada se mantuvo neutra durante la presentación, y aunque tuviera puntos válidos y que pudieran ayudar en el área asignada, no estaba conforme con la persona frente suyo. ¿Las personas cambiaban realmente? Si bien desde que llegó no había hecho ninguna insinuación ni burla por los acontecimientos pasados.

Pensó que podía tener la situación controlada, solo necesitaba seguir con la distancia y evitar el contacto visual. Había tenido un carácter fuerte por tanto tiempo, pero se sentía igual de vulnerable como si el tiempo no hubiera pasado en lo absoluto. Aún y cuando se acordaba que debían de tener una relación laboral, aún se sentía presa del pánico cuando lograban encontrarse o verse frente a frente.

Cuando las persianas fueron abiertas nuevamente y dio la iluminación adecuada, dio por terminada la presentación.

—Espero que les guste mi forma de trabajar, me gusta ser meticulosa y que se entienda a lo que quiero llegar, cualquier cosa la puerta de mi oficina estará abierta todo el tiempo.

Todos salieron con una breve despedida y Rebecca optó por salir junto a los demás, hasta que sintió una mano sobre su hombro para detenerla.

—Esperaba poder hablar contigo, a solas.—Cuando vio a Hanna tan cerca suyo y con aquel tono que llegó a conocer desde tiempo atrás solo se limitó a romper el agarre.

—Me temo que no tengo nada por mencionar, y si me disculpas, tengo trabajo por hacer.—Y dicho eso tomó camino a su oficina, pero fue interceptada nuevamente.

—¡No! Espera, yo quiero hablar contigo seriamente y sé que me estás evitando, ¿O me equivoco?—Cuando envolvió sus dedos sobre su mentón y sonrió con suficiencia, se quedó perpleja sin saber que hacer o decir.—Me alegra verte tan imponente en este puesto, me preguntaba que había sido de ti durante este tiempo y de la manera más inesperada nos volvimos a ver, los giros de la vida siempre me sorprenden y me encantan.

Antes de que pudiera responder, Nam se acercó hasta donde se encontraban, viendo la escena con ojos curiosos y un tanto intrigantes por la posición tan cercana en la que se encontraban, pero decidió no cuestionarlo.—Señorita, temo interrumpir pero alguien la está esperando abajo.

—¿Quién?—Se apartó tan rápido como pudo y caminó hasta donde su asistente se encontraba.

—Es la joven Sarocha, preguntó por usted y vine a buscarla, avisó que prefería esperarlo abajo y así hacerle salir de su oficina.—Ofreció una pequeña sonrisa con las últimas palabras y lo acompañó hasta el ascensor.—Comentó que tenía algo importante que decirle.

—Gracias, avísame de cualquier imprevisto que surja.—Murmuró con un tono bajo y esperó a que las puertas se cerraran para soltar el aire que estaba reteniendo.

¿Algo importante por decirle? ¿Acaso sabría sobre Hanna trabajando con ella? ¿Y si era algo malo? Cerró los ojos y pasó sus manos por su saco tratando de ahuyentar cualquier pensamiento malo, aunque si Freen se enojaba con él lo entendería, le había ocultado de aquel dato desde el principio y no sabía cómo decirle, se reprochó por tomarlo a la ligera pero tenía sus pensamientos tan centrados en cómo evitarla a toda costa que lo último que pensó fue en darle aviso a su actual pareja.

Cuando las puertas abrieron y caminó a la recepción principal, quedó anonadada con su presencia. Y es que Sarocha desprendía una belleza tan etérea que en ocasiones se cuestionaba si realmente alguien como Freen se había fijado en alguien como ella, siendo poseedor de una elegancia que ni las mismas personas refinadas tenían. Podía pasar horas admirándola y no se cansaría de hacerlo, detallaría cada parte de su anotomía con sus dedos pero temía estropearlo, por lo que se dedicaba a verla de lejos mientras se preparaba mentalmente para enfrentarla.

Pero cuando se acercó y él sintió su presencia, su sonrisa la dislocó por completo y se detuvo para soltar un suspiro y seguir admirándola a la distancia.

—Buenos días.—Susurró tan pronto como se acercó y depositó un beso sobre su mejilla.—Tenía días sin verte y los mensajes no son suficientes. Pasaba por aquí y quería aprovechar para preguntarte si te interesaba acompañarme a desayunar, y posiblemente conversar un poco y si quieres puedo ayudarte con tu trabajo.

—Oh, yo... No quisiera molestarte con ello.—Se sorprendió ante sus palabras y tragó en seco.

—No es ninguna molestia, simplemente extraño pasar tiempo juntas, y si te ayudo puedes salir temprano y pensaba también que podríamos pasar tiempo en tu departamento o podrías venir al mío

—Suena genial, en serio, pero aún tengo una reunión más tarde y no quisiera dejarte en mi oficina totalmente aburrida, mejor hay que posponerlo para otro día.—Trató de sonreír pero lo sintió como una mueca.

Los mismos gestos y expresiones como si se recién se conocieran, y eso no le gustaba a Freen.

—Oh, bueno. Está bien, entonces, pero acepta esto para que puedas comerlos cuando tengas tiempo.—Mostró la pequeña lonchera que tenía entre sus manos y se la entregó.—Espero que te guste, y mándame mensaje cuando salgas, ¿Si? Me preocupo en las noches cuando no logro saber de ti.

Y es que, si bien conseguían intercambiar un par de mensajes durante el trabajo, últimamente ya no recibía el aviso de que había llegado bien a casa como antes acostumbraba hacerlo. Pensó que se debía al cansancio y que posiblemente regresaba tarde, pero ahora, volviendo a ver sus comportamientos de antes, lo dudaba un poco. No era una clase de desinterés, sino lo sentía como si ahora se estuviera nuevamente protegiéndose de algo.

Cuando Becky asintió, se inclinó para volver a depositar un suave beso sobre su mejilla y sonrió. —Entonces nos veremos pronto, no olvides mandarme mensaje.

Rebecca vio cómo la pequeña iba hacia la salida y dejó escapar otro suspiro. Si bien no se sentía correcto actuar distante, no sabía cómo evitarlo, porque sus gestos y decir sonaban tan sinceros que quería creer en ellos, pero algo en ella lo evitaba y se mantenía alerta.

Solo esperaba poder remediarlo antes de que fuera demasiado tarde.

Girl of my dreams「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora