Paciencia • 09 •

163 13 4
                                    

Pov. Sparta:

Adaptarse a este nuevo entorno es más difícil de lo esperado y más sabiendo que tengo un hermano que está enamorado de un chico, y peor aún, el chico es nuestro vecino.

Querer borrar mi memoria es quedarse corto de lo mucho que quería hacer después de que este individuo, llamado Víctor, llegara a la casa todos los días con esa mirada enamorada, gritando levemente y reaccionando de la manera más cursi posible ante la mínima interacción que tuvo con Mayo.

Tengo que admitir que estaba cansado de este comportamiento de Víctor, pero como los dos pasábamos en ese apartamento la mayor parte del tiempo pues Timba siempre salía a "trabajar" y nos dejaba solos, se podría decir que esta etapa vergonzosa de Víctor se convirtió en mi "telenovela".

De todos modos, ahí estaba, escuchándolo por décima vez como Mayo le pidió un lápiz prestado y que hasta pudo ayudarlo con algunos ejercicios. Cada minuto deseaba que parara de hablar de lo mismo, pero el simplemente parecía una grabadora pues repetía una y otra vez la misma historia, pero cada vez sonría más y se podría ver como si estrellitas salían de sus ojos ilusionados.

—¡Es que no lo entiendes Sparta! Él es tan inteligente y lindo, ni siquiera esperaba que dejara que alguien como yo lo ayudara...¡es tan encantador! —protestó, mientras abrazaba la almohada.

—Claro, él es muy encantador —respondí con ironía —. Tan encantador que a veces te ignora cuando estás cerca.

—No, Sparta, no confundas las cosas. Él hace eso porque está concentrado en sus estudios que a veces ignora su alrededor.

—O quizás piensa en su pareja —indiqué, tirándole la almohada en la cara.

Víctor no respondió a lo que dije, ni al golpe que le di con la almohada. Formó una cara seria, por un momento pensé que se había enojado pero no fue así.

—¿Crees que tenga pareja? —cuestionó, acostándose en la cama —Si fuera así, no debe ser del colegio pues nunca esta con alguna chica de manera...así como empalagoso.

—Tal vez le guste los chicos, así como a ti, o quizás no quiere tener alguna relación.

Tan pronto como terminé de hablar pude escuchar como él gritaba contra la almohada, quejándose de todo sus sentimientos y el como no entendía a Mayo en lo absoluto.

—¿Puedes dejar de quejarte? —pregunté, algo irritado —Tus quejas cursis de gay en apuros hacen querer vomitar encima tuyo.

—¿Qué clase de apoyo moral es ese?

—El que mereces. En fin, ¿qué te parece si lo invitas a salir? Quizás así se conozcan más.

—Si lo pensé, pero no sé que le gusta, puede que le guste ir al teatro o cosas así...¡ni siquiera tenemos el dinero como para salir!

—¿Y él no es de barrio humilde? No creo que le guste las cosas caras, así que no te preocupes por eso —respondí con obviedad.

—Quizás deberíamos ir a la playa...pero no, está muy lejos. Quizás ir al parque, no, es muy común. Aunque estaría bien ir a alguna cafetería cercana y...quizás después de clases...

Y así empezó a murmurar múltiples lugares y opciones, pero nunca llegó a una conclusión fija. Por mucho que me agradara Víctor, no sabes lo mucho que odio cuando él empieza a murmurar situaciones ficticias sin sentido con esa irritante voz de enamorado, es algo que me enferma.

Sin mentir, había pasado más de tres horas desde que Víctor sacó el tema de "dónde debería invitar a Mayo", y fue hasta que Timba llegó cuando por fin Víctor se dio cuenta de la hora y lo mucho que había hablado, avergonzándose al instante.

—Hola, chicos, ¿cómo están? ¿Qué han hecho? —preguntó Timba, mientras dejaba algunas bolsas en la mesa.

—¡Hola, papá! —saludó Víctor alegremente, sentándose en uno de los sillones —Nada interesante que mencionar. ¿Y usted? ¿Ya pudo encontrar algún trabajo?

—Uhm, Víctor...es difícil encontrar un trabajo con buen sueldo —dijo con una mirada algo cansada, cambiándola al instante —. De todos modos, he estado recibido ayuda de Trollino. Por el momento podemos vivir tranquilos.

—¿Trollino? —cuestioné, sentándome junto a Víctor —Quién se supone que es él, ¿tu nuevo novio? ¿o acaso tu nuevo amante?

—¡Sparta! ¿¡Qué te pasa!? —reprochó Víctor, tapando mi boca con ambas manos.

Ni siquiera tuvo la dignidad de responder, simplemente ignoró lo que dije y volvió a hablar con un tono tan alegre que se notaba que estaba fingiendo.

—Descuida, Vic —enfatizó, mientras caminaba a la cocina —¿Quieren comer hotcakes o prefieren algo con carne?

—¡Oh! Un pollo asado con ensalada de frutas estaría increíble —respondió Víctor, siguiéndolo a la cocina.

Como siempre solo ignoras las cosas que pasan, ¿qué te cuesta tanto decir? Qué difícil te resulta admitir las cosas, Timba.
Qué difícil te resulta decir que aún no superas a tu anterior pareja, estás desesperado por encontrar a alguien que te aguante, alguien que pueda llenar ese “vacío” que te dejó tu anterior pareja, ese chico que le diste todo lo que era tuyo...Rius, el chico bonito de ojos bicolor, que te ha traicionado no sólo una sino más de tres veces.

—¿Sí vas a comer, Sparta? —preguntó Víctor, tomando uno de los platos.

—No, no quiero.

—Bien, como quieras —balbuceo, dirigiendo su mirada a Timba —. Como estaba diciendo, Mayo estaba haciendo sus ejercicios de matemáticas y yo puede ayudarlo pero...

Y entonces empezó a hablar sin parar. Era obvio que no quería escuchar más de su amor platónico por otra milésima vez, así que huí a mi habitación. Quizás ahí pueda estar más tranquilo, o eso creo.

El chico del apartamento 188 [ Mayictor & Spartor ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora