Carta • 13 •

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Pov. Mayo:

Resulta que tenemos dos clases unificadas con el otro curso. Clases donde casi siempre evito a Víctor, porque de algún modo terminamos en una escena ridícula o en alguna situación que termina afectando a mi promedio.

Pero hoy fue uno de esos días que no pude alejarme de Víctor aunque quisiera, simplemente no se iba, estaba peor que sanguijuela pegada a mí.

—¿No quieres ir con aquella chica? —cuestioné, señalando a una de sus compañeras —Ella parece anhelar trabajar contigo.

—Nope, quiero trabajar contigo, May-May.

¿Cómo le digo que yo no quiero trabajar con él sin ofenderlo? Siempre lo evito para no tener que sacar una nota menor de seis en E. C. A., ya que siempre demuestra poco interés por realizar las actividades. Estoy seguro que en la mayoría de materias sus notas son menores de ocho.

—Bien, chicos, su mirada para acá —intervino la profesora, llamando la atención de los estudiantes —. Hoy trabajaremos en cartulina, no en los lienzos. Para la actividad de hoy quiero que sean creativos, dejen volar su imaginación y creen un dibujo para esa persona que aman. Ya sea su mamá, papá o algún amigo que le tengan aprecio.

—Miss, una pregunta —interrumpió una chica, del otro curso, alzando su mano —¿Se puede hacer una especie de carta para esa persona que amamos?

—Ehm, bueno...sí esa carta también tiene dibujos puedo dejarla pasar. ¿Otra duda que tengan?

—¡Si, acá hay otra duda! —gritó un chico desde el fondo de la multitud —¿Cuáles son los materiales que podemos usar?

—Bien, pueden utilizar los materiales que deseen ya sea pintura, crayones, goma, lápices, tizas o si gustan recortes y hacen un especie de collage —explicó, caminando hacia su escritorio —. Como dije, quiero que dejen volar su imaginación, tomenlo como una clase libre de expresión.

No me agrada cuando la profesora hace este tipo de actividades, prefiero cuando nos proyecta una imagen y eso debemos recrearlo. Es mucho más fácil que diseñar algo "creativo", pero lo peor es que debemos dedicárselo a alguien como siempre han sido sus actividades.

—¿Qué vas hacer? —Preguntó Víctor, buscando sus materiales en su mochila.

—No tengo la menor idea...creo que un dibujo de un corazón o algo así.

—Ya veo...¡Yo haré una mini carta! —enfatizó con emoción —¿A quién se lo vas a dedicar?

—No sé, ya para de hacer preguntas ridículas...por favor.

No respondió, solo siguió sacando sus materiales.
Reconozco que fui algo grosero, pero le pedí que se callara con todo el respeto que pude, seguir escuchando su voz mientras los otros hablan, mejor dicho, gritan, es horrible y estresante.

—Mhm...¿has visto el marcador rojo? —cuestionó, revolviendo los materiales en la mesa —Lo dejé por aquí hace un momento...creo.

—Eeeh, no lo sé. Búscalo en tu cartuchera o en los bordes de tu mochila.

—Ya lo busqué, pero no lo encuentro. Quizás alguien lo tomó y no me di cuenta...

—Si no fueras tan desordenado hace rato lo hubieras encontrado, pero no es así —regañé, tomado parte de sus lápices y colocándolo en su cartuchera —. Mira todo este desastre, Víctor, estos marcadores son caros y...¡Dios santo! Todo esto es caro...¿cómo puedes ser tan descuidado?

—¿Esas cosas viejas? Mi padre lo compró hace dos años, nada importante. ¡Lo que quiero ahora es el marcador rojo!

—Creo que estás inconsciente de las cosas que tienes y simplemente las pierdes.

El chico del apartamento 188 [ Mayictor & Spartor ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora