Enfermizo ✔️

Capítulo 7

La compañía de Sam durante esas noches fue suficiente para alejar al desconocido que ya no me acechaba desde el callejón. Todo marchaba aquella mañana muy bien, pero cuando salí de mi casa para irme a la empresa, unas manos apresa mi boca y me empujan de nuevo al interior de la casa, chille y hasta lloré. Pero eso no sirvió de nada cuando ese desconocido me deja sobre el sofá, con su mirada inyectada de sangre y la frialdad que trasmitía de ella.

—Porqué estabas con Sam estas noches...te toco, te hizo algo — sus palabras escupen enojo y negué con el pánico presente en mi, no era capaz ni de mover un solo músculo pues temblaba hasta los huesos.

—Sam es el único que te mantiene alejado...—bramé con toda la rabia de mi ser —Vete de mi casa, déjame en paz —gimoteo.

—nunca, nunca....y jamas vuelvas a pedirlo. Eres mía — sus palabras sonaron descabelladas y posesivas.

Mis ojos permanecían muy abiertos y mis puños se aferran a la tela del sofá. Intente buscar algo para escaparme de este psicópata pero el interrumpe..

—No te atrevas a buscar nada para escapar. Te haré mucho daño sino me haces caso, Romina — me amenazó apuntando su dedo hacia mi y continué llorando sin parar, que más hacia.

El hombre se acerca a mi y me toma de mis brazos, lo intente alejar pero es imposible, luego sus labios recorren mi cuello y se detienen en mi escote.

—Eres mía, y no deberías temer....solo quiero que no seas de nadie más— negué y de nuevo lo alejé, pero el toma mis brazos deteniendo mis golpes.

—Yo no quiero estar contigo, eres lo peor — fue como una bofetada mis palabras, pues el desconocido me fulmina con su mirada y se lanza sobre mí tirándome sobre el sofá, el sube encima mío y comienza a quitarme la blusa.

Cerré mis ojos pues las fuerzas ya no me daban para defenderme, sus labios tomaron los míos, y comenzó a besarme de esa manera tan diferente. No sé que tenían sus besos pero era como una droga. Pero no, no me podía llevar de este hombre.