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Se desajusta su pantalón, mientras su mirada pervertida recorre mi cuerpo desnudo. Sus manos recorren mis caderas y las arrastró hasta mis pechos. Las yemas de sus dedos eran suaves al tanto y un escalofrío recorrió mi cuerpo luego de que tomara mis pezones. Me removí sintiendo un cosquilleo en mi intimidad, sus dedos bajan hasta mis muslos que toma entre sus manos, casi marcando mi piel y lastimandome un poco.
—Eres mejor de lo que pensé, bonita — musitó y luego abre mis piernas ante sus ojos.
—solo hazlo — le pedí.
Sus dedos se detienen en mi clítoris, causando una excitación que era difícil de evitar.
Nunca imaginé que deseara que me tocara ahora. Se sentía tan excitante el roce de sus dedos en mi intimidad y su respiración que ahora se oye en mi oído. Su aliento fresco acarició mi cuello y un gemido sale de mis labios al sentir que sus dedos me penetran. Mis piernas tiemblan bajo el deseo y el placer. La humedad de mi intimidad crece y la carga eléctrica recorre mi abdomen bajo.
—me gusta oír eso, lo disfrutas más que yo — me murmuró y no pude evitar volver a gemir esta vez poniendo mis manos sobre su pecho.
—Porqué te tar...das tan...to en hacerlo — tartamudeo y el ríe.
—tu que crees, esto tiene que ir despacio. — me respondió y de nuevo me penetra con sus dedos. Intente cerrar las piernas pero su mano libre me detiene — No, no lo hagas — musitó con un tono de voz ronca y autoritaria.
Apreté los labios con fuerza para no gemir, pero fue imposible. Sus dedos se alejan de mi intimidad, pero luego son reemplazados por su miembro que se posiciona en la adentrada de mi intimidad.
El sudor se deslizó por mi frente y las palpitaciones de mis pliegues pedían más, el hombre frente a mi me contempla deseando lo mismo. Con su mano libre tomo mi cuello fuertemente y me penetra. Aguanto el gemido que se ahoga en mi garganta.
—déjalo salir...quiero satisfacer estas ganas de ti...te haré sentir mejor que el idiota de Sam— mordió el lóbulo de mi oreja.
Sus caderas y las mías se agitaban muy rápido y cada vez más sus penetraciones eran más fuertes. Sus jadeos se oían en junta de mis gemidos y su mano libre amordazaba mi cuello, podía jurar que sus dedos se marcaban en la piel de mi cuello. Su mano libre jugaba con mis pezones y sus dientes tomaron mi labio inferior, y al morderlo con fuerza mis ojos se humedecen. Alejó sus labios de los míos y pude identificar el sabor del hierro en mi lengua. El imbécil me había rompido el interior de mi labio.
Me removí para quitarlo de encima, pero sus dos manos toman mis muñecas y las eleva hacia arriba de mi cabeza. Me penetra más fuerte casi lastimandome y gemí entre lamentos. Los minutos pasaron lentamente, su miembro se apretaba contra la fracción de mi interior y eso lo hacia acelerar la velocidad de mis caderas y de las suyas. Sus manos amordazaba cada parte de mi piel, su satisfacción era tener un sexo rudo. No aguante más causando que un líquido baje del interior de mi intimidad, que me indicaba que había llegado al clímax. El hombre se levante del sofá y comienza a vestirse. Yo por lo contrario permanezco en el sofá con mi respiración agitada, al igual que la de el. Luego de que por último se pone su chaqueta, se dirige hacia mi y toma mi trasero dándome un último besos en mis labios lastimados.
—de verdad creíste que te dejaré en paz después de tenerte...— mis ojos se atemorizan y una sonrisa malévola sale de sus labios— seguirás siendo mía una y otra vez. No dudes que podré hacerte daño.
Sus últimas palabras me dejaron atónita, y al verlo marcharse por esa puerta, desee no volverlo a ver. Pero no fue así...claro que no.
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Enfermizo ✔️
Short StoryRomina nunca imaginó que sería vigilada por un psicópata que la acecha desde el frente de su casa, pues se verá expuesta por este desconocido que la intimidad bajo su mirada atemorizante. este desconocido será su pesadilla y será su obsesión enfermi...