Capítulo 8

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El hombre detuvo sus besos luego de que la voz de mi amiga se oye desde la puerta...

—Romina, ábreme — intente gritarle pero el hombre tapa mi boca, y acerca sus labios a mi oído.

—ni te atrevas a gritar, sino...vas a ver que la perjudicada será tu buena amiga — sus palabras me dieron mucho temor y asentí, dejando escapar más lágrimas.

—Romina, no estás en casa — de nuevo escuché la voz de mi amiga, cuando se marcha junto a otra persona que dice...

—Ya debe de estar en su trabajo — la reconocí y se trataba de la voz de su prometido.

Pegue un chillido en medio de la mano que cubría mi boca, pero no sirvió de nada.

—Ya cálmate, solo quiero que seas mía, ahora — me calle luego de oír eso y el aparta su mano de mi boca.

—si me acuesto contigo me dejaras en paz —el asiente demostrando sinceridad, pero algo me decía que no...

—bueno...pero no me lastimes — accedí sin necesidad de preguntarme si era mentira de que no regresaría más. De igual manera deseaba que ya se fuera y me dejara en paz.

—Quítate tu misma la blusa y el pantalón, yo haré lo otro — era inteligente, sabía que en este momento no me obligaba del todo para estar con él, y yo de estúpida asentí acorde de su petición.

Después de deshacerme de mi ropa, así fue, el casi arranco mi ropa interior. Me recorrió con su mirada y luego se quito su chaqueta y su camisa, dejándome ver un torso trabajado pero algo delgado...como si no hubiera probado bocado durante un largo tiempo....¿Qué hacía ese hombre en realidad?

Enfermizo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora