Enfermizo ✔️

Capítulo 6

Había pasado una semana y Meli no volvió a llamarme así que decidí ir a su casa, pero al llegar a la puerta, esta se hallaba entre abierta, no dudé en dentrar y dirigirme al segundo piso, pues encontré una prenda de una camisa de Meli tirada en las escaleras.

Corrí hasta su habitación y al entre abrir la puerta mis ojos se abren como platos al encontrar dos cuerpos que se movían muy rápido bajo la manta. El miedo y el pánico se adueñaron de mi. Pero lo peor no fue eso, sino los celos..

No sabía porque sentía celos, pero me imagine que Meli se encontraba teniendo relaciones con el acosador. Con el hombre que todas estas noches no había podido dormir pensando en sus besos.

Abrí la puerta por completo y el enojo me inundó y me cegó que no dudé en apartar la manta de los dos cuerpos, pero esto fue peor...el asombro no me impedía moverme.

—amor espera yo te lo explico— dice Sam.

Frente a mi se encontraban completamente desnudos Meli la que decía ser mi amiga y Sam el que decía ser mi esposo y mi confidente.

Las lágrimas bajaron por mis mejillas y el odio hacia ellos dos se incremento. Se vistieron como pudieron, pero claro no deje que Meli terminara de vestirse y me lancé sobre ella como si fuera una carnada y la comencé a golpear de una manera llena de rencor y odio.

—eres una maldita, yo pensé que eras mi amiga Meli — le gritaba entre lágrimas y tomé su pelo y la arrastré hacia el pasillo.

Pero junto en ese momento el imbécil de Sam me toma de mi cintura y me aparta de la traicionera.

—no me toques asqueroso — lo aparte de mi y me alejé de los dos — pensé que me amabas Sam— casi se rompieron mis cuerdas vocales al decirle eso.

—Romina espera...lo hice porque tu no me dabas lo que merecía — lo dice con tanto descaro. Me acerqué a Sam y le di una bofetada enseguida saqué el anillo de matrimonio de mi dedo y se lo tiro golpeando su pecho.

—me das asco, me arrepiento rotundamente de haberme casado contigo, y para que sepas bien...no eres bueno dando placer — lo último que le dije impacto su rostro y me fui de allí con el corazón en mil pedazos y la deshonra de mi amiga. De la que se creía una víctima.