Luz

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Charlie se despertó al canto de los cuervos. un sonido que siempre le resultaba inquietante desde que se había mudado al hogar de Alastor, pero que al menos había empezado a tolerar. Estirándose en su cama, se levantó con pesadez y se dirigió al baño de la habitación. Al mirarse en el espejo, una sensación de extrañeza la invadió. No se reconocía a sí misma, especialmente después del nuevo corte de cabello que se había hecho "a la fuerza" hacía unos días. Se tocó el cabello, tratando de acostumbrarse a la idea de que ya no lucía como antes.

Mientras se duchaba, los pensamientos sobre Vaggie invadieron su mente. Nuevamente había soñado con ella y la forma como la había encontrado. El estómago se le revolvía con solo recordarlo, y el dolor manaba de su pecho, especialmente cuando se veía a sí misma en su nuevo aspecto, tan triste tan abandonada. Cada vez que pasaba sus dedos por su cabello corto, una sensación de arrepentimiento la invadía. ¿Porque había terminado por ir a buscarla? ¿Había valido la pena todo? Al final, debía aceptar que estaba casada con alguien que no amaba y que estaría allí con él, en esa misma situación por el resto de la eternidad.

Había pasado más de una semana pensando todo eso, reflexionando sobre el hecho de que no había nada que cambiara su situación y tampoco había nadie que pudiera ayudarla a salir de allí. Alastor era un oscuro y despiadado, de verdad, había algo en él que le daba pánico desde el momento en que arremetió furioso contra ella en un momento de cólera. Pero también debía reconocer que no siempre era así, y que al menos, no la tenía como una prisionera o alguna especie de esclava como podía haber temido. Podía ir libremente por la propiedad y hacer lo que quisiera mientras no interfiriera en los espacios privados del wendigo, incluso se tomó la libertad de transitar por diferentes áreas del bosque, pero aun así, no levantó ningún tipo de represalia de parte del otro demonio.

Eso significaba que era libre de hacer todas esas cosas, aunque se sintiera constantemente observada.

Todo ello le dió una idea y es que luego de pensarlo mucho, decidió que si iba a permanecer allí por tanto tiempo, mínimo tenía que instaurar una rutina o algo que hacer. Pensó en lo cerca que estaba del pueblo caníbal, un espacio refinado y bastante cordial a comparación de otras áreas de la ciudad, quizás podría encontrar algo que hacer mientras su esposo estuviera afuera.

Y con eso en mente le pidió permiso para salir de la barrera, solo que por el momento debería ser paciente.

Al terminar de bañarse, se vistió con ropas cómodas y bajó a la cocina, donde Nifty, la enérgica ama de llaves, estaba limpiando con vigor.

—¡Buenos días, Charlie! —exclamó Nifty con entusiasmo, aunque con una cierta distancia mientras limpiaba con su plumero todas las áreas de la sala —Tu desayuno ya está en la mesa, ¡aprovecha que está caliente! —le dijo.

Antes de que Charlie pudiera responder, Nifty ya se había marchado corriendo hacia el segundo piso para continuar con sus tareas.

Charlie se sentó a desayunar sola, sumida en sus pensamientos. No pudo evitar sonreír al ver el delicioso desayuno que le habían preparado. Agradeció en silencio el gesto de Nifty, aunque una parte de ella seguía sintiéndose incómoda por la forma errática en la que trabajaba, al menos, le hubiera gustado tener con quien conversar esa mañana.

Mientras saboreaba el desayuno, pensó en la posibilidad de hablar con Nifty sobre qué hacer en esos días. Quizás ella podría ayudarla con el desastre que era su cabello. La última vez que la ayudó para el baile, hizo maravillas con su cabello pese a que nunca lo arreglaba demasiado.

Sonrió con el recuerdo, eso era una buena idea.

Terminado el desayuno, Charlie decidió dar un paseo por los jardines de la casa. El aire fresco y el canto de los pájaros la reconfortaba, y poco a poco empezó a sentirse más tranquila. Esa mañana los pastizales que estaban entre el invernadero y el pórtico se sintieron tan suaves, que quitándose los zapatos, empezó una ligera danza por el jardin.

Princesa imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora