En el infierno, el poder y las castas valen mucho más de lo que pudiera imaginar. El control solo el territorio y el resto de los demonios incita a ciertos Lords Overlord a afianzar alianzas en busca de obtener mayor poder con el cual ser dueños de...
Una ceremonia insípida y alejada de cualquier emoción. El encuentro de dos.
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Vestido blanco. Rosas infernales, diamantes negros y una tiara se espinas.
Su indumentaria ya había sido preparada y colocada finamente sobre su cuerpo, la música ya resonaba en alguna parte del castillo del infierno.
Aun en el interior de la habitación que había sido dispuesta para arreglarla, Charlie estaba desganada, con los nervios de punta.
La ceremonia se lleva a cabo dentro de los espacios del castillo infernal. Para ese instante, seguramente muchos demonios de alto nivel (entre ellos los nobles y los señores supremos) han venido a la ceremonia de matrimonio de la princesa del infierno y el nombramiento del nuevo príncipe heredero al trono. La princesa estaba segura que, dado que le había sido escogido un pecador en lugar de un demonio nacido en el infierno, los ojos de la familia de su ex prometido estarían sobre ella, a la espera del más mínimo error para atacarla a ella. No podía con toda esa presión, y eso comenzaba a hacer malla en su cabeza.
Sabia claramente que esto era un castigo de su padre, por haber llevado sus intenciones de redención a un punto sin retorno en donde el infierno la ridiculizo por su pensar, generando una aversión hacia ella capaz de romper incluso el compromiso de siglos que había compartido con la principal familia de nobles y cuyo poder casi rivalizaba con la corona imperial. Perder tal alianza por su culpa en un momento tan crítico como lo era la caída de la estructura de los señores supremos, la constante lucha por el control del territorio y las ansias de poder más grandes de los pecadores, hicieron que la cólera finalmente llegara al señor del infierno.
Por tal motivo, había sido despojada de parte de sus privilegios imperiales, tenía prohibido acercarse a cualquier medio de comunicación y por supuesto, se había adelantado su matrimonio con nada más ni nada menos que el demonio de la radio. Un señor supremo de gran poder, que, aunque apenas cierta cantidad de décadas en el infierno, había superado y despojado a una cantidad de demonios de gran poder con el simple uso de su poder exorbitado. Charlie había escuchado hablar mucho de él, incluso había escuchado en una única ocasión sus grandes masacres las cuales la dejaron congelada y aterrada, no estaba segura de como poder soportar casarse con un demonio tan diabólico siendo ella como era. Sin embargo, no había marcha atrás.
—Charlie... es hora —anunció la demonio polilla apenas sosteniendo las palabras en su boca.
La princesa miró a Vaggie intentando contener el llanto. Quien sabe cuándo podría verla nuevamente. Aun cuando ella había sido traída al castillo para ser la dama de compañía de la princesa, ahora en su nueva vida no podía llevarla con ella, en una especie de despreciable castigo ejercido por Lucifer por haber formado parte de tan pobre plan de Charlie. La rubia suspiro forzado, ya las lágrimas habían no podían ser detenidas. No podía alargarlo más.
—Vaggie —la voz le tembló, sabía que lo que iba a decirle no era fácil, pero debía hacerlo. Era su culpa que se hubiera involucrado en esto y no quería que las cosas fueran de ese modo justo al final—... De verdad, te agradezco mucho el tiempo que pasaste a mi lado, fui la persona más feliz en este solitario infierno. A pesar de las locuras que pensaba, me apoyaste en todo momento no solo como una novia, sino como una incondicional amiga. De verdad, estoy muy agradecida contigo por eso, pero... no podemos seguir así a este punto, no sería correcto.