Capítulo 1

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El sol se elevaba en los mismos
jardincitos verdosos que se alzan desde hace 11 años, iluminando el número 7 de latón sobre la puerta de los Potter y avanzaba en su salón amplio de empapelado color crema, dos sillones color rojizo, diversos muebles de madera lisa, una pequeña mesa de centro y un televisor del tamaño de una caja grande.

Sólo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimonio del
tiempo que había pasado. Once años antes, había una gran cantidad de retratos de lo que parecía una pequeña niña de amplia sonrisa con sombreros de diversos colores, pero
Clarissa Potter ya no era una niña pequeña, y en aquel momento las fotos mostraban a una chica alta y azabache montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besada y abrazada por sus padrinos… La habitación no ofrecía señales de nada peculiar.

La vida de la niña era la más normal de todo el mundo.

—¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Ahora!

Clarissa se despertó con un sobresalto.

Su padre llamó otra vez a la puerta.

—¡Arriba, linda! —llamó de nuevo con su voz entusiasta que siempre utiliza para molestarla.

Clarissa oyó sus pasos en dirección a las escaleras y perderse en el primer primer piso.

La niña se dio la vuelta y trató de
recordar el sueño que había tenido.

Había sido raro. Había un destello que volaba cerca suyo y un estruendo como siguiente acto. Tenía la curiosa sensación de que había soñado lo mismo anteriormente.

La voz de su padre volvió a manifestarse.

—¿Ya estás levantada? —quiso saber.

—Casi —respondió Clarissa en un quejido.

—Bueno, date prisa, quiero mostrarte algo. Por lo visto haz olvidado algo.

Clarissa gimió y se volvió hacia las almohadas con fuerza.

Trato de sumergirse en la suavidad de la tela y luego entendió lo que su padre había dicho.

¿Que día es hoy?

—¿En serio lo has olvidado? —preguntó con indigación desde el otro lado de la puerta. Habia subido nuevamente—. Vamos, linda, no me hagas perder mi apuesta con Canuto.

—¡Cierto! —exclamó con fuerza.

¡Es su cumpleaños!… ¿cómo había podido olvidarlo? Clarissa se levantó abruptamente y comenzó a buscar sus calcetines. Encontró un par debajo de la cama y se los puso. Clarissa estaba acostumbrada a cambiarse antes de salir de su habitación, porque hubo una vez donde, al bajar de las escaleras se encontró con algunos invitados de su padre y la presencia que demostró (una pijama de conejos), sonsaco varias carcajadas de su padre y la de su padrino Canuto.

Cuando estuvo vestida salió y fue recibida por la alegre y vivaz sonrisa de su padre, la socarrona alegría de su padrino y la dulzura de su tío Lunático.

—FELIZ CUMPLEAÑOS, PEQUEÑA CORNAMENTA! —exclamó su tío Sirius apartando a su padre de golpe para abrazarla.

Clarissa rio entre dientes y recibió el abrazo con mucho gusto.

Su tío Sirius era una persona demasiado alegre, arrogante pero de buen humor. Siempre ha sido su compañero de bromas y le sigue el juego para molestar a su padre. Su apariencia altiva hacia que su atractivo incremente aún más, el cabello negro caía de forma agraciada sobre su anguloso y pálido rostro, aunque lo que le hizo reír aún más, fue el gorrito en forma de cono que utiliza.

Hey Jude² | Wizarding World Donde viven las historias. Descúbrelo ahora