—Asi que fuiste a ver a Jung.
James podía sentira la mirada que Sirius le estaba dando y no era una muy agradable.
Su rostro pálido estaba fruncido y algo colorado por el enojo que le genera eso y James no puede criticarlo en lo absoluto. Es comprensible la razón.
De todas formas James no estaba nada contento con tener que contarle el problema, sino fuera por Clarissa y las palabrerías que soltó en la mañana cuando Sirius y Remus llegaron, no estaría siendo interrogado por ellos.
Le lanzó una mirada de auxilio a Remus, pero este también pensaba lo mismo que Sirius.
Malditos, pensó James cruzando sus brazos y recostandose en la pared de la cocina.
Podía oír a Clarissa reír afuera con Henry, su inocencia y alegría de una niña desborda a cada instante y le alegro que la sorpresa no haya afectado su relación. Estaría demasiado triste.
—Fue la idea de Dumbledore —explicó James quitándose los lentes. Veía borroso y eso es mejor que ver la expresión dura de sus amigos—. Por eso llegué tarde al juicio.
—Fudge estuvo a punto de matarte —expresó Sirius enojado—. Weasley no dejaba de hablar y tú andabas tranquilo convenciendo a Jung para que sea el profesor de Clarissa, ¿sabes lo que es eso?
—¡Claro que lo sé! Pero es Dumbledore quien insistía, no tengo la culpa. Me negué en un principio pero él estaba muy convencido de querer tenerlo como profesor.
—¿Y que fue lo que dijo? —pregunto esta vez Remus.
James apretó los labios y dejó que la cabeza golpeara contra la pared.
—Ha cambiado mucho —respondió James en un suspiro—. Nos mandó al demonio con palabras amables, dando sus respuestas inciertas.
—¿Eso es novedad? —replicó Sirius con sarcasmo.
James quería golpearlo pero no tuvo ganas en lo absoluto de contestar.
El recuerdo del rubio resuena en su mente con tanta fuerza. La sonrisa alegre, ese atractivo natural de sus facciones siguen intactas, solo qué, se siente distinto. Un monumento del cual muchos adoran, aprecian. Un dios. Nada más. James ya no siente esa naturalidad que le fascinó en un principio. Solo le genera incertidumbre.
—En todos estos años, es el único que puede superarnos —explicó James con seriedad—. Hay que aceptarlo. Tiene nuestra edad pero está a nada de poseer el mismo nivel de Dumbledore.
—Tener una familia que han nacido desde los primeros inicios de la magia, quien no seria poderoso —volvió a replicar Sirius.
—Pero hay otros magos que no llegan a ese nivel de forma tan rápida y Jung lo ha hecho. Quieran o no, es cierto. Lo estuve pensando durante el camino hacia el hospital, no quería que Nathan viera a Clarissa, pero es uno de los pocos que no la glorificarian.
—No quiere tener competencia.
—Sirius —llamo James volviendo a colocarse los lentes—. Lo primero que Clarissa le ha dicho es uno de tus chistes que siempre sueltas. ¡Para Nathan las primeras impresiones son importantes! Y que una niña se haya atrevido a hablarle de esa forma, puedo asegurar que Nathan la tomará en cuenta si trabaja para Hogwarts.
—¿Aún no acepta? —pregunto Remus interesando.
—Oi que Charlotte intenta convencerlo —murmuró Sirius arrugando el rostro—. Su sobrina ingresara a Hogwarts este año y por lo que he visto, esa mocosa no irá a Gryffindor.
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Hey Jude² | Wizarding World
Fanfiction[Segunda parte] Continuación de "Changes" Clarissa Potter ha vivido una vida normal con su excéntrico padre James Potter y sus padrinos Remus Lupin y Sirius Black. Sin embargo, después de haber cumplido 11 años, las cosas se han puesto demasiado r...