Capítulo 2

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-¿Te encuentras bien, hija?

La fuga de la boa constrictor le acarreó a Clarissa el silencio más largo de su vida.

Después de haber oído esa conversación, Clarissa se ha vuelto una clase de oyente atenta y analizaba la broma más absurda de su tío Sirius como si se tratase de la declaración más importante del mundo.

Por ello su padre ya había sospechado ante la profunda seriedad de su hija.

-Estoy bien -respondió Clarissa masticando un poco de fruta-. Solo tengo sueño.

-¿Y por qué tendría sueño?

-Estuve desarmando el reloj que Sirius me regaló.

-Merlin mío -murmuró su padre cerrando los ojos-. ¿No puedes estar tranquila sin destruir nada?

El verano se sentía en todas partes, las vacaciones seguían en su curso y Clarissa todavía pensativa ante los indicios de magia que podrían manifestarse en cualquier momento.

Era una idea loca, pero no imposible y si la cuestión fuese cierta no sabría qué pensar después de eso.

Su padre le habría estado ocultando muchas cosas.

Un secreto que tiene que ver con ella y esa conexión con ese mundo. Desconocido pero fantástico.

Eso respondería a muchas interrogantes que se ha hecho toda su vida ante las desapariciones de su padre, el tener que quedarse días al cuidado de la señora Figg y con sus gatos, ese traje extraño que intenta ocultar en su armario y el hablar solo frente a la chimenea.

Entonces, ese día, pensando que sería un día común y corriente, la espera dio por fin frutos.

Era una mañana de agosto, el clima seguía algo abrumante, pero Clarissa se había despertado temprano ya que quería continuar con el rompecabezas que su tío Remus le había regalado.

Su padre tenía que irse a trabajar, entonces decidió hacerle compañía.

-¿Vendrás temprano? -preguntó Clarissa jugueteando con el trozo de huevo.

Su padre estaba leyendo el periódico del día, entonces alzó y mirándola a través de sus gafas redondas, ladeo la cabeza con lástima.

-Perdón cariño pero hoy será un día pesado.

Por el traje color negro a la medida y el cabello bastante peinado, supuso que no seria un día normal.

Según Remus, algunos policías debían asistir a los juzgados como testigos o asistentes ante los imputados. Era un rollo en general y su padre siempre llegaba cansado, por eso no forzó nada y solo le dio una sonrisa de fortaleza.

-Mucha suerte, entonces -dijo Clarissa-. Lucha contra el mal.

-Obvio que sí, todo para que mi linda niña tenga un mejor lugar para vivir -respondió su padre dándole una de sus mejores sonrisas.

A veces odiaba que su padre fuera tan atractivo. Hacía que las personas lo miraran con mayor facilidad y quisieran hablarle. Era un problema.

-Claro que sí -repuso Clarissa-. Ah, cierto, ¿me dejarías...?

Antes que pudiera completar la pregunta, alguien había tocado la puerta.

Padre e hija, alzaron la cabeza al mismo tiempo, girando hacia la dirección del lugar donde provenía aquel sonido: el recibidor.

-Debe de ser el cartero -dijo Clarissa en tono tranquilizador-. Iré a revisar.

Su padre asintió lentamente, pero ya había bajado el periódico y su atención estaba fija, atenta y muy escéptica.

Hey Jude² | Wizarding World Donde viven las historias. Descúbrelo ahora