Capítulo 9

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James miraba hacia ningún sitio en específico, en la espera de una carta.

¿Quien hubiera imaginado que su hija haría tal cosa? Realmente fue una sorpresa para mucho: Sirius casi se cae de la impresión y Remus tuvo que bajar la taza que estuvo a punto de caerse de las manos; en cambio James, la primera idea que se le vino en la mente fue: "ya se había tardado"

Como padre de una niña que siempre ha sido muy sorpresiva en sus accionares, James siempre se ha hecho todo tipo de ideas. Desde las más descabelladas, hasta las más nobles o crueles. Así de sencillo era criar a una niña que conoce como la palma de su mano.

El reloj sonaba, tic tac a cada segundo que pasaba. Su pie no se quedaba tranquilo y ya había desordenado su cabello varias veces.

¿Por qué criar a una niña era tan difícil?

Ser padre primerizo fue un gran problema en un principio, no sabía nada de lo que una niña podía necesitar, cuando comer, cuando el pañal esté sucio o las noches de imperactividad en la espera de su madre. Estuvo solo todo este tiempo.

Luego busco a Remus, demostró su vivencia y Sirius se unió un año después. Tres hombres en la crianza de una niña. Gracias a Dios que la niña se crio bien, sin ningún rasguño y con tres personalidades distintas en su interior.

Eso no era un problema, James lidiaba con todo, podía hacerlo. Su único problema era el mundo mágico. Otra de sus mayores dudas, ¿Cómo es qué, aquel hombre que le había roto el corazón, sería una de las personas más influyentes?

Lo encontraba en el ministerio, en los juicios, en el hospital y en un simple callejón. James lidia con cada una de sus cosas, menos con los recuerdos y el pasado.

El pasado maldito, duro de lidiar, la reminiscencia cansa la mente, y James se siente cansado. Sería mentir que todos los días se despierta con una amplia sonrisa, con ganas de hacer todo lo propuesto.

Existen días donde desea dormir, mirar a la nada y no forzar a sus labios y mejillas sonreír.

Fueron años, no supo en que momento terminó por convertirse en jefe de Aurores, la impotencia de esos años surgieron efecto en los demás: muchos lo temen. A James nunca le agrado esa consecuencia, pero no va a negar que también es fantástico. Son más cautelosos en su presencia, James puede hacer muchas cosas que su imprudencia impedía.

Ahora piensa y razona que puede beneficiar a Clarissa y a los demás.

Eso significa que deba de volver a interactuar con Nathan Jung.

Fue cuando apenas duras comenzaba a ser reconocido como buen auror, sus primera misiones después de mucho, generaron daño en James. Accidentes.

Llego a San Mungos y se encontró a la persona que menos quería ver.

Se veía tan bien, sonriente y magistral con su traje, opuesto a esas túnicas de colores brillantes, estaría seguro que Nathan habría hecho una pataleta en negarse a utilizar algo tan fuera de la moda y James no podría estar agradecido.

Pensó que solo lo admiraria, como siempre lo ha hecho. A veces mirar cosas prohibidas, sacian esa necesidad de querer tomarlas.

Nathan es algo prohibido y exótico para James.

Pero la suerte nunca está de su lado, su el doctor que lo atendió fue Nathan.

James casi quiere reír con el solo recuerdo de él rostro forzado de Nathan, lo tenso que estaba y esa cordialidad teatral que para muchos es encantador, pero que James identifica rápidamente ante esos años que había tratado con él. Es obvio, para Nathan, James es una amenaza por que ha mostrado gran parte de su verdadero ser, que el maquillaje no puede cubrir. La sonrisa y las palabras son el maquillaje de Nathan.

Hey Jude² | Wizarding World Donde viven las historias. Descúbrelo ahora