Capítulo 4:
Remus:
El viernes llegó más rápido de lo que esperaba y ahí estaban sentados los hijos de Maia en mi aula. La niña es igual de ansiosa que ella, se le nota los nervios por una clase nueva y está con su pluma esperando para empezar a escribir. El varón, en cambio, está ansioso, pero no parece tener ganas de escribir.
-Hola buenos días estudiantes, soy Remus Lupin, voy a ser su profesor en esta materia que es Defensa Contra las Artes Oscuras. Una muy necesaria donde aprenderemos lo teórico y práctico.
Hice que la tiza fuera escribiendo mis datos y el nombre de la materia mientras los observaba.
-Me gustaría que me dijeran sus nombres, edad, si sus padres estudiaron en Hogwarts - necesito que me digan quién es su papá- y por último, un tema que les gustaría aprender.
Fueron hablando, uno a la vez por fila, hasta que llegó ella.
-Hola profesor, soy Sofia Louder, tengo 11 años, mis papás estudiaron en Hogwarts y, según lo que dice mi mamá, se recibieron el mismo año. El tema que me gustaría aprender, es sobre el encantamiento Patronus.
Me sorprendió que lo conociera, hasta que recordé quién es su mamá y sonreí. - Es un buen encantamiento.
Siguieron hasta que llegó su hermano. - Hola soy Liam Louder, tengo 11 años, mellizo de Sofía, bueno ella ya dijo lo de nuestros padres, así que yo voy a agregar que ambos pertenecieron a Gryffindor como nosotros - sonrió orgulloso - y el tema que me gustaría aprender es sobre hombres lobo y los animagos.
-Dos temas interesantes llaman tu atención Liam. - la verdad no me sorprende que les haya hablado acerca de eso. ¿Sabrán de mí?
Los dejé con una actividad mientras iba pasando por el aula a ver cómo la llevaban. Pero mi mente no paraba de irse a la información nueva que tengo. Estudió en el mismo año que nosotros y de nuestra casa, o sea que yo lo conozco a su papá. Yo conozco al hombre que Maia quiso o al cual se entregó de esa manera.
Ella es libre obvio de seguir con su vida, después de todo, yo fui quién terminó lo nuestro. Pero me duele pensar que alguien más tocó su cuerpo, que alguien más recorrió cada espacio suyo.
¿Habrá sabido cuál es el punto que más le gusta a ella? ¿Habrá dedicado tiempo a sus preciosos pechos, sabiendo que es lo que más la excita? ¿La abrazó después de hacer el amor? ¿Acarició su pelo hasta que ella se durmió? ¿La despertó llenándola de besos?
¿Ella lo habrá disfrutado? Porque yo no pude nunca con otra mujer. La única vez que lo intenté, no pude ni proponerle a la chica que fuéramos a la habitación, no lo sentía, no me excitaba.
-Profesor. - giré a ver quien me hablaba y me percaté de que es Liam.
-¿Qué sucede?
-Acá en el libro no habla de los duendes para responder la pregunta 4.
-¿Me podrías mostrar? - cuando me acerqué más para ver el libro también, noté que su forma de tomar las cosas me es familiar, pero no daré más vueltas al asunto.
Cuando terminamos la clase, los estudiantes consultaron si podíamos hacer una clase práctica la próxima semana y les prometí organizarla. Se fueron todos felices.
Al otro día, me desperté con una carta de los chicos para ir a las 3 escobas, hacía años que no íbamos al lugar.
A las 2 de la tarde llegué al bar, no había cambiado nada a decir verdad, entré con confianza buscando a los chicos, pero definitivamente no esperaba verla a ella hablando con Sirius. Preso de los nervios, salí del lugar y me fui a la librería.
Volví cuando creí estar listo para verla, pero ya no estaba. Sirius me dijo que lo habían organizado con Martina para que habláramos. Ella sí sabía que yo venía, a diferencia de mí. Me observó cuando me fui, según Sirius, y dijo que no había problema, para después marcharse.
Me sentí un idiota, como pasó hace tanto tiempo. Salí frustrado nuevamente para caminar por el pueblo, necesitaba distraerme.
Llegué a unas calles que traen recuerdos, siempre nos perdíamos por este lado para ver las diferentes librerías. Hice nuestro recorrido, entrando una por una.
En la de <Wey's> había una nueva colección en exposición. Fui a recoger un libro para estudiarlo, hasta que me percaté de su presencia, siempre me pasó, siempre que ella estaba la sentía.
Estaba viendo unos libros, muy concentrada por su ceño ligeramente fruncido. El tapado que se ha puesto color rojo le queda muy bien, su pelo recogido me permite observar detenidamente los rasgos de su rostro. Estuvo llorando, espero que no haya sido por nuestro encuentro fallido.
Dejó los libros para irse, algo me decía que la siguiera. Esperé unos minutos y salí en su búsqueda, estaba lejos ya, corrí hasta que mi poco estado físico me pasó factura. Tenía que evitar que se vaya.
-¡Maia espera!
Se detuvo en seco.
Giró dejándome ver su hermoso rostro que tanto extrañé. Su cara es de sorpresa absoluta. Me moví por inercia, necesitaba su cercanía, quedé frente a ella.
Abrí la boca para hablar, pero me quedé en blanco. Lo notó porque ella comenzó nuestra charla.
-Hola.
Su voz. Suspiré. Extrañé su voz.
-Hola Maia.
Quería decirle tantas cosas, quería hablarle de que conozco a sus hijos y que sé acerca de su padre, quería saber donde estuvo, cómo está, que hizo todo este tiempo. Pero antes de que pudiera hacer algo, empezó a negar con su cabeza.
-Lo siento, no puedo.
Se fue y desapareció a pocos pasos, podría jurar que estaba por llorar, aunque ya no sé que tan bien la conozco. ¿No se atreve a decirme que tiene una familia?
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Nunca pude olvidarte. - Remus Lupin.
Romance- Jamás podría quitarte de mi cabeza Maia. - Nunca pude olvidarte Remus. Prohibido la copia de este escrito.