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Capítulo 2:


Remus:


Estaba nervioso, primer año, nueva escuela, nuevos compañeros... ¿Qué excusa daré todos los meses cuando haya luna llena? Suspiro frustrado y sigo caminando buscando un lugar en el tren donde sentarme. Alguien grita por lo que volteo, ocasionando que choque con una persona.

- Lo siento. - dije nervioso, pero el problema vino cuando la vi, sus ojos verdes, su pelo desordenado y corto de color negro.

- No te preocupes, yo suelo ser muy torpe. - dijo riendo.

- Ven te ayudo. - la levanté y recogí su libro para dárselo.

- Gracias - me sonrió -, soy Maia Louder.

- Remus Lupin. - su sonrisa aumentó haciendo que aparecieran unos hoyuelos y que sus ojos se achinaran, no podía dejar de verla.

- Mai te estamos esperando. - dijo una voz a mis espaldas. Ella miró y sonrió.

- Voy. - volvió su vista a mi - Es un placer conocerte, espero que quedemos en la misma casa.

- Igual. - se fue y la seguí viendo hasta que desapareció en un compartimento, momento en el cual reanudé mi búsqueda de un lugar.



Me desperté exaltado, no sé si es el estar en el tren o que, pero soñé con ella, con la primera vez que la vi. Suspiré, sigue igual de hermosa, y la perdí también.

Me quedé pensando en sus hijos... ¿Por qué vino sola a dejarlos? ¿Dónde está su pareja? ¿Será madre soltera? Eso no me lo creo, nadie en su sano juicio deja a una mujer como ella. Yo lo hice por tonto y por no estar cuerdo en ese momento, está clarísimo.

Unos golpes en el compartimento me sacaron de mis pensamientos. Era un grupo de niños - Disculpa - dijo uno de ellos pelirrojo -, ¿Podríamos quedarnos aquí? No hay tantos lugares.

- Sí, no hay problema. - les sonreí y se ubicaron. Les di una rápida mirada a todos, hasta que me detuve sorprendido, un niño, me da la sensación de que soy yo a mis 11 años, está nervioso como me pasaba a mi también. Decidí dejarlo pasar y ponerme a leer, así no se sienten presionados de que haya un maestro.

La selección de casas siempre es un momento clave en la cena de bienvenida, me encantan las caras de los de primer año, sus nervios y ansiedad.

Comenzaron a pasar varios niños, muchos quedaron en Hufflepuff este año, lo cual me sorprendió bastante. Dejé de divagar cuando escuché su apellido.

- ¡Liam Louder!

El mismo niño que vi en el tren pasó, lo observé, desde lejos no podía ver bien igual sus rasgos, agudicé mi oído, ventajas de hombrelobo, para saber que le decía el sombrero.

- Ah que tenemos aquí, brillante mente como tu mamá, corazón grande como tu papá, miedo al rechazo también como él, tienes deseo de conocer... de conocer completamente tu historia y un hambre de travesuras... si, puedo ayudarte con eso. ¡¡GRYFFINDOR!!

El niño se levantó contento y se sentó con unos chicos pelirrojos, que si no me equivoco son los hijos de Molly.

Volví mi vista a Minerva cuando escuché de nuevo el apellido.

- ¡Sofía Louder!

Una niña que tranquilamente podría ser Maia a los 11 años, tiene la misma sonrisa que ella. Fruncí mi ceño, ¿Mellizos tuvo? ¿Por qué tienen su apellido y no el de su papá?

- Uh que tenemos aquí, una mente rápida para solucionar problemas, muchas ansias de demostrar que vales y que eres más que una mente brillante. Mucho amor y mucha empatía para con los demás, un deseo de protección con tu hermano y dudas que podrás resolver en Hogwarts... ¡¡GRYFFINDOR!!

Se levantó y corrió a donde está su hermano para abrazarlo. Verlos me recordó a nuestra cena de bienvenida. Yo estaba feliz de haber quedado en la misma casa que los chicos que había conocido en el tren, hasta que escuché que ella quedaba también en los leones, mi corazón dio un vuelco cuando se ubicó a mi lado y me dedicó una sonrisa sincera.

Me acerqué a Minerva después de la cena para preguntar, no iba a quedarme con la duda.

- Minnie, ¿Tienes un rato para hablar? - le consulté.

- Vamos, tengo que ir a la sala de Gryffindor, acompáñame. ¿Qué sucede Remus?

- ¿Te acuerdas de Maia?

- Obviamente, y ahora que tengo una copia suya más todavía. - rió.

- ¿La viste después de la guerra?

- Oh sí, la vi unas cuantas veces, más que nada porque es animaga. - la miré sorprendido, eso no lo sabía. - Sus hijos también sus animagos, ya me avisó Dumbledore.

- ¿Animagos? ¿Tan chicos?

- Fue decisión de ellos después de que se enteraron de que su madre también lo era. El niño se transforma en un lobo ártico, mientras la niña es un tigre, lo que es gracioso teniendo en cuenta que su mamá es una leona cuando se transforma.

- ¿Qué? ¿En serio? - no salía de mi asombro.

- Te hablo en serio querido, yo les dije que en luna llena no podían salir, por las dudas, las demás noches habría que ver si les armamos un cronograma de transformación.

- Yo podría cuidarlos en las noches que se transformen.

- Es un buen plan Remus. - sonrió - Pero, ¿Qué más necesitas saber?

- ¿Cómo sabes que hay algo más? - enarcó una de sus cejas. - Si lo hay, ¿Sabes quién es el padre de los niños?

Suspiró. - Eso no lo sé con certeza, aunque tengo mis dudas y especulaciones. - rió, como toda mujer que sabe algo que el resto no.

- ¿No me dirás cierto?

- Puedes preguntarle a ella. - me miró con esa sonrisa pícara.

- No hemos hablado en 12 años Minnie, ni siquiera sabía que fue madre.

- Es un buen momento para retomar comunicación entonces.

- No lo creo Minnie. - suspiré y ella me dedicó una mirada cargada de tristeza. - Buenas noches.

Necesitaba pensar solo, ¿Dónde estuvo todos estos años que nunca la encontré? ¿Quién es el hombre con el que tuvo dos hijos? ¿O tendrá más? Quizás estos son los más grandes... Quizás no vino a la estación por quedarse con los demás niños en su hogar, eso puede ser.

Reviso mi horario una vez más, recién el viernes tengo con primer año, espero que sean inteligentes como lo era ella en Hogwarts. Sonreí recordando cómo se ponía nerviosa por sus notas y era siempre la calificación más alta. 

Nunca pude olvidarte. - Remus Lupin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora