Si algún día te preguntaran: ¿Eres digno de estar en el cielo? , ¿Qué contestarías?
Que si, que no, soy ateo y no creo en el cielo.
En mi caso he sido una muy buena persona toda mi vida, nunca le hice daño a nadie y cuando a mi me lo hacían daño, no...
Aviso leer el capitulo anterior la ultima parte ya que lo actualice por el bien de la trama. Aunque si eres nuevo ignora esto.
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Tn: Lute... te odio.
Estuve tirado en el suelo ensangrentándome desde hace varios minutos. Cada vez que trataba de moverme, el dolor de la herida aumentaba. Sentía mi respiración más pesada que antes.
Tn: No me puedo quedar aquí a morir. Tengo que ponerme de pie.
Con todas mis fuerzas, me levanté, consiguiendo apoyarme en el muro del edificio destruido.
Tn: Vamos, Tn, tú puedes. Si sobreviviste a un grupo de mujeres pájaro en el infierno, esto es pan comido.
Avanzaba lentamente, colocando mi mano sobre la herida, tratando de detener de alguna forma el sangrado, aunque con poco resultado. Sentía cómo por cada segundo que pasaba, perdía más sangre, ahora nublando mi vista. Necesitaba encontrar a un doctor pronto antes de que fuera tarde o a cualquiera que me pudiera ayudar.
Aunque algo me dice que es muy difícil encontrar gente solidaria en el infierno que ayude a un extraño.
Tn: Es mucho más probable que me traten de robar los órganos en vez de que me ayuden.
Me volví a caer al suelo nuevamente; ahora estaba teniendo dificultad para respirar.
Tn: Sa-biendo que esto iba a ocu-rrir, no habría luchado contra ti, Lu-te.
Me arrastraba con todas mis fuerzas, pidiendo ayuda, pero nadie lograba escucharme. Me detuve cuando ya me quedé sin energías para continuar.
Tn: Aquí moriré, tan lejos llegué tratando de sobrevivir, para solo al final morir en un sucio callejón. A-yu-da. - Dije en un susurro.
Antes de cerrar el ojo completamente, escuché una voz que respondió a mi llamado.
???: Yo podría ayudarte con ello.
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Levanté la cabeza, viendo a un demonio de complexión delgada, elegante, con una amplia sonrisa llena de afilados dientes amarillos y orejas de ciervo. Además, llevaba un bastón con un micrófono.
Tn: ¿Quién eres? - Pregunté confundido.
Alastor: (Debe de ser nuevo) ¡Alastor, es todo un placer por fin conocerte! Sin duda, todo un placer. Vi tu pequeño acto y no pude resistirme, ¡qué gran actuación! - Dijo presentándose - ¿Y tú quién eres?
Antes de que pudiera responderle, volví a escupir sangre.
Tn: So-soy Tn.
Alastor: Es un gusto conocerte, Tn. Debo admitir que no te ves para nada bien. - Sonriente.
