6

521 58 0
                                    

_ Ve a ducharte, yo iré pidiendo la cena anda.
_ Vale - comenzó a subir las escaleras -. ¿Podemos seguir jugando cuando comamos?
_ No, ya es tarde. Después de comer si quieres ve televisión o algo por el estilo.
_ Pero ... Khun Faye.
_ No seas molesta y obedéceme anda.

La conejita subió haciendo un puchero. Faye pidió unas pizzas a domicilio y se duchó en el lavado de su habitación. Ya con ropas cómodas bajó y encontró a una conejita saltarina luchando con su cabello en la sala.

_ Ven, lo estás empeorando - la regañó extendiendo la mano para que le entregara el peine -. Gírate.

Pasó el cepillo con cuidado de no lastimarla. Encontró su cabello tan bonito y sedoso. Parecía mantequilla bajó sus manos. Extrañamente las caricias calmaban la intranquilidad de la furry. Se quedaron ambas embelesadas con la acción hasta que el sonido del timbre las despertó. Faye abrió y recibió su pedido, el aroma volvió a activar a la furry.

_ ¡¡Pizzaaa!! Me encanta, me encanta, me encanta. Gracias Khun Faye.

La mujer solo logró sonreír ante el exceso de entusiasmo. Comieron en la sala viendo un programa de televisión, o mejor dicho, intentando verlo porque la hiperactividad de Yoko no permitía ningún tipo de concentración. Se quedaron ahí un rato más después de lavar los platos, la menor revoloteando sobre Faye, mientras que la adulta observaba divertida las ocurrencias de la conejita, maldiciendo mil veces la hora en que le dió ese bendito café.

_ Yoko, vamos a la cama, ya es tarde.
_ No Khun Faye, no tengo sueño. Por favor.
_ Nada de por favor, ya casi van a ser las 11 y mañana tengo que trabajar.
_ Pero tengo muuucha energía.
_ Lo sé pero vas a tener que contenerla.
_ No puedo, es mucha - reclamó dando leves brinquitos en su lugar.
_ Haz lo que hiciste cuando te estaba peinando.
_ No puedo si no estás cerca, tú me das paz, yo sola no sé cómo manifestarla - respondió encogiéndose de hombros.

Faye se quedó pensando en sus palabras con la boca semi abierta. Tragó saliva ante la idea que rondó su cabeza y carraspeando un poco la expuso.

_ ¿Si te dejo dormir conmigo prometes quedarte quieta? - un leve tono rosa se expandió por su rostro.
_ ¿Me vas a abrazar?
_ Mjmm
_ Entonces sí

Subieron a la habitación de Faye, Yoko la siguió dando brinquitos y cantando una canción infantil. Se acomodaron en la cama la conejita se aferró a su cuerpo con más fuerza de la necesaria.

_ Oye, furry aprovechada, no tienes que apretarme así, me vas a asfixiar.
_ Pero me dijiste que podía abrazarte.
_ Si pero no de esta forma, es demasiado fuerte, no podré dormir.

Faye se soltó del agarre susurrando su molestia, la conejita hizo un puchero decepcionada. La castaña giró los ojos y extendió su brazo hacia ella, con una sonrisa la furry se acercó más calmada y se acomodó en su regazo. Escondió su cabeza en el cuello de la humana, respirando su aroma. Deslizó el brazo por su cintura y la atrajo un poco más hacía ella.

_ Khun Faye siempre huele tan bien - la mencionada se sonrojó ante la inocente confesión y giró su cabeza hacia la menor, tratando de entender por qué le ardía tanto el pecho con esas palabras.

Yoko subió su cabeza y se encontró con los ojos café de su cuidadora. La furry lucía tan tierna, Faye acarició su rostro, su cabello y sus orejitas. Quedó ensimismada ante tanta dulzura, por pura inercia besó su frente. Al sentir la fina piel contra sus labios se percató de lo que acaba de hacer. Recordó los traumas que sufrió la furry con su otra familia y se maldijo mentalmente por ser tan sucia como ellos. Terminó el contacto y se alejó un poco de su cuerpo.

_ Vamos a dormir, mañana debo ir a trabajar.

La conejita solo asintió observando devotamente a su protectora. Volvió a esconder su rostro en el cuello de la mujer y a anclarse a su cuerpo. No tardó mucho en dormirse, Faye por su lado no dejaba de pensar en las nuevas sensaciones que acaba de descubrir, ahora más que nunca necesitaba encontrarle un nuevo hogar a Yoko, antes de que la situación se le saliera de las manos.

Al día siguiente procuró levantarse antes de que sonara la alarma para que el ruido no despertara a la furry. Se detuvo un instante para observarla, unas inmensas ganas de abrazarla y no soltarla nunca más se apoderaron de ella. Molesta por sus pensamientos salió de la casa a toda velocidad, apenas se duchó y se vistió. En el camino compró su propio desayuno. Entró a la empresa y fue directo a la oficina de Ice, la ingeniera revisaba unos documentos y se sobresaltó ante la intromisión.

_ ¿Qué tienes? ¿Por qué luces tan alterada?
_ Necesito encontrar a alguien que se quede con Yoko, es urgente, ya no lo puede postergar más - sentenció Faye con el rostro endurecido.
_ ¿Pero por qué? ¿Qué pasó? Ustedes estaban bien el domingo - la incredulidad se esparció en su rostro -. Si es por lo del café es muy tonto de tu parte, ella no es así, con no darle más energizantes es suficiente.
_ Claro que no es por eso Ice. ¿En serio me crees tan superficial? - respondió un poco más calmada.
_ ¿Entonces qué ocurre? - se levantó y fue al encuentro de su amiga. Colocó la mano en su hombro y le hizo señas para sentarse.
_ Es que no la quiero lastimar, ya ha sufrido mucho. Ella no se merece esto - los ojos se le comenzaron a cristalizar y la voz a quebrar.
_ ¿Por qué dices eso? ¿Cómo podrías hacerle daño?

Faye desvío su mirada avergonzada, se levantó impetuosas y endureció su expresión.

_ Eso no importa, la quiero fuera de mi casa, es lo mejor para ambas.
_ Tengo una amiga que alomejor quiere acogerla - susurró Ice.
_ Organiza una reunión, quiero conocerla antes de presentarle a Yoko.

La ingeniera asintió y Faye salió de su oficina. Mantuvo su rostro estoico hasta entrar a la suya, cerró la puerta con seguro y bajó las cortinas. Se desplomó en su asiento y respiró profundo para calmar el malestar que esa conversación le provocó. Para liberar mejor la tensión se concentró en quien había sido su amante furtivo durante todos esos años, el trabajo.

Mi Dulce Furry (FayeYoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora