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_ ¿Estás lista? - preguntó Faye con angustia quitándose el cinturón de seguridad.
_ Si, mucho - respondió la furry sonriente.
_ ¿Segura?
_ Que siii.
_ Pero si te hacen algo malo dímelo de inmediato ¿Ok?
_ Si P'Faye, lo prometo.

La humana la abrazó con preocupación, al terminar el contacto tomó su rostro, acarició su mejilla y le dejó un beso en los labios. Yoko se sonrojó y dejó escapar una risita. Habían pasado algunos meses desde que le cedieron la custodia de Yoko y el nuevo curso escolar acaba de comenzar.

_ Cuando llegue a casa me das más besitos como premio.
_ Todos los que quieras.

Faye salió del auto y abrió la puerta para la conejita y la ayudó a bajar extendiéndole la mano. Una vez fuera volvió a abrazarla sacándole una pequeña carcajada a la furry.

_ Entremos, aún tenemos una cita con el director antes de que vayas a clases.

Caminaron por el pulcro pasillo de la escuela. Los alumnos observaban con atención a Yoko, Faye imaginó que para la mayoría será la primera vez que ven un furro de conejo y la preocupación le recorrió la mente. Las personas no suelen ser buenos receptores ante las novedades. Optó por inscribirla en un colegio mixto, uno de solo furros podría ser demasiado severo para ella. Con humanos alomejor le sería más fácil hacer amigos. La furry comenzó a asustarse ligeramente por el exceso de atención que estaba recibiendo, Faye tomó su mano y la acarició con el pulgar. Llegaron a la dirección y confirmaron su cita con la secretaria.

_ Sea bienvenida señorita Malisorn, es un inmenso honor para mí tenerla otra vez en Bromsgrove International School Thailand.
_ Muchas gracias director... - leyó su apellido en la tablilla informativa del buró - Bond el placer es todo mío.
_ ¿Esta ternurita me imagino que sea Apasra de Malisorn?
_ Si, es mi dulce furry
_ Ya veo. Nunca hemos tenido un furro de conejo pero estoy seguro de que le encantará nuestra escuela.
_ Eso espero. En su anterior colegio la acosaban por ser tan débil, suele despertar los instintos de los furros más grandes.
_ Me lo imagino, pero déjeme decirle que en este centro tenemos una política de tolerancia cero ante el acoso escolar. Cuando algún estudiante molesta a otro es automáticamente expulsado con carácter definitivo. Además - le extendió una carpeta - en este horario la hicimos coincidir lo más posible con humanos para mayor precaución.
_ Muchas gracias director, mi familia y yo estamos complacidos con su gestión.

Los adultos se levantaron y estrecharon sus manos como despedida, Yoko hizo el gesto de wai y siguió a su cuidadora. Entrelazó una vez más sus manos y sonrió.

_ P'Faye, ¿porque el Director Bond te trató como si te conociera formalmente?
_ Estudié en esta escuela, aunque en esa época él no trabajaba aquí.
_ ¿De verdad? - preguntó emocionada dando pequeños brinquitos.
_ Sip, los miembros de mi familia estudian aquí desde que se inauguró la escuela. Es más que tradición, aparte somos dueños del 65% de la misma.
_ ¿Está escuela es tuya?
_ No, es de mi abuela, ella está a cargo de las acciones - Faye hizo una pequeña mueca de desagrado, Yoko la observó y se mantuvo callada viendo que el tema la incomoda.
_ ¿Quieres que te acompañe a tu clase para pedir permiso al profesor?
_ Si, por favor.

Faye observó el horario y guió la furry a través de los pasillos hasta llegar a su destino. Frente a la puerta Yoko arregló por última vez su uniforme, la humana tocó con cuidado y una señora de aspecto amigable abrió.

_ Buenos días profesora Min.
_ Señorita Peraya, que placer verla por aquí.
_ El placer es todo mío - hizo un gesto a la furry para que se acercara -. Ella es Apasra de Malisorn, mi furry, no sé si le habrán informado que estará en su clase este semestre.
_ Si claro, estoy al tanto, será un gusto. Se ve que es una alumna muy aplicada - la mujer le sonrió con sinceridad y Yoko le devolvió el gesto con timidez.
_ Muchas gracias profesora, la dejo a sus cuidado. Por favor cuando acabe muéstrele dónde queda el próximo salón.
_ Por su puesto, no se preocupe.
_ Una vez más, gracias por cuidar de mi furry - se despidió Faye con el gesto de wai.
_ No hay nada que agradecer. Fue un gusto volver a verte, si me disculpas esta linda jovencita y yo tenemos que entrar - le indicó a la conejita que la siguiera. Yoko asintió y se despidió de su cuidadora besando la comisura de su boca.

Entraron al salón, la furry pasó su vista rápida por el grupo, justo como mencionó el director casi todos eran humanos, apenas habían dos o tres furros de gato y un ave que no definía su especie. La maestra la presentó y le indicó un puesto. Al concluirla le pidió a la furry de ave que le diera un recorrido y le mostrara los otros salones. Coincidían en casi todas las clases así que fue más sencillo. Para el final del día había hecho muy buenas migas con ella; su nombre era Bam, como casi todos los de su grado es dos años menor que ella y es una furry de paloma blanca. A diferencia de en su anterior colegio, en este se sentía segura, es cierto que llamaba la atención de todos por ser un ejemplar raro pero nadie era grosero. Los pocos compañeros que se le acercaron lo hacían con respeto, por mera curiosidad, inclusive un furro de oso bastante imponente fue amable con ella.

Regresó a casa contenta, no veía la hora de contarle su día a Faye. Su rostro era adornado con una sonrisa amplia y brillante. Al llegar notó un aroma diferente aparte del que tanto amaba de su cuidadora, sus alarmas de peligro se activaron y entró con precaución. En la sala encontró a una señora de avanzada edad, sentada bebiendo una taza de café y en el otro extremo a su chica. Observó la tensión entre ambas mujeres y bajando sus orejitas se acercó al umbral.

_ H-hola - susurró Yoko con la cabeza agachada.

La anciana la observó detalladamente y fijó su vista en su orejas. Miró de regreso a Faye con el gesto endurecido.

_ ¡Una furry de conejo! ¿No tuviste una opción mejor? Hay miles de criaturillas de esas que mínimo son imponentes y tú vas a adoptar a la más débil - Yoko se encogió en su lugar ante la reacción de la señora, su naricita comienzó a moverse de un lado a otro y su corazón galpón dolorosamente en su pecho.
_ ¡No te atrevas a expresarte mal de ella! Respeta mi casa y a mi furry o romperé de forma definitiva los pocos lazos que nos quedan - respondió Faye alzando la voz -. Yoko, ve a tu habitación y espérame ahí por favor - le ordenó endulzando el tono.

La furry obedeció y subió corriendo, sintió los ojos arderle por las lágrimas. No entendía quien era esa mujer, ni por qué la atacó de esa forma, pero lo que más la frustró fue que sucediera exactamente después de tener un día tan maravilloso.

Mi Dulce Furry (FayeYoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora