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Pasaron 3 semana desde el encuentro de Big y Yoko en la cafetería, el chico resultó ser muy amable y respetuoso. Se unió al estrecho círculo de amigos de la furry junto con Bam. Los exámenes se acercaban por lo que era común que la triada se reuniera para estudiar, casi siempre en casa de la conejita porque era más tranquila y contaban con la ayuda extra de Faye.

Era uno de los pocos sábados en que habían decidido encontrarse en casa de la paloma, sus padres tenían que atender unos negocios y ella no tenía permiso para salir. Faye disfrutaba del tiempo viendo una serie que tenía pendiente, era raro tener la casa para ella sola por lo que aprovechaba esos pequeños momentos para relajarse. El timbre sonó arruinando su desintoxicación social, con un gesto de molestia se acercó a la puerta. Abrió despreocupada, sin prestar mucha atención y lista para despedir a quien sea que haya decidido arruinar su "momento".

— Hola P'Faye.

El rostro de la mencionada mostró perplejidad en su expresión. La incredulidad le nubló la mente momentáneamente y antes de darse cuenta, la castaña parada frente a la puerta eliminó el espacio entre ellas con un abrazo. Faye no correspondió el gesto y sin llegar a ser grosera la separó.

— Noom, ¿Qué haces aquí?
— ¿Puedo pasar? - Faye lo dudó por un instante antes de permitirle entrar. Ambas mujeres se sentaron en la sala, en sillones separados - Vine por ti - respondió Noom para recuperar el hilo de la plática -. Sé que me porté como una idiota en el pasado pero ya he madurado y hoy más que nunca tengo claro todo lo que significas para mí - Faye la miró con una mescla de empatía y comprensión
— Es muy tarde Noom - respondió en voz baja -, las cosas cambiaron.
— ¿Ya no me quieres P'Faye? - susurró la mujer con la mirada fija en los ojos de la anfitriona.
— Si te quiero, siempre serás alguien especial para mí pero ya no te veo con los mismos ojos. ¿Cómo podría? Han pasado 8 años.
— Nada ha cambiado para mí.
— Claro que sí, eres una mujer adulta al igual que yo. Has evolucionado tanto que estás decidida a afrontar las quimeras de tu vida. La chica que recuerdo jamás sería capaz de hacerlo - la castaña agachó un poco la cabeza analizando las palabras.
— ¿Y tú, cambiaste mucho?
— Si, más de lo que podría imaginar - respondió sonriendo al recordar cómo ya respetaba y comprendía las relaciones con los furros.
— No hagas eso por favor.
— ¿Qué cosa? - preguntó saliendo del trance al que había entrado.
— Sonreír de esa forma y no digas que no sabes a qué me refiero, tú mejor que nadie eres conciente del efecto que ese simple gesto tiene sobre mí.
— Cambiemos de tema por favor - pidió Faye incómoda -. Me alegra mucho volverte a ver, cuéntame tus novedades - la castaña se quedó un momento observándola antes de responder.
— No hay mucho que contar, mi vida es tan predecible como se esperaba. Mi padre murió hace 4 años y yo heredé sus acciones, soy la nueva presidenta de la junta directiva. Aparte de eso he adquirido nuevas acciones en otras empresas. ¿Y tú?
— Soy arquitecta, trabajo en una constructora, nada extraordinario.
— Siempre te gustó la simpleza, recuerdo cómo odiabas que tu abuela quisiera involucrarte en los negocios familiares.
— Aún lo hago, ni siquiera sé que haré el día que me toque asumir todo lo que mis padres me dejaron - soltó una pequeña carcajada ante los vericuetos de su imaginación.
— Seguro lo harás bien, aunque no te guste tienes un don para la dirección.
— Si, supongo.

Un silencio se  apoderó del ambiente, no llegaba a ser incómodo pero tampoco era agradable. Noom observaba cada detalle del rostro de Faye hasta parar en sus labios.

— Sigues tan hermosa como la primer vez que nos vimos.
— Noom - alertó en tono de regaño -, no arruines el momento. No estoy sola, amo a una chica increíble, por favor, por el amor que algún día compartimos, respeta mi casa y mi relación.
— ¿Te refieres a la furry? - preguntó con un liviano tono de desprecio en su voz - Jamás te gustaron esas criaturas ¿Qué cambió?
— Por nuestro pasado fingiré que no acabas de menospreciar a mi chica y respondiendo a tu pregunta, yo cambié. Mi forma de mirar al mundo maduró, ella actualizó mi perspectiva de la vida - no pudo evitar sonreír al decir esas palabras, su corazón se calentaba ante el recuerdo de su dulce conejita.

Noom notó el brillo en la mirada de Faye, lo amplia que se expandió su sonrisa y se sintió pequeña ante esos sentimientos de los que hablaba. Agachó la cabeza por un instante para reorganizar sus ideas y con una sonrisa de medio lado le respondió.

— Jamás te vi tan ilusionada - se levantó del asiento -. No mal interpretes mis palabras, pero no estoy dispuesta a renunciar a tí, no tan fácilmente. Quizás hoy estés encandilada con estas nuevas experiencias que estás experimentando pero me aseguraré de recordarte por qué fui tu primer amor.

Faye iba a responderle, quería gritarle que sus palabras estaban completamente fuera de lugar y que su relación era lo más real que había tenido en toda su vida. Quería dejarle en claro que jamás podría recuperar nada porque el amor que alguna vez le tuvo se había convertido en un simple afecto nostálgico, como el que se le guarda a los amigos de la infancia, pero justo cuando iba a contestarle un ruido en la entrada de la sala la desconcentró. Yoko había dejado caer sus libros sin querer al escuchar las palabras de Noom. La furry sintió sus ojos arder por las ganas de llorar, miró a su novia que guardaba silencio, volteó a la acompañante que mantenía una media sonrisa mientras la analizaba de pies a cabeza. La furry hizo una leve reverencia a modo de saludo, casi por inercia subió a su antigua habitación y se acostó sobre la cama.

— ¡Yoko, espera! - suplicó Faye mirando el pasillo vacío, giró hasta encontrar a su "invitada" y frunció el ceño - Disculpa mi descortesía, pero vete Noom y por favor no vuelvas. Regresa a tu vida y a tus negocios y déjame disfrutar de el regalo más hermoso que el destino me ha dado.

La castaña quería refutar, pero la otra no se lo permitió. Sin dejarla hablar abrió la puerta de salida y le hizo señas para que se marchara. Asumiendo su derrota salió, sin preocuparse mucho o sentirse quebrada, a fin de cuentas había perdido una batalla pero no la guerra. Si ya había conquistado a Faye una vez lo volvería a hacer, más ahora que no tenía los miedos que antes la frenaban. Una vez sola corrió en busca de su pequeña, al encontrarla se le oprimió el corazón. Estaba hecha un ovillo en la cama, escondiendo su cabeza debajo de las almohadas para que no la viera llorar. Se acostó a su lado y la abrazó desde la espalda.

— No llores mi linda conejita. Se me rompe el corazón viéndote así - susurró Faye en su oído.
—  Esa mujer, quiere que me dejes y la ames a ella.
— Eso no va a pasar, yo solo te amo a tí
— Pero ella es muy linda, además parece elegante y con mucho dinero.
— Si, Noom es una mujer hermosa y rica - las palabras quebraron un poco más a Yoko y le dedicó una mirada desgarradora a su novia -, pero nada de eso importa. Mi corazón te pertenece a tí, no a ella y no tengo espacio para nadie más en él.
— Pero ella fue tu primer amor.
— Y tú serás el último.

La furry se giró, la miró a los ojos con los suyos rojos e hinchados, Faye besó su frente y la pegó más a su cuerpo. La conejita se aferró al agarre y escondió la cabecita en su hombro. Quedaron en un silencio placentero, escuchando nada más que sus respiraciones. En medio de la tranquilidad algo inquietó la mente de la humana, "¿Cómo carajos sabía Noom dónde vivía? Y sobre todo ¿Cómo sabía que su novia era una furry?

Mi Dulce Furry (FayeYoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora