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Pasó una semana desde que Faye le pidió a Yoko que se quedara a vivir con ella. Habían desarrollado una relación platónica. Descubrió que la furry era muy mimosa, todo el tiempo estaba buscando contacto con la humana; abrazándola, besándola y arropándose a su alrededor. A Yoko no le gustaba estar separada de Faye, cuando se iba a trabajar la conejita se desesperaba y pasaba el resto del día sin saber como entretenerse. Su cuidadora estaba preocupada por esa dependencia tan intensa que rozaba en lo tóxico, lo consultó con su amiga y le aconsejó volver a inscribirla a la escuela. Ahora que formalmente iba a vivir en su casa podía arreglar los papeles para ello. Estacionó su auto frente al Registro Civil, ayudó a bajar a la furry y entraron al edificio. Yoko entrelazó sus dedos con los de Faye y esta le dejó caricias con el pulgar.

_ Señorita Malisorn, me temo que no puede acoger a la furry Apasra Lertprasert - Faye se sobresaltó al escuchar el nombre que leía el burócrata en el expediente -. Esta dulce conejita ya tiene una familia, incluso hay una orden de búsqueda para ella.
_ ¡No! Tiene que dejarme vivir con P'Faye, mi otra familia era mala - reclama Yoko dejando escapar algunas lágrimas.
_ Lo siento, para lograr la legalización de los permisos necesarios deberá, o bien convencer a su familia de que le sedan la custodia o presentar una demanda por abusos para que un juez sea quien la otorgue - el hombre tomó un pos-it y comenzó a escribir - aquí le dejo los datos personales de la familia de Apasra.

Faye se quedó en shock, salió del edificio y se paró delante de su auto, respiró profundo y se recostó a este. Yoko se lanzó hacia ella y se envolvieron en un abrazo íntimo. La furry no dejaba de llorar y sorber sus fluidos nasales. La apartó un poco de su cuerpo sosteniendola de los hombros, le levantó la barbilla con una de sus manos y con voz desidia le habló.

_ Mírame. Nadie te va a separar de mí. Agendaremos una visita a tus antiguos cuidadores y conseguiré que me den tu custodia - el rostro sonrojado por el llanto de la conejita se iluminó por la afirmación
_ ¿Lo prometes? - Faye negó con la cabeza.
_ Te lo juro.

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El Ford de Faye se estacionó frente a la casa de Ploy, aún dentro tomaron una bocanada de aire profunda y se miraron a los ojos.

_ ¿Estás lista? - Yoko asintió como respuesta.

Bajaron del vehículo, la furry alisó su vestido rosa pastel y acomodó su cabello, Faye sonrió ante el tierno gesto y le ofreció la mano para que la tomara. Tocaron el timbre y de inmediato escucharon respuesta del otro lado. Kun abrió y su rostro mostró una clara mirada de alivio al ver a la conejita. Intentó acercarse para tocarla pero esta se escondió detrás de su actual cuidadora, el hombre se reincorporó con una mezcla de frustración y anhelo.

_ Que gusto saber que estás bien Yoko, estábamos muy preocupados. Pasen por favor - las chicas entraron aún con las manos unidas.
_ Oh pequeña ¿Dónde te habías metido? Estábamos que nos moríamos de la angustia - saludó Ploy abrazándola e ignorando la resistencia de Yoko ante el contacto, una lágrima le corrió por el rostro con la conejita entre sus brazos.

Faye analizó la interacción, nada lascivo se mostró en estas personas aunque todo puede ser un teatro por su presencia. La furry peleó por sacarse del agarre y al conseguirlo corrió a los brazos de Faye. La pareja observó la interacción con curiosidad.

_ Mi nombre es Peraya Malisorn, pero pueden llamarme Faye.
_ Un gusto Khun Faye, yo soy Ploy y el es mi esposo Kun.
_ El gusto es mío.

Tomaron asiento, la conejita seguía aferrada a su cuidadora sin siquiera mirar al resto. Se mantuvieron en silencio por un tiempo prolongado, la incomodidad empezó a expandirse en la sala, Faye suspiró y separó un poco a la furry de su cuerpo.

Mi Dulce Furry (FayeYoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora