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Faye salió de la escuela con cierto grado de incomodidad, su confianza en las palabras del director Bond  y su ex profesora era limitada y no estaba del todo segura. Se dirigió a su trabajo para comenzar su jornada. Un día tranquilo y acogedor, aunque tenía un presentimiento extraño que la mantuvo inquieta todo ese tiempo. Incluso Ice lo notó y se lo comentó en el horario de almuerzo. De camino a su casa estaba distraída, atribuyó la sensación por la preocupación sobre el colegio de Yoko. Al pararse frente a su domicilio notó un auto que conocía a la perfección, de pronto todas las piezas encajaban. Un Rolls Royce negro, con las llantas en ocre metálico y los vidrios polarizados. Suspiró y se paró frente a la puerta de pasajeros, la ventanilla bajó dejando ver a una señora delgada de unos 70 años.

_ Khun Kingthian, que la trae por mi domicilio - el chofer salió con un elegante traje, abrió la puerta del carro y extendió su mano para ayudar a la anciana a salir.
_ ¿Ese es modo de hablarle a tu abuela? - Faye guardó silencio con el rostro endurecido-. ¿Me vas a invitar a pasar o seguiremos conversando aquí?

Con disgusto le indicó que entrara, caminaron hasta la sala de estar y se sentaron en extremos diferentes. Un espeso silencio sobrecogedor se expandía entre ellas. Faye vacilaba sobre el motivo de su visita. La señora carraspeo la garganta para romper un poco el hielo.

_ ¿Me brindarás por lo menos café?
_ ¿Me dirás por qué este repentino interés en visitarme?
_ ¿En qué falle en tu educación como para que no sepas cómo tratar a tus mayores?

Faye apretó su mandíbula, se dirigió a la cocina preparó la bebida y servida en tazas de porcelana las llevó hasta la sala. Le extendió una a su abuela y tomó la otra, la señora dió el primer sorbo y con una media sonrisa habló.

_ Veo que aún recuerdas como me gusta, negro y con una cucharada de azúcar. Tan encantadora.
_ Déjese de rodeos. Vaya al grano y diga el motivo de su visita.
_ La paciencia es una bella virtud querida. Sería bueno que la comenzarás a cultivar.

Cada palabra la desesperaba, ya sabía de sobras el motivo, solo quería que acabara de soltarlo de una buena vez. La anciana volvió a sorber del líquido con parsimonia.

_ Hoy recibí una llamada peculiar. El director Bond me alertó de la inscripción en el centro de la nueva miembro de la familia y eso activó mi curiosidad. Lo que más me alarmó, fue la mención de las palabras "encantadora furry" en dicha llamada. ¿Acaso entendí mal?

Faye estaba punto de replicar, quería decirle que no era asunto de ella, que ya era una mujer adulta y podía compartir su vida con quién quisiera, pero Yoko entró asomándose en la puerta

_ H-hola - susurró su pequeña intimidada.

Su abuela la observó con el desdén chispeando en su rostro. Detalló cada parte de su diminuto cuerpo hasta llegar a sus orejas.

_ ¡Una furry de conejo! ¿No tuviste una opción mejor? Hay miles de criaturillas de esas que mínimo son imponentes y tú vas a adoptar a la más débil - la ira se expandió en el cuerpo de Faye, sobre todo al ver a su furry comenzar a quebrarse ante el ataque.
_ ¡No te atrevas a expresarte mal de ella! Respeta mi casa y a mi furry o romperé de forma definitiva los pocos lazos que nos quedan - la voz le salió amenazante y tensa, miró a la conejita y con toda la dulzura que ella le provocaba le habló -. Yoko, ve a tu habitación y espérame ahí por favor.

Esperó hasta escuchar la puerta del cuarto superior cerrarse. Dirigió una mirada mezquina hacia Kingthian, apretó sus manos en puños y reprimiendo su tono para no alarmar a Yoko le habló.

_ ¿Con qué derecho viene usted a mi casa a juzgarme e insultar a mi compañera?
_ Vengo porque soy tu abuela y tengo todo el derecho del mundo de velar y exigir para tí solo lo mejor.
_ Yoko es la mejor furry del mundo y la mujer a la que amo, respete eso o no vuelva a pisar mi casa.
_ No te juzgo por adoptar una criatura de esas, tienen su encanto, es más entretenido tener una mascota que hable.
_ ¿No me escuchó? Yoko no es una mascota, es mi compañera.
_ ¿Pero qué tonterías dices? ¿Acaso ves a ese animalillo temeroso como un igual?
_ Su intolerancia es tan desagradable que me hace aborrecer ser de su misma sangre.
_ ¿Cómo te atreves a hablarme así?
_ ¿Cómo se atreve usted a insultar así a la persona más dulce y cariñosa que he conocido en mi vida? La única que ha logrado entrar a mi corazón y llenarlo de calidez.
_ Osea que no solo te gustan las mujeres, sino que también los furros. Con cada palabra que sale de tu boca me decepciono más.
_ El sentimiento es mutuo. Nuestra relación ya era bastante escasa pero con este patético espectáculo de racismo acaba de desaparecer - Faye se levantó de su asiento y con un gesto le insinuó a la señora que la imitara -. La invito a que se retire de mi domicilio y si es posible, no vuelva más hasta que haya actualizado sus creencias.

Kingthian se paró y con el rostro completamente desencajado por la ira sentenció.

_ Quiero a esa criatura fuera de mi escuela.
_ Por su puesto que no. Esa escuela es tan mía como suya, le recuerdo que usted había cedido el 70% de sus acciones a mi madre antes de que muriera, no las he querido reclamar porque no me interesaban pero si es necesario lo haré.

La anciana salió como una bola  de fuego iracunda. El chofer al verla abrió de inmediato la puerta de auto. Antes de salir por completo de la casa de Faye se giró y sentenció.

_ Esto no se quedará así Peraya Malisorn, no ensuciarás mi apellido con esta aberración
_ Le recuerdo que yo porto dignamente el apellido de mi padre - replicó con el mismo desdén.

La mujer terminó de salir y marcharse en su lujoso automóvil. Faye la observó alejarse hasta que se perdió en la esquina, corrió por las escaleras para llegar a la habitación de la furry, la encontró hecha una bolita en la cama llorando. Se acostó a su lado y la abrazó desde la espalda.

_ Tranquila mi pequeña conejita, eres lo más lindo que tengo en la vida y jamás permitiría que alguien te lastimara.

Yoko se giró en su regazo hasta quedar de frente. Faye observó sus ojos rojos he hinchados, su naricita húmeda y colorada, moviéndose de un lado a otro y se maldijo mentalmente por permitir que la hirieran tanto. La humana limpió el recorrido de las lágrimas con una de sus manos y besó sus labios.

_ ¿Quién era esa señora P'Faye? - la interrogada suspiró y pegó a la furry más a su cuerpo envolviéndola entre sus brazos.
_ Era mi abuela - Yoko abrió los ojos con sorpresa, agachó sus orejas y las lágrimas volvieron a acumularse -. Hey, mírame - levantó su rostro sostenido su barbilla con suavidad -, lo que esa señora opine a nosotras no nos interesa, es su problema no el nuestro.
_ Pero ...
_ Nada de peros. ¿Tú eres feliz conmigo? - la furry asintió con desesperación - Yo también lo soy contigo y eso es lo único importante.
_ Te amo P'Faye.

La humana se sorprendió ante la confesión, una sana sonrisa se expandió en su rostro, la abrazó aún más fuerte y con su chica acurrucada en su regazo le susurró.

_ Yo también te amo Yoko.

Mi Dulce Furry (FayeYoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora