Solo Yo.

3

Llegué al aeropuerto casi a la hora de salida del vuelo, pero para mi suerte, era un jet privado y no podía dejarme.

Siempre tarde nunca intarde.

Es un defecto de toda la vida.

Era la primera vez que volaba en avión, y aparte de emocionada estaba nerviosa, sufro de mareos y vómitos, y no quiero ensuciar un avión de millones de dólares.

Llevas mas de 5 javitas para el vómito, no creo que tengas tanta mala suerte.

Soy yo, obvio tengo mala suerte.

Es cierto, lo olvidaba.

Le di una sonrisa inocente al pobre hombre que me estaba esperando, y al parecer le caí bien, porque me sonrió y me dejó sentarme en el avión.

Admiré la vista al entrar, mierda, se nota que tienen dinero, me voy a comprar uno igualito.

Ja, ni tu te la crees.

Ya verás que si, eso y un hermoso perro.

Al sentarme una azafata muy bonita y amable se me acercó a preguntarme si deseaba algo, y como yo siempre tengo hambre y además debía tomarme los salaos medicamentos que sabían a rayo, le dije que si.

Me causó gracias su cara cuando le dije todo lo que quería, y me miró varías veces como preguntándose donde metía todo lo que comía, miró hacia mis pechos con envidia disimulada debido a la camiseta que traía y asintió como comprendiendo algo.

Me acomodé en el asiento, muy cómodo y amplio por cierto, era como una cama, saqué mis audífonos de orejitas de lobo y los coloqué junto al IPhone que me compré.

Que infantil eres.

No me importa lo que digas, yo las quise, yo las compré, ahora son mías.

Ni modo que las devuelvas.

Cuando la chica, cuyo nombre era Danna, regresó con mi enorme bandeja de comida, ya yo tenía los zapatos quitados, con mis hermosas pantunflas de lobo que también me había comprado y abrí los brazos con una sonrisa enorme.

Lo primero que me comí fue la bella hamburguesa que había con una Coca Cola, tenía antojo de una y por alguna casualidad en esta belleza te preparan lo que quieras, y yo no lo voy a desaprovechar.

Luego me tomé las pastillas haciendo mil muecas, y para pasar la amargura, muchas gomitas de osito después.

Como la fruta es muy buena, le pedí que me trajera de todo un poco, asi que trajo un posuelito llenito de uvas, trozos de manzana, piña, kiwi, arándanos, cerezas y otras que en mi vida había visto y probado, pero que estaban divinas.

De postre me comí un trocito de  pastelito de chocolate.

Mentirosa, te comiste como 5.

En mi defensa estaba delicioso y tenía hambre.

Muerta de hambre.

Muerta de hambre, pero orgullosa de ello.

Y para bajar todo eso, agüita para hidratar el cuerpecito.

Contenta y llena, me puse los audífonos con mi música que era mas variada que mis gustos por la comida, y me dispuse a echar una mimida porque no quería marearme y terminar desperdiciando todo lo delicioso que me comí.

Luego de un par de horitas, siento como alguien me toca el hombro, y sin esa persona esperárselo y yo menos aún, la agarro por la muñeca y se la tuerzo hasta tenerlo arrodillado frente a mi.