⛈️ Otra chica que no era yo ⛈️

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Me encontraba en la playa con mis amigas, Pame y Nicole estaban tirando piedras al lago mientras el viento amenazaba con arrasarnos. Caro y yo estábamos sentadas en las piedras blancas abrazándonos para entrar en calor, moríamos de frío a pesar de tener puesto un suéter debajo de una campera abrigada. Las chicas se reían mientras competían por quién tiraba la piedra más lejos, todas sabíamos que Nicole ganaría ese juego, era la que siempre ganaba en realidad.

Las miraba entretenida cuando Caro me habló tan bajo que si, no la tenía básicamente pegada al lado mío, no la escuchaba.
- Peleé con mis papás -me dijo suavemente al oído. La miré preocupada.
- ¿Por qué ahora? -dije intrigada. Caro siempre tenía diferencias con sus papás, nunca llegaban a estar de acuerdo. Pero ella, a pesar de los firmes y tercos que eran sus padres, peleaba hasta el final sin dudar de su posición. Eso admiraba mucho de ella, tenía la valentía de enfrentarse a sus papás a pesar de las consecuencias que ello traería.
Siempre era fiel a ella misma a pesar de que sus papás le exigían técnicamente que fuera perfecta.

Me miró sonriéndome para que no me alarmara demás.
- Les hablé de mi sueño de estudiar cine en Buenos Aires y volvieron a negarme la posibilidad de ir -dijo sonriendo pero con un pesar de fondo. No estaba bien.
- Caro... no puedo creerlo. ¿Por qué te negarían eso? No pueden cortarte las alas -dije indignada, no podía aceptar que le robaran los sueños a una de mis mejores amigas. Ella me abrazó con más fuerza cerrando los ojos, logré captar como unas lágrimas salían de sus ojos verdes. Acaricié su pelo rubio y lacio, no soportaba verla tan triste. Quería hacer algo al respecto pero no había nada en lo que pudiera ayudarla.

Nos quedamos en silencio abrazadas mirando como las chicas se correteaban y jugaban entre ellas, sus risas resonaban en el viento que llevaba sus voces de norte a sur.
Mientras abrazaba a Caro y miraba a las chicas, escuché otras voces a lo lejos. Miré para ver quién había llegado y se me revolvió el estómago.
Agustín y Martina estaban juntos colocando una mantita en las piedras para sentarse. Observé como Agustín le hacía cosquillas a Martina, como si fueran pareja. Se me había roto un poquito el corazón ese día, primero por no poder hacer nada para que mi amiga cumpliera sus sueños y segundo, Agustín abrazando y jugueteando con la mujer más nefasta que había conocido.

Eso me hizo cuestionar sobre quién era verdaderamente Agustín Bernasconi. ¿Lo había idealizado demás? Porque si en serio era distinto al resto de los chicos... ¿por qué se juntaría con ella? Todos los del curso se juntaban con ella para tener relaciones, usarla hasta que se aburrieran de ella y desecharla.
A pesar de que me caía mal, me daba mucha pena de que se dejara tratar así. Nunca me había acercado a ella porque nunca habíamos tenido una buena relación pero, debajo de todo lo malo que yo le encontraba, algo bueno debía de haber. Y no creía que mereciera que la usaran de tal forma, me parecía espantoso.

Volví mi mirada a Pame y a Nicole que habían metido los pies al agua helada del lago, gritaban por lo frío que estaba el agua. Me reía por las estupideces que hacían, eran las chicas más divertidas de toda la escuela para mí.
Miré de reojo a Caro, había cerrado los ojos, sospeché que se había dormido.
- Pss, ¿estás despierta? -la sacudí un poco. Se quejó frunciendo el ceño.
- Si -dijo con voz ronca-, me había relajado nomás.
Le sonreí y la abracé más fuerte.
- ¿Pasó algo? -preguntó mirándome fijamente.
La miré seria y fruncí mis labios helados.
- Agustín y Martina están acá -le susurré.
Me miró sorprendida y levantó la cabeza para buscarlos, cuando los ubicó, los quedó mirando con cara de decepción.
- Yo sabía que ese Agustín tuyo no era tan perfecto como decías -dijo negando con la cabeza-. Qué extraño igual.
- ¿Por?
- Según mis fuentes, Agustín odia venir a este lago -dijo extrañada. La quedé mirando sin entender.
- No entiendo, ¿qué tiene de malo? ¿Y cómo sabes eso? -pregunté riéndome.
- No importa como lo sé -dijo aún mirándolos con cautela-. Me parece raro porque no es un lugar que suele transitar y más con Martina, no sabía que se llevaran tan bien como para relacionarse fuera de la escuela.
- Capaz cambió de parecer y quiso venir con ella -dije mirándola tratando de parecer desinteresada. Pero claro que me importaba y mucho.
Era mi chico el que estaba ahí, y estaba con otra chica que no era yo.
- No, no es eso. Acá venía solamente con su ex -dijo mirándome seria.
Me quedé helada.
- ¿Su ex?
- Si... o sea que es un lugar especial -dijo confirmándome lo que temía.
Era una cita, no una juntada de amigos. Conclusión, era importante.
Todos los pensamientos negativos que tenía respecto a mí, a mi cuerpo y a mi personalidad comenzaron a caer a mi mente como una llovizna. Mi mente parecía una tormenta de inseguridades, cuya presencia se hacía más fuerte al ver tal escena de Agustín y Martina.
Todo lo que hacía Agustín confirmaba todas mis inseguridades.
Se me rompió un poquito más el corazón. Si seguía así, no me iba a quedar nada más que la sombra de lo que alguna vez había latido con tanta vida.

Las crónicas de una adolescente promedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora