Viviendo el momento

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Estábamos con las chicas en la plaza de la catedral que básicamente, era una de las cosas que más destacaban en mi ciudad. Ese día, por suerte no estaba lleno de estúpidos que jugaban a los pases con la pelota y que eran capaces de tirarte la pelota en la cara.

Caro había llevado todo lo necesario para hacer sanguchitos, Pame había llevado su parlante para poner música desde su Spotify, Nicky había llevado la manta en donde nos sentaríamos y yo había llevado las bebidas.
Nos habíamos pasado toda la tarde riendo y contando las mismas anécdotas que siempre contábamos en las juntadas. Pame había pasado toda la juntada con su teléfono, de seguro escribiéndole a su novio del cine.

Verlas tan radiantemente felices me hizo un mimo al corazón, por momentos así con ellas, experimentaba ese sentimiento de pertenencia que tanto perseguía desde que tengo memoria. No me sentía extraña o juzgada ni rechazada, sentía que ser yo era algo valioso y querido.

Guardé silencio por un rato para apreciar y guardar ese momento que seguro necesitaría en mis momentos de soledad, quería retratarlo bien en mi memoria para jamás olvidar lo feliz que era al lado de mis chicas.
Nicole me sacó de mis pensamientos abrazándome y apoyando su cabeza en mi hombro.

- ¿En qué tanto pensás? -preguntó en voz baja para que solo yo la escuchara y le contestara. Sonreí y acaricié su pelo negro largo y ondulado.
- Pienso en lo afortunada que soy.
- ¿No te da miedo? -me susurró suavemente mientras veía como las chicas se reían y hablaban. La miré enarcando las cejas.
- ¿Miedo de qué?
- De perder esto -dijo mirándome con tristeza. Negué con la cabeza.
-Si y no -respondí dudosa-. Trato de ignorar el hecho de que algún día nos vamos a separar y que cada una va a hacer su vida. Solo trato de enfocarme en el ahora, en lo que tenemos porque si pienso a futuro, voy a tener esa ansiedad acechante y enfermiza de no querer soltarlas y va a ser peor. Mientras más quieras retener a alguien o algo, es probable que termine yéndose más rápido de lo que originalmente iba a irse.

Nicole me miró pensativa y tomó una de mis manos entre las suyas con cariño.
-Presiento que vos y yo nunca vamos a dejarnos por completo -me sonrió con ternura-. Sos muy importante para mí y no me imagino olvidándote.
Sonreí con afecto y la abracé con fuerza sintiendo el amor entre nosotras, ese amor que con el tiempo se hizo más fuerte. Jamás había conocido a una persona más tierna que Nicky, a pesar de que mostraba ese lado serio y frío a los demás, era la mujer con el corazón más sensible que conocí nunca.

Nos separamos del abrazo y le ofrezcí un sanguchito de Caro, me miró con esa sonrisa traviesa que siempre me daba cuando me iba a negar algo o me iba a hacer burla. La miré con una sonrisa de advertencia antes de que negara aceptarme el sanguchito. Lo agarró y se lo comió, sonreí satisfecha y tomé de mi vaso con Coca Cola como si fuera un brindis.

Caro nos miró y nos sonrió al igual que Pame, nos comenzaron a contar un chisme de la escuela y con Nicky nos prendimos a la conversación.
-Te juro, boluda. Tincho me pidió una nude -afirmó Caro indignada.
-Que pibe pajero -comenté con coraje-. Supongo que lo bloqueaste, ¿no?
-Si, obvio -me aseguró mientras comía su sanguchito. De la nada, Nicole se levanta y va hacia los juegos.
Pame, Caro y yo nos quedamos mirando y decidimos levantarnos para seguirla. Nos reíamos al seguirla, Pame se subió a un tobogán y Caro la siguió. Nicole se subió a la hamaca pero no se sentó sino que se paró. Comenzó a balancearse para adelante y para atrás parada.

- ¿Qué haces, Nicole? -pregunté entre risas. Me miró sonriendo con diversión.
-Viviendo el momento -me respondió riéndose mientras se hamacaba.
Sonreí y me comencé a hamacar en la hamaca de al lado, me sentía muy feliz.
Era feliz y no sabía cuanto duraría esa alegría pero en ese momento, se sentía eterna.

Las crónicas de una adolescente promedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora