Solo un extraño

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 Narrador Luke:... 

 El café de mi taza parecía no tener un fin, era la segunda que tomaba y parecía durar más que la anterior y más que estresarme me alegraba un poco por eso. 

 Fuí él primero en despertarme por lo que ahora estaba desayunando solo, haciendo una apuesta mental de quien vendría primero mientras le daba los aparentes dos últimos sorbos a mi café. Estaba entre Ethan y Nico, aunque, apostaba más a que fuera Nico porque parecía ser siempre él primero en levantarse y a Perseus lo descarté por todo lo que le había pasado estas semanas y porque no quería considerar la idea de que él fuera él siguiente en despertarse.

Pero como yo soy un semidios con demasiada suerte Perseus cruzó la puerta del comedor, sorprendiendome notablemente.

Estuve a punto de levantarme pero recordé su insistente petición; No es necesario que hagas eso... Por lo que me quedé sentado clavando mi vista en mi taza con nuevo café infinito.

 -Te lo agradezco- Sus palabras hicieron que quitará la vista de mi café y lo observará extrañado.

 -¿Qué cosa?- Le pregunté confundido y él simplemente sonrió.

 -Eso también- Mencionó mientras se servía un poco de té azul- Por no levantarte y por no hablarme como si fuera treinta años mayor que tú- Explicó volviendo su vista hacía mí. Me quedé viendo sus ojos parecían tener el color de las profundidades del océano, estoy seguro de que si llegará a fruncir el ceño...-Podría matarte ¿no?- Su me pregunta me descolo de toda observación que estuviera haciendo.

-¿Qué has dicho?- No había notado en que momento había perdido el hilo de la conversación, pero lo había hecho.

- El café, si bebes demasiado podría matarte- Repitió él y volvió su atención a su desayuno y yo decidí imitarlo. Tal vez por eso el silencio decidió sentarse en la mesa, esperando pacientemente a que uno de nosotros lo matará.

 -No he bebido tanto- Le respondí quitando la vista de mi taza, aparentemente, vacía volviendo mi vista a él.

 -Esta es la tercera taza que tomas desde que llegué y me han dicho que estas desde las seis- Mire mis manos, en donde, sostenía la taza encontrándomela llena otra vez. 

 -No lo había notado- Mencioné sin tomarle importancia y seguí tomando aquel café infinito.

 -Deberías dejar de beber café- Propuso y yo arrugue mis cejas.

 «Cuando tu dejes el azul, tal vez lo haga» Pensé en decir aquellas palabras en voz alta, pero recordé que no conocía a quien tenia enfrente.

-Estaré más atento- Eso fue todo lo que respondí unos segundos antes de que las puertas se volvieran a abrir.

Ethan entró en silenció al comedor y Perseus y yo solo lo observamos. Él tomó un pequeño plato y puso unas cuantas tostadas sobre el, antes de irse nos dio una mirada rápida como si fuera una especie de saludo y salió de ahi rápidamente. No hizo falta palabras para entender porque no se quedó. Yo también me habría ido. Porque él tampoco conocía al chico que se sentaba a mi lado y tampoco me conocía a mi. 

Creo que ninguno de los cuatros nos conocíamos en realidad, el único momento en el día en que compartíamos palabras juntos era en las reuniones, si es que no estaban Kelly y él Telquines que a veces nos solían acompañar, aun así ni con su ausencia aseguraban que hubiera más palabras.

-Necesito que me acompañes- Mencionó él repentinamente dejando atrás aquel pequeño silencio que estaba naciendo. 

-¿A dónde iremos?- Le pregunté para luego darle, finalmente, el último trago a mi café.

PERCY JACKSON: EL ÁNGEL CAÍDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora