Fugitivas y raptadas

266 22 0
                                    

Narrador omnisciente;..

 -¡¿Qué carajo estas haciendo?!- la puerta del sótano se abrió, estrepitosamente, de un portazo-. ¡¿Chase?!- su mirada recorrió el lugar hasta que se centró en Annabeth que estaba tendida en el suelo-. ¡Mierda, mierda, mierda!- exclamó con frustración y se acercó rápidamente a su lado para ver que es lo que tenía-. ¿Qué te sucedió?- preguntó cuando notó que estaba algo pálida y que estaba sudadando, pero cuando quiso apoyar una de sus manos para verificar su temperatura vió pequeños cristales esparcidos a su alrededor, y volteó su vista al piso notando que también estaba lleno de cristales-. ¿De dónde has sacado esto?- preguntó sin esperar una respuesta por parte suya y levantó un trozo de cristal donde había gota oscura que cuando cayó al suelo desapareció al instante- Maldito pajarraco entrometido- maldijo y arrojó el trozo de vidrió al suelo y volvió a fijarse en Annabeth que había comenzado a temblar y suspiró pesadamente- como te desteto, ya no eres ni la mitad de tu nombre- se acercó a Annabeth y la tomó entre sus brazos para salir de la habitación. Pero cuando terminaron de subir las escaleras en un movimiento inesperado Annabeth saltó de los brazos de la chica empujándola haciendo que caiga por las escaleras.

 -¿Qué decías de que no escaparía?- preguntó con un tono burlón y cansado, y sin esperar respuesta abrió la puerta y salió encontrándose con una pequeña habitación que apenas vió y se apresuró a salir por la puerta. Cuando salió las luces la cegaron por un momento- ¡Mierda!- exclamó refregándose las manos contra los ojos. Cuando las apartó abrió los ojos y se sorprendió al notar que estaba en un parking lleno de autos, aunque no le dió mucho tiempo de similar donde estaba porque en ese momento escuchó un gritó de la chica que la había raptado y sin pensárselo mucho volvió a correr hacia los autos para esconderse detrás de uno de ellos, aún con las gotas de sudor resbalando por su rostro. 

 La raptora no tardó mucho en reincorporarse y en empezar a subir de nuevo las escaleras para perseguir a Annabeth sin antes maldecir a los dioses por su suerte. Cuando salió hacia el parking no vió a Annabeth cerca por lo que empezó a rondar por el lugar. 

 -¡Se que no te has ido Annabeth!- gritó para que ella pudiera oírla-. ¡No soy tan idiota!- volvió a gritar mientras se paseaba entre los autos buscándola pero de un momento a otro se detuvo-. ¡Sabes es inútil que intente encontrarte sería perder mucho de mi valioso tiempo!- una sonrisa se formó en su rostro cuando vió por un retrovisor como Annabeth pasaba por detrás de ella a unos autos de distancia-. ¡Te dejaré ir!- exclamó con una sonrisa y se bajo la tela que cubría su boca para que Annabeth pudiera oírla mejor-. ¡Por cierto yo que tú iría a ver a tu novio!- Annabeth la escuchaba atentamente sabiendo que podría decir algo que, tal vez, podría ayudará-. ¡Escuché qué tiene planeado un ataque en el Grand Central Terminal en una hora!

 -¡¿Por qué me dices esto?!- la cuestionó Annabeth que no pudo contener sus ganas de entender que es lo que hacia-. ¡¿Quién mierda eres?!- preguntó otra vez y después caminó hacia otro auto que estaba enfrente. 

 -¡¿Por qué no lo haría?!- cuestionó mientras se apoyaba en una de las columnas del lugar- ¡Y sobre quien soy, bueno eso deberías preguntárselo a ese pajarraco loco! ¡De paso agradécele por ayudarte a escapar!- Annabeth sintió un escalofrío recorrer su espalda al recordar lo que había sucedido y un dolor comenzó a atracarle el estómago, aunque no estaba segura de que fuera real- ¡Dile a mi hermano que le deseo suerte!- ella se tensó al oír la palabra; hermano salir de sus labios, y no supo porque- ¡Nos vemos, Chase!- se despidió, subiéndose de nuevo la tela para cubrir su rostro, y después de eso se escucho como la puerta de emergencia se habría y luego se cerraba de un portazo. 

 Annabeth se asomó desde su lugar para confirmar que realmente no estaba y soltó un suspiro pesado cuando confirmo que se había ido, se dejó apoyar contra el auto en el que estaba escondida. Estaba realmente agotada físicamente como mentalmente, ni siquiera sabía de donde es que había sacado fuerzas para empujarla y correr por el parking, sobre todo con lo que le había dicho esa chica, que no hizo más que confundirla. Pero no tenía tiempo de lamentar su estado ni a de analizar todo lo que había dicho, por lo que juntando todas sus fuerzas se levantó del suelo y comenzó a caminar hacia una salida de emergencia que estaba a unos metros de distancia de ella.  Si lo que ella dijo era cierto debía evitar que Percy provoque otro ataque y que más de sus amigos salgan heridos. 

PERCY JACKSON: EL ÁNGEL CAÍDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora