17 de febrero.
No estaba al tanto de si Leorio había sido dado de alta, o si no. Ignoraba sus mensajes, llegando a bloquearlo. Lo hacía por su propio bien.
Encerrado en mi casa, mi preocupación hacia Leorio era mayor que mi odio hacia la Brigada Fantasma, lo que me pareció extraño. En ese momento, pensé muchas cosas buenas de Leorio. Cómo si tuviera un recordatorio de mi error al empujarlo ese día.
Dí un suspiro cansado, por estar varias horas en mi escritorio. Aunque estaba ahí intentando pensar en pistas, ya que no quería salir, me la pasé pensando en el médico.
-¿Porqué no puede salir de mi cabeza?- Sentía como si esos pensamientos, y ese sentimiento hacia él, que suponía que era remordimiento y culpa, fueran un gran estorbo para mí. Y lo eran.
Agité mi cabeza, como si fuera a lanzar todos mis pensamientos a la basura, y me preparé para salir. No quería verlo. Pero debía salir y buscar pistas.
Era tedioso buscar en el pueblo por pistas, sabiendo que no encontraría nada. Ya había revisado cientos de veces el pueblo, y nada. Pasé por la comisaría, notando algo raro.
En el callejón de su lado, había un encapuchado. Discretamente, me escondí y observé, cubierto por un edificio. Un policía salió de la comisaría, y al notar al encapuchado, se vió asustado. Corrió hacía él, guiandolo hacia a algún lugar en el callejón.
-Policia corrupta -Fue la primer idea que hice. A pesar de eso, pensar que es un policial corrupto no es suficiente prueba para hacer una investigación.
Me acerqué lentamente al callejón, evitando mostrar mi cuerpo al interior de este y crear ruidos. Cuando llegué, asomé mi cabeza, para encontrar una puerta, en el otro extremo.
-Ya entraron -Supuse, acercándome a ella.
Cuando la abrí, el interior era una especie de sótano. Escuchaba voces resonando en la habitación, y empeze a bajar por esas escaleras.
-¿Quieren hacer eso el 21? E-eso... -Exclamó el policial -. Eso no es un crimen normal... Es un genocidio!
-No necesitamos tu opinión -Una voz grave lo silenció con sus palabras-. Tan solo nos das información. Después de todo, no queremos encontrarnos con ese tipo antes de la operación.
-¡Tranquilo jefe, si nos da la orden, yo y Nobunaga podríamos encargarnos!-Gritó una voz barbarica.
-No. Al menos no ahora. Pero puedo pensarlo. Tal vez sea de ayuda.
-¿Enserio pensarás su idea, jefe?
No podía esperar más. Puse mi mano en mi bolsillo, sacando mi pistola que siempre traigo. No tenía intenciones de pedir ayuda, o alguna retirada para agruparme con la policía.
Simplemente, todo el ruido se silenció para mí. Aunque ellos gritaban y hablaban ruidosamente, casi en una discusión, para mí, estaba todo en blanco.
Me presenté, saliendo de mi escondite. Mi mirada se presentó únicamente en el hombre que poseía un libro. Su imagen nunca se borró de mi.
Apunté mi pistola, y comencé a dispararlo. Para ese momento, todos sabían que estaba ahí. El policia se escondió en una esquina cercana a la mía. Mientras yo los disparaba, ya que todos se encontraban en el mismo lado de la habitación.
Mis disparos se concentraban en el jefe, y cuando el disparo letal estaba en camino a su cabeza, fue bloqueado por un individuo gigante. ¿2 metros? No tenía ni idea.
Recibió el disparo a coste de su vida, cayendo lentamente al piso. Un hombre, que vestía ropa japonesa con una espada, gritó su nombre.
-¡Uvogin!-Su voz se quebraba.
Yo seguía disparando, y ellos parecían haberse quedado en pausa. Él dió unos pasos hacia adelante.
-Teniamos que haberlo matado -Dió una tenebrosa mirada, con claras intenciones de asesinarme cueste lo que cueste.
Blandió su espada. Todos los demás miembros se quedaron quietos, no querían acercarse a atacarme ni a ayudarlo.
-Este combate será entre tu y yo. Una pistola contra una espada.
Ese hombre quería morir. Pensándolo mejor, corría peligro de recibir un corte mortal por la estrecha sala.
Corrió, del cadáver de él tal Uvogin, hacia mi. Apunté con mucha decisión mi pistola y comencé a dispararlo. Sus movimientos eran impresionantes. Las balas que no esquivaba, las bloqueaba con su espada.
-¡Ustedes escapen! ¡Yo lo retengo! -Gritó a sus compañeros, los cuales negaban.
El jefe pareció cerrar sus ojos y pensar sus posibilidades.
-Confió en ti, Nobunaga -El jefe cerró el libro-. Ya sabes dónde estaremos. Vuelve vivo.
Todo el grupo se fue a regañadientes, dejando atrás a ese tipo con katana. Cuando se fueron de la sala, solo quedamos yo, él, y el policial que mantenía su distancia, y parecía estar llamando a la policía.
-Volveré con la cabeza de este tipo y enterraré a Uvo.
El pensamiento común era que solo tenía que esperar a que llegaran los policías. Pero yo quería asestarle un disparo mortal.
En esa pelea, él movía su katana rápidamente para bloquear mis balas, aprovechando los momentos en los que yo recargaba mis balas para atacar. En esos momentos yo mantenía mucha distancia. Viendo lo afilada que estaba, podría cortarme la cabeza sin problema.
Fueron 3 minutos, tres largos minutos exhaustivos y dolorosos. A veces recibía patadas, o golpes con mango. Mi prioridad era esquivar los cortes.
Fue entonces, que ví la oportunidad. Por una equivocacion, atacó antes de tiempo. Con una bala faltante, lo disparé en el pecho cuando extendió su katana.
Él miró su herida, luego me miró a mi, y sus cansados ojos empezaron a cerrarse. Cayó estrepitosamente, cerca del anterior cadáver.
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N/A
Se vienen muertes😈
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Chrollo Lucifer:V
Nobunaga Hazama:M
Feitan Portor:V
Machi Komachine:V
Phinks Magkab:V
Franklin Bordeaux:V
Shizuku Murasaki:V
Bonolenov Ndongo:V
Hisoka Morrow:V
Shalnark:V
Pakunoda:V
Uvogin:MV: Vivo. M: Muerto
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//𝔇𝔬𝔠𝔱𝔬𝔯 𝔭𝔢𝔯𝔰𝔬𝔫𝔞𝔩//(LeoPika)
Fiksi PenggemarKurapika, un detective que busca sin descanso a la Brigada Fantasma se dirige a Endless Winters, dónde conoce a un medico que insiste por su salud. • • • • • >Leopika. >AU moderno. >BL. >Violencia.