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—¡Tenemos mucho trabajo que hacer!

Taehyung suspiró, apoyando la barbilla en el dorso de su mano. El profesor Donnelley golpeaba la pizarra con los nudillos esperando que la clase le prestara atención y se calmara de una vez, pero, bueno. Era difícil.

—Tenemos mucho trabajo por delante —repitió—. Ya habían pasado los exámenes, pero debido a la tormenta de nieve nos hemos retrasado una unidad entera, y es absolutamente necesario que terminen noveno grado con todos los contenidos aprendidos. La profesora Sheridan no les tendrá tanta paciencia como yo.

Taehyung reprimió un escalofrío. Había oído historias horribles sobre la señora Sheridan, la mayoría de ellas terminando en un abominable "saqué una B en el examen". Taehyung necesitaba puras A's o ya podría despedirse de la universidad de sus sueños con un beso en la mejilla.

Golpeteó la punta de su lápiz en una nueva página de su cuaderno, dispuesto a aprender. Las temidas integrales habían quedado atrás por ahora; él y Jeongguk habían sido la única pareja capaz de resolver todos y cada uno de los ejercicios. Bueno, todos menos el último.

Taehyung calculó que había perdido más de cincuenta horas sólo la semana pasada intentando resolverlo. Incluso había seguido a Jeongguk para preguntarle si él había tenido suerte con el endemoniado ejercicio, pero para su sorpresa, hasta él tenía problemas para encontrar el resultado.

Así que acabaron por entregar el proyecto con esa última actividad sin resolver, tremendamente decepcionado consigo mismo por no haber sido capaz. Claro que después el profesor Donnelly había anunciado a la clase que era un ejercicio imposible de resolver, pero igual.

Taehyung no sabía cómo sentirse al respecto.

Pero entonces llegaron las vacaciones de invierno y se olvidó completamente del suceso, demasiado ocupado con las fiestas de fin de año, y su cumpleaños, y los preparativos para comenzar por fin con los exámenes de admisión a la universidad.

Y, por encima de todo, Spider-Man le había visitado otra vez.

Se había estado pasando por su habitación por las noches casi una vez por semana, de hecho, e incluso había ayudado a Taehyung a estudiar para sus exámenes mientras estaba de paso. Al parecer, Spider-Man tenía un don oculto para las matemáticas de noveno grado (aunque tampoco había podido resolver el problema irresoluble).

Cuando él estaba de visita, sin importar que fuera por media hora como mucho, Taehyung seguía sintiendo esa misma emoción vertiginosa en la boca de su estómago que sintió durante la primera vez. Spider-Man era un adolescene normal como cualquier niño de su clase, pero también era un superhéroe. Uno guapo, y talentoso, e increíble, y graciosísimo, y, y, y...

Taehyung no se había quedado sin preguntas acerca de sus poderes, ni mucho menos, pero afortunadamente, Spider-Man tampoco se había quedado sin respuestas para él.

Aunque también solían hablar sobre Taehyung. Sobre su vida, el cómo quería ser un cirujano de alto nivel y ayudar a cualquiera que lo necesitara, cuán fascinado estaba por el Club Forense y cómo le divertían los debates que tenía con su padre acerca de la última polémica de Spider-Man en la primera plana del periódico.

Le preocupaba un poquitín estar aburriendo a Spidey con sus cosas que no estaban ni cerca de ser tan interesantes como lo que debía de ser el día a día de un superhéroe en Nueva York, y se lo había confesado en la cuarta o quinta visita, en un susurro, escondiéndose bajo las sábanas. Pero Spider-Man se había limitado a sonreír al oír la preocupación en su voz.

Taehyung estaba seguro de que estaba enamorado de esa sonrisa.

—Es agradable —Spider-Man le había dicho—. No tengo muchos amigos ni familia, así que me gusta oír hablar de ti y los tuyos.

DNA ✧ KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora